"Para llegar a una auto-investigación verdadera hemos de tener claro cómo difiere ésta de otros tipos de investigación. Nuestras preguntas de cada día presuponen, naturalmente, que las respuestas van a significar algo para nosotros, que estarán relacionadas con nuestra experiencia, con nuestra memoria. Estas preguntas suponen un centro de referencia, un “yo” que pueda comparar e interpretar. La presunción de una respuesta al nivel de la pregunta es perfectamente válida en el mundo de referencia donde la comparación y la memoria son herramientas esenciales. Así es como nos comunicamos verbalmente. Pero, cuando preguntamos “¿Quién soy yo?” estamos cuestionando este centro de referencia, cuestionando al cuestionador y, obviamente, lo que en cuestión se halla no puede dar una respuesta. En este terreno de investigación, la memoria no desempeña papel alguno, ya que, ¿qué hay que se pueda comparar con el yo o con la Vida? No podemos salirnos de ellos. Somos ellos. De este modo nos vemos conducidos a una parada sin tener a dónde ir. Sencillamente no sabemos. Es posible pasarse toda la vida suspendido aquí, en los límites del concepto donde se encontró el propio Kant pero, lo que para el filósofo es el final de la investigación, para el buscador de la verdad es tan sólo el comienzo. Porque éste es el momento en que, guiado por un presentimiento de la respuesta, uno pasa de la investigación espiritual a lo que podría llamarse la búsqueda sagrada, que es la respuesta." Jean Klein (¿Quién soy yo?)
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