"Mientras que la palabra “alma” tiene un significado más o menos amplio, según como se utilice, e incluya a veces no sólo la forma incorpórea del individuo, sino también el espíritu supraformal inherente a ella, la psique en cambio, es claramente la forma “sutil”* no físicamente limitada, sino determinada por el modo de ser subjetivo propio de la criatura. Para poder “situar” este modo de ser en su justo lugar, será preciso referirse al esquema cosmológico que representa los diversos grados de la existencia en forma de círculos o esferas concéntricas. Este esquema, que podría concebirse como una ampliación simbólica de la concepción geocéntrica del universo visible, hace coincidir simbólicamente al mundo corpóreo con la tierra; en torno a este centro se extiende la esfera —o las esferas— del mundo sutil o psíquico, que a su vez está englobado por la esfera del Espíritu puro. Desde luego, esta imagen está limitada por su carácter espacial, aunque expresa muy bien las relaciones existentes entre estos diversos estados: cada una de las esferas se presenta, tomada independientemente, como una entidad perfectamente homogénea, mientras que desde el “punto de vista” de la esfera inmediatamente superior no es más que su contenido. Así, el mundo físico, considerado desde su propio plano, no tiene en cuenta al psíquico, del mismo modo que éste no tiene en cuenta el mundo supraformal del espíritu, pues sólo capta lo que tiene forma. Por otra parte, cada uno de los mundos citados es conocido por el mundo que lo engloba: sin el “trasfondo” inmutable y supraformal del Espíritu, las realidades psíquicas no se presentarían como “formas”, y sin el alma inherente a las facultades sensibles no podría captarse el mundo corpóreo." Titus Burckhardt
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