Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

lunes, 16 de julio de 2018

Sobre la pureza de intención, del Mawadd al-Gayziya del shayj al-Alawi

-103- «Sin la pureza de intención (ijlāṣ) y la atención interior (murāqaba) las obras quedan incompletas» Y añade una de las ḥikam de Ibn ‛Atā` Allāh: «Las obras son formas establecidas, su espíritu es la pureza de intención que hay en ellas.»1 Las obras, sin pureza de intención ni atención interior, no valen para nada, incluso traen consecuencias negativas al que las realiza. ¡Sin pureza de intención más le vale que prescinda de realizar obras que sólo le cansan y agobian! Dios no acepta las buenas obras de quien Le asocia algo; prefiere una pequeñísima obra que brota del corazón, con su correspondiente esfuerzo, más que montañas de obras sin pureza de intención. Hay diferentes grados de pureza de intención; el más noble es el de quien no espera recompensa por las obras. Se cuenta que Jesús –Dios colme de bendición y de paz– pasó junto a un grupo de hombres consagrados a la adoración de tal modo que parecían odres viejos, y les preguntó: –¿Qué hacéis? –Adoramos a Dios–, respondieron. –¿Por qué Le adoráis así? –Porque nos ha hecho temer el fuego del Infierno–, contestaron. –Qué Dios os salve de aquello que teméis–, les dijo y siguió su camino. Luego vio a otros aún más entregados a Dios y les hizo la misma pregunta. –Dios nos ha hecho desear el Paraíso y lo que ha prometido a Sus elegidos, y tratamos de lograrlo–, respondieron. –Que Dios os conceda lo que esperáis de Él–, les dijo, y pasó de largo. Vio un tercer grupo también consagrado a Dios. –Amamos a Dios, no Le adoramos ni por temor al Infierno ni por deseo del Paraíso, sino por simple amor y veneración por Su Majestad–, respondieron estos terceros. –Sois los verdaderos elegidos de Dios –les dijo–, aquellos con los que Él me ha ordenado permanecer–, y con ellos permaneció. En otra versión se cuenta que les dijo: «Teméis algo creado» a los primeros, «Deseáis algo creado» a los segundos y «Vosotros sois los próximos» a los terceros. Que bien lo expresan estas palabras: ¡Cuántos son los que cruzan el desierto, Pero pocos los que han alcanzado el cielo! Tienen los elegidos un signo en su rostro Que no verás en ningún otro. Abū Hazām al-Madanī –Dios esté satisfecho de él– decía: «Me avergüenza adorar a mi Señor por temor al castigo. Sería como un mal esclavo que solo trabaja cuando se le amenaza. También me avergüenza esperar una recompensa, pues sería como el asalariado que sólo trabaja si se le paga. Sólo Te adoro por amor.»2 ¡Cuántos son los que obran bien, pero qué pocos lo hacen desinteresádamente! Si falta la pureza de intención es por la falta de atención interior, porque si el hombre estuviese atento a Dios, no podría faltarle esa pureza de intención por su visión de Aquél que le hace actuar. Aunque su visión fuera sólo por certeza (ayqān) y no directa (‛ayan) –tal como indica el hadiz: “adora a Dios como si Le vieras”–, no faltaría el ijlāṣ en sus obras. Pero sin esa atención interior es improbable que exista pureza de intención, porque uno actúa sin tener en cuenta al Autor; se desconoce a sí mismo, a sus obras y al objetivo de estas. El ‛ārif, siempre consciente de la Grandeza divina, se ha liberado de todo lo que perturbe su dedicación exclusiva a Él. Le preguntaron a Ma‛arūf al-Karjī –Dios esté satisfecho de él– qué fue lo que le condujo a consagrarse a Dios y a apartarse de la gente. Él calló –¿Fue pensar en la muerte?–, insinuaron. –¿Qué puede significar la muerte?–, respondió. –Entonces ¿fueron los sufrimientos de ultratumba? –¿Qué significa la tumba? –Sería quizás el temor del Infierno y el deseo del Paraíso–, insistieron. –¿¡Qué significa todo eso!? Si amas a Quien controla todo prescindes, por Él, de eso mismo. Si entre ambos se establece un conocimiento, te sobra todo lo demás–, contestó. En unos versos dije: Pasan por la existencia ajenos a todo, No tienen miedo ni deseo por nada, Están siempre junto a Dios Y Él es su único objetivo. Mira la pureza de su servidumbre Y su resolución por llegar hasta el Fin. Lo que se dice sobre el ijlās se resume en este versículo: Sólo se les ordenó consagrarse al culto de Dios con absoluta pureza (98: 5), y en el ḥadiz qudsī: “No quiero nada que se Me asocie. Quien obra por algo que no sea sólo Yo, no Me interesa”. ¿Acaso no pertenece a Dios la religión pura? (39: 3). 1Ibn ‛Atā`Allāh, Ḥikam, 10. 2Esta cita se encuentra en Abū Nu‛aym, Ḥilyat al-awliyā`, III vol. p. 279 - Artículo*: sidnur - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas y Fuengirola, MIJAS NATURAL *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
-103- «Sin la pureza de intención (ijlāṣ) y la atención interior (murāqaba) las obras quedan incompletas» Y añade una de las ḥikam de Ibn ‛Atā` Allāh: «Las obras son formas establecidas, su espírit…

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