-103- «Sin la pureza de intención (ijlāṣ) y la atención interior (murāqaba) las obras quedan incompletas» Y añade una de las ḥikam de Ibn ‛Atā` Allāh: «Las obras son formas establecidas, su espíritu es la pureza de intención que hay en ellas.»1 Las obras, sin pureza de intención ni atención interior, no valen para nada, incluso traen consecuencias negativas al que las realiza. ¡Sin pureza de intención más le vale que prescinda de realizar obras que sólo le cansan y agobian! Dios no acepta las buenas obras de quien Le asocia algo; prefiere una pequeñísima obra que brota del corazón, con su correspondiente esfuerzo, más que montañas de obras sin pureza de intención. Hay diferentes grados de pureza de intención; el más noble es el de quien no espera recompensa por las obras. Se cuenta que Jesús –Dios colme de bendición y de paz– pasó junto a un grupo de hombres consagrados a la adoración de tal modo que parecían odres viejos, y les preguntó: –¿Qué hacéis? –Adoramos a Dios–, respondieron. –¿Por qué Le adoráis así? –Porque nos ha hecho temer el fuego del Infierno–, contestaron. –Qué Dios os salve de aquello que teméis–, les dijo y siguió su camino. Luego vio a otros aún más entregados a Dios y les hizo la misma pregunta. –Dios nos ha hecho desear el Paraíso y lo que ha prometido a Sus elegidos, y tratamos de lograrlo–, respondieron. –Que Dios os conceda lo que esperáis de Él–, les dijo, y pasó de largo. Vio un tercer grupo también consagrado a Dios. –Amamos a Dios, no Le adoramos ni por temor al Infierno ni por deseo del Paraíso, sino por simple amor y veneración por Su Majestad–, respondieron estos terceros. –Sois los verdaderos elegidos de Dios –les dijo–, aquellos con los que Él me ha ordenado permanecer–, y con ellos permaneció. En otra versión se cuenta que les dijo: «Teméis algo creado» a los primeros, «Deseáis algo creado» a los segundos y «Vosotros sois los próximos» a los terceros. Que bien lo expresan estas palabras: ¡Cuántos son los que cruzan el desierto, Pero pocos los que han alcanzado el cielo! Tienen los elegidos un signo en su rostro Que no verás en ningún otro. Abū Hazām al-Madanī –Dios esté satisfecho de él– decía: «Me avergüenza adorar a mi Señor por temor al castigo. Sería como un mal esclavo que solo trabaja cuando se le amenaza. También me avergüenza esperar una recompensa, pues sería como el asalariado que sólo trabaja si se le paga. Sólo Te adoro por amor.»2 ¡Cuántos son los que obran bien, pero qué pocos lo hacen desinteresádamente! Si falta la pureza de intención es por la falta de atención interior, porque si el hombre estuviese atento a Dios, no podría faltarle esa pureza de intención por su visión de Aquél que le hace actuar. Aunque su visión fuera sólo por certeza (ayqān) y no directa (‛ayan) –tal como indica el hadiz: “adora a Dios como si Le vieras”–, no faltaría el ijlāṣ en sus obras. Pero sin esa atención interior es improbable que exista pureza de intención, porque uno actúa sin tener en cuenta al Autor; se desconoce a sí mismo, a sus obras y al objetivo de estas. El ‛ārif, siempre consciente de la Grandeza divina, se ha liberado de todo lo que perturbe su dedicación exclusiva a Él. Le preguntaron a Ma‛arūf al-Karjī –Dios esté satisfecho de él– qué fue lo que le condujo a consagrarse a Dios y a apartarse de la gente. Él calló –¿Fue pensar en la muerte?–, insinuaron. –¿Qué puede significar la muerte?–, respondió. –Entonces ¿fueron los sufrimientos de ultratumba? –¿Qué significa la tumba? –Sería quizás el temor del Infierno y el deseo del Paraíso–, insistieron. –¿¡Qué significa todo eso!? Si amas a Quien controla todo prescindes, por Él, de eso mismo. Si entre ambos se establece un conocimiento, te sobra todo lo demás–, contestó. En unos versos dije: Pasan por la existencia ajenos a todo, No tienen miedo ni deseo por nada, Están siempre junto a Dios Y Él es su único objetivo. Mira la pureza de su servidumbre Y su resolución por llegar hasta el Fin. Lo que se dice sobre el ijlās se resume en este versículo: Sólo se les ordenó consagrarse al culto de Dios con absoluta pureza (98: 5), y en el ḥadiz qudsī: “No quiero nada que se Me asocie. Quien obra por algo que no sea sólo Yo, no Me interesa”. ¿Acaso no pertenece a Dios la religión pura? (39: 3). 1Ibn ‛Atā`Allāh, Ḥikam, 10. 2Esta cita se encuentra en Abū Nu‛aym, Ḥilyat al-awliyā`, III vol. p. 279 - Artículo*: sidnur - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas y Fuengirola, MIJAS NATURAL *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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