Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

domingo, 30 de junio de 2019

¡Qué m... de extrema izquierda! FORJA 038

"¡Qué m... de país!" es un programa de análisis filosófico que aborda algunas de las problemáticas históricas que dan forma a nuestro presente: España como sociedad política en crisis, ¿cómo, por qué y en beneficio de qué o de quiénes? APOYO AL CANAL: * ................................ https://ift.tt/2JdPyli DONACIONES: *.................................info@palomapajaro.es ​ Puedes consultar todos los vídeos y los guiones originales en nuestra WEB: *...................................https://ift.tt/2Xk00kU ​ ​ Estamos en: Twitter: *...................... https://twitter.com/fortunayjacinta Facebook: *.................https://ift.tt/2Jl9CSy ​ ​ La web de Paloma Pájaro (creadora de "Fortunata y Jacinta"): *..................................​https://ift.tt/2Xg1cFX #extrema izquierda #filosofía #GustavoBueno #comunismo #anarquismo #Putin #Podemos #leyendanegra #HistoriaEspaña #Juegodetronos - Artículo*: Fortunata y Jacinta - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
"¡Qué m... de país!" es un programa de análisis filosófico que aborda algunas de las problemáticas históricas que dan forma a nuestro presente: España como s...

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Escolios a un texto implícito 21 (Nicolás Gómez Dávila)

— País sobrepoblado es aquel donde todo ciudadano es prácticamente anónimo. — El ritualismo es el protector discreto de la espiritualidad. — Una nube de incienso vale mil sermones. — Racionalizar el dogma, ablandar la moral, simplificar el rito, no facilitan el acercamiento del incrédulo sino el acercamiento al incrédulo. — La gente nace cada día más apta a encajar perfectamente en estadísticas. — El discurso continuo tiende a ocultar las roturas del ser. El fragmento es expresión del pensamiento honrado. — El cristianismo completa el paganismo agregando al temor a lo divino la confianza en Dios. — Nada más ominoso que el entusiasmo del siglo XIX por la “unidad”, la “solidaridad”, la ”unanimidad”, de la especie humana. Esbozos sentimentales del totalitarismo contemporáneo. — Problema que no sea económico no parece digno, en nuestro tiempo, de ocupar a un ciudadano serio. — La gente admira al que no se queja de sus males, porque la exime del deber de compadecerlo. — En las épocas de plena libertad la indiferencia a la verdad crece tanto que nadie se toma el trabajo de conformar una verdad o de refutarla. — Hay que apreciar los lugares comunes y despreciar los lugares de moda. — Solemos compartir con nuestros predecesores más opiniones que caminos de llegar a ellas. — Toda inteligencia llega a un punto donde cree que camina sin avanzar un paso. — Lo contrario de lo absurdo no es la razón sino la dicha. — La decadencia vuelve amables muchas cosas. — Los períodos de estabilidad política son períodos de estabilidad religiosa. — El hombre recobra en la soledad aliento para vivir. — La humanidad no oye con júbilo sino las invitaciones catastróficas. — La madurez consiste en caminar por vías trilladas con paso inconfundible. — Lo que deja de pensarse cualitativamente para pensarse cuantitativamente deja de pensarse significativamente. — Una idea extravagante se vuelve ridícula cuando varios la comparten. O se camina con todos, o se camina solo. Nunca debe caminarse en grupo. — Detrás de la “voluntad de todos” se asoma la “voluntad general”. “Voluntad” que no es volición, en realidad, sino programa. Programa de un partido. — Al despojarse de la túnica cristiana y de la toga clásica, no queda del europeo sino un bárbaro pálido. — Las dos más insufribles retóricas son la retórica religiosa y la retórica de la crítica de arte. — Las concesiones al adversario llenan de admiración al imbécil. — La única pretensión que tengo es la de no haber escrito un libro lineal, sino un libro concéntrico. — Las verdades no se contradicen sino cuando se desordenan. — Las imposibilidades estéticas de una época no provienen de factores sociales, sino de censores internos. — El demócrata cambia de método en las ciencias humanas cuando alguna conclusión lo incomoda. — La mente del marxista se fosiliza con el tiempo; la del izquierdista se vuelve esponjosa y blanda. — En materia importante no se puede demostrar, sino mostrar. — La distinción entre uso científico y uso emotivo del lenguaje no es científica sino emotiva. Se utiliza para desacreditar tesis que incomodan al moderno. — El escritor moderno olvida que tan sólo la alusión a los gestos del amor capta su esencia. — El enemigo de una civilización es menos el adversario externo que el interno desgaste. — Los errores políticos que más obviamente podrían evitarse son los que más frecuentemente se cometen. — En reiterar los viejos lugares comunes consiste la tarea propiamente civilizadora. — La verosimilitud es la tentación en que más fácilmente cae el historiador aficionado. — La soledad nos enseña a ser intelectualmente más honestos, pero nos induce a ser intelectualmente menos corteses. — Se acostumbra pregonar derechos para poder violar deberes. — La diferencia entre “orgánico” y “mecánico”, en los hechos sociales es moral: lo “orgánico” resulta de innúmeros actos humildes; lo “mecánico” resulta de un acto decisorio de soberbia. — La idea peligrosa no es la falsa, sino la parcialmente correcta. — El escritor que no se empeña en convencernos nos hace perder menos tiempo, y a veces nos convence. — La relatividad del gusto es disculpa que adoptan las épocas que lo tienen malo. — No siempre distinguimos lo que hiere nuestra delicadeza de lo que irrita nuestra envidia. — Cuando el clima intelectual donde algo acontece carece de originalidad, el acontecimiento sólo tiene interés para los que concierne físicamente. — La historia parece reducirse a dos períodos alternos: súbita experiencia religiosa que propaga un tipo humano nuevo; lento proceso de desmantelamiento del tipo. — El moderno no tiene vida interior: apenas conflictos internos. — Donde no hay huellas de vieja caridad cristiana, hasta la más pura cortesía tiene algo frío, hipócrita, duro. — No les demos a las opiniones estúpidas el placer de escandalizarnos. — Los reaccionarios les procuramos a los bobos el placer de sentirse atrevidos pensadores de vanguardia. — El derrotado no debe consolarse con las posibles retaliaciones de la historia, sino con la nuda excelencia de su causa. — Cuando apuntamos alto no hay público capaz de saber si acertamos. — La historia de los géneros literarios admite explicaciones sociológicas. La historia de las obras no las admite. — La única superioridad que no peligra encontrar una superioridad nueva que la eclipse es la del estilo. — La decisión que no sea un poco demente no merece respeto. — Lo difícil no es creer o dudar — en cualquier campo— sino medir la proporción exacta de nuestra auténtica fe o de nuestra auténtica duda. — Nada que se pueda sumar tiene fin que colme. Lo importante es inconmensurable plenitud. — Quien viva largos años asiste a la derrota de su causa. — Los factores habituales de la historia no bastan para explicar la aparición de nuevas mentalidades colectivas. Conviene introducir en historia la noción misteriosa de mutación. — A hacer lo que vale sólo debemos invitar en vista de que lo vale. El bien por el bien, la verdad por la verdad, el arte por el arte. — Para renovar no es necesario contradecir, basta profundizar. — El liberal se equivoca siempre porque no distingue entre las consecuencias que atribuye a sus propósitos y las consecuencias que sus propósitos efectivamente encierran. — “Pertenecer a una generación”, más que necesidad, es decisión que toman mentes gregarias. — Pretender que el cristianismo no haga exigencias absurdas es pedirle que renuncie a las exigencias que conmueven nuestro corazón. — Abundan los que se creen enemigos de Dios y sólo alcanzan a serlo del sacristán. — El hombre común vive entre fantasmas, tan sólo el solitario circula entre realidades. — Reemplazar la percepción sensorial concreta del objeto por su construcción intelectual abstracta le hace ganar el mundo al hombre y perder el alma. — Sólo lo inesperado satisface plenamente. — La ley es el método más fácil de ejercer la tiranía. — Los textos reaccionarios les perecen obsoletos a los contemporáneos y de una actualidad sorprendente a la posteridad. — Cada una de las sucesivas ortodoxias de una ciencia le parecen verdad definitiva al discípulo. — Todo lo físicamente posible le parece pronto al moderno plausible moralmente. — El buen libro de ayer no le parece malo sino al ignorante; en cambio, el libro mediocre de hoy puede parecerle bueno hasta a un hombre culto. — Toda metafísica tiene que trabajar con metáforas, y casi todas acaban trabajando sólo sobre metáforas. — Las épocas de liberación sexual reducen a unos pocos gritos espasmódicos las ricas modulaciones de la sensualidad humana. — La existencia de la obra de arte demuestra que el mundo tiene significado. Aun cuando no diga cuál. — Sólo la contemplación de lo inmediato nos salva del tedio en este incomprensible universo. — El peso de este mundo sólo se puede soportar postrado de hinojos. — Los filósofos suelen influir más con lo que parecen haber dicho que con lo que en verdad dijeron. — Las soluciones en filosofía son el disfraz de nuevos problemas. — El sentido común es casa paterna a la cual la filosofía regresa, cíclicamente, desmirriada y flaca. — Nada patentiza tanto los límites de la ciencia como las opiniones del científico sobre cualquier tema que no sea estrictamente de su profesión. — El hombre actual no admira sino los textos histéricos. — El hombre compensa la solidez de los edificios que levanta con la fragilidad de los cimientos sobre los cuales los construye. — Pensamiento valiente y atrevido es el que no rehuye el lugar común. — No es donde las alusiones mitológicas cesan donde la huella griega se borra, es donde los límites de lo humano se olvidan. — Para detestar las revoluciones el hombre inteligente no espera que comiencen las matanzas. — El prójimo nos irrita porque nos parece parodia de nuestros defectos. — Una sociedad comunista se paraliza pronto intelectualmente en un terrorismo recíproco. — Indicios de civilización sólo son la claridad, la lucidez, el orden, los buenos modales, de la prosa cotidiana. — El moderno ignora la positividad del silencio. Ignora que son muchas las cosas de las cuales no se puede hablar sin deformarlas automáticamente. — Toda clasificación estricta de un hecho histórico lo adultera. — La atomización de la sociedad deriva de la organización moderna del trabajo: donde nadie sabe concretamente para quien trabaja, ni quién concretamente trabaja para él. — Clásico castellano significa, salvo excepciones, libro ilegible. — Lo más notorio en toda empresa moderna es la discrepancia entre la inmensidad y la complicación del aparato técnico y la insignificancia del producto final. — Cuando termine su “ascenso”, la humanidad encontrará al tedio esperándola sentado en la más alta cima. — El subjetivismo es la garantía que el hombre se inventa cuando deja de creer en Dios. — La permanente posibilidad de iniciar series causales es lo que llamamos persona. — El libro que no escandalice un poco al experto no tiene razón de existir. — Los dos polos son el individuo y Dios: los dos antagonistas son Dios y el Hombre. — La mayoría de las civilizaciones no han legado más que un estrato de detritos entre dos estratos de cenizas. — No confundamos el estrato específico del misterio con el estrato de lo inexplicable. Que puede ser meramente el de lo inexplicado. — Sin previa carrera de historiador no debiera ser lícito especializarse en ciencias humanas. — Del gran filósofo sólo sobreviven los aciertos: del filósofo subalterno sólo sobrenadan los errores. — Las únicas metas que se les han ocurrido a los filósofos fijarle a la historia humana son todas tediosas o siniestras. — La libertad embriaga al hombre como símbolo de independencia de Dios. — Si la coyuntura no lo constriñe, no hay judío radicalmente de izquierda. El pueblo que descubrió el absolutismo divino no pacta con el absolutismo del hombre. — No es la vaga noción de “servicio” lo que merece respeto, sino la concreta noción de “servidor”. — Hay algo definitivamente vil en el que no admite sino iguales, en el que no se busca afanosamente superiores. — Aun cuando no pueda ser acto de la razón la opción debe ser acto de la inteligencia. No hay opciones constrictivamente demostrables, pero hay opciones estúpidas. — Donde desaparece hasta el vestigio de nexos feudales, la creciente soledad social del individuo y su creciente desamparo lo funden pronto en masa totalitaria. — Las tesis que el marxista “refuta» resucitan intactas a su espalda. — Las “libertades” son recintos sociales en los cuales el individuo se puede mover sin coacción alguna; la “Libertad”, en cambio, es principio metafísico en nombre del cual una secta pretende imponer a los demás sus ideales de conducta. — Cuando el tirano es la ley anónima, el moderno se cree libre. — Pocas ideas no palidecen ante una mirada fija. — Una mayor capacidad de matar es el criterio de “progreso” entre dos pueblos o dos épocas. — Criticar un presente en nombre de un pasado puede ser vano, pero haberlo criticado en nombre de un futuro suele resultar ridículo cuando ese futuro llega. — El mundo se llena de contradicciones cuando olvidamos que las cosas tiene rango. — El “arte moderno” parece aún vivo porque no ha sido reemplazado, no porque no haya muerto. — La raíz del pensamiento reaccionario no es la desconfianza en la razón sino la desconfianza en la voluntad. — Hasta fines del XVIII, lo que el hombre agregaba a la naturaleza acrecentaba su hermosura. Lo que agrega desde entonces la destruye. — Nada podemos edificar sobre la bondad del hombre, pero sólo podemos edificar con ella. — Después de resolver un problema, la humanidad se imagina hallar en soluciones análogas la clave de todos. Toda solución auténtica arrastra un cortejo de soluciones grotescas. — Sobre la naturaleza de las cosas sólo el vencido llega a poseer ideas sanas. — El buen gusto aprendido resulta de peor gusto que el mal gusto espontáneo. — Entre el escepticismo y la fe hay ciertas connivencias: ambos minan la presunción humana. — Frente a las diversas “culturas” hay dos actitudes simétricamente erróneas: no admitir sino un solo patrón cultural: conceder a todos los patrones idéntico rango. Ni el imperialismo petulante del historiador europeo de ayer; ni el relativismo vergonzante del actual. — La tentación del eclesiástico es la de transportar las aguas de la religión en el cedazo de la teología. — Basta contraponerla a un error nuevo para que la verdad envejecida recobre su frescura. — La historia exhibe demasiados cadáveres inútiles para que sea posible atribuirle finalidad alguna. — Sin talento literario el historiador falsifica inevitablemente la historia. — Hay ignorancias que enriquecen la mente y conocimientos que la empobrecen. — La máquina moderna es más compleja cada día, y el hombre moderno cada día más elemental. — Reivindicaciones económicas, hostilidad entre clases sociales, discrepancias religiosas, suelen ser meros pretextos de un apetito instintivo de conflicto. - Artículo*: Zurraquín - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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Mariología cristocéntrica (Jean Meyendorff)

La Madre de Dios. Introduction a l’etude de Grégoire Palamas. Deuxième Partie VI Jean Meyendorff Patrística Sorbonensia Ed. Seuil 1959 El pensamiento de Gregorio concerniente a María se inspira en la contemplación extremadamente realista de la Maternidad Divina, expresada por el dogma de Éfeso; la Encarnación del Verbo fue hecha en ella y por ella: la persona de Cristo es, por tanto, inseparable de la de su Madre. Cuando Palamas, siguiendo la tradición patrística y sobre todo litúrgica, se aplica a esta última los últimos calificativos que, bíblicamente, parecen reservados a Cristo, no tiene en mente la persona de María individualmente y, por así decirlo, estáticamente, sino la que “engendra a Dios”. Para el doctor hesicasta, como para toda la tradición de la Iglesia, la "mariología" es sólo un aspecto particular y necesario de una cristología ortodoxa que afirma a la vez la plena divinidad como la plena humanidad de Cristo: sin María, su unión no habría podido ser realizada en la persona de Jesús...... Así pues, la Madre de Dios es “la fuente y la raíz de la raza de la libertad 27"; su cuerpo - templo de Dios- es la medicina que salvó a nuestra raza 28"; "sola, colocándose entre Dios y la toda raza humana hombre, hizo de Dios un hijo del hombre y transformó a los hombres en hijos de Dios 29"; "esta Virgen- Madre 25. Encomion, col. 567 A. 26. Hom. 37, col. 460 D. 27. Hom. 14, col. 169 C. 28. Hom. 37, col. 464 D. 29. Ibíd., col. 465 A; cf. Hom. 53, ed. OIKOMONOS, p. 136. Es la única en encontrarse en los límites de las naturalezas creadas e increads, y los que conocen a Dios también reconocerán en ella el habitáculo del infinito 30"; es de ella que "los santos reciben toda su santidad 31"; "nadie puede acercarse a Dios si no es por medio de ella..., ya que fue a través de su único intermediario que vino a nosotros, que él apareció en la tierra y vivió entre los hombres 32; encontrándose así en el centro de la historia de la salvación, la Virgen es "la causa de los acontecimientos anteriores, el jefe de fila de los acontecimientos posteriores y la distribuidora de bienes eternos; ella es el pensamiento de los profetas, el jefe de los apóstoles, el sostén de los mártires, el fundamento de los doctores ..., es la cumbre y el cumplimiento de todo lo que es santo 33; "toda la Escritura divinamente inspirada fue escrita a causa de la Virgen que engendró Dios 34 “. Disfrutó del privilegio especial de ver a la primera a Jesús Resucitado..... 35. El templo de Jerusalén fue el tipo de María, porque ella es el verdadero "lugar de Dios 36", el verdadero trono del Señor, "porque allí se sienta el Rey, allí está el trono 37"; es ella es el receptáculo del tesoro que Dios concedió a los hombres 38, la pinza usada por los Serafines para tomar el carbón que tocó la boca del profeta Isaías, prefigurando la Encarnación.... 39. Los epítetos dirigidos así a María, a pesar de su carácter retórico o lírico, todos se relacionan con su papel en la Encarnación; todos ellos se relacionan con su papel en la Encarnación; todos se relacionan con su papel en la Encarnación, no constituyen por lo tanto un ataque al culto único rendido a Dios, sino que por el contrario son testigos de un cristocentrismo extremo en la piedad y en la concepción de la historia: la veneración rendida a la Madre, de hecho, se dirige, en efecto, al Dios-Hombre que ella dio a luz. Es, en efecto, cuando consideramos esta veneración fuera del concepto preciso de la Maternidad divina cuando se sale fuera del dominio bíblico y tradicional...... 30. Rom. 14, col. 177 A; cf. Hom. 53, 4d. O1noioios, p. 156, 162; Hom. 37, col. 473 A. 31. Rom. 37, col. 461 A. 32. Ibid. col. 472 BC. 33. Rom. 53, ed.OIKOMONOS, p. 162. 34. Rom. 57, ed. OIKOMONOS , p. 216. 35. Hom. 18, col. 237 AB, 241 BC; Hom. 20, col. 269 C; esta tradición tiene desde el siglo IV, en particular San Juan Crisóstomo y San Ephrem; ver ΚΙPRIAN (Ciprien Kern, lavlenija voskressago Gospoda Bogomateri, in Provoslaunaja Mysl', VIII, 1951, pp. 86-112 (el estudio incluye la traducción rusa de la Hom. 18 de Palamas) y C. GIANELLI, Testimonios patrística griega a favor de una aparición de Cristo resucitado a la Virgen María, en el Revista de estudios bizantinos, XI, 1953 (Mélanges M. Jugée), págs. 106-119. 36. Rom. 53, ed. OIKOMONOS, p. 145-146. 3378.. IIbbiidd...,,,,, pp.... 115617.. 39. Rom. 14, col. 177 A. - Artículo*: Zurraquín - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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Energías increadas versus orden sobrenatural (Vladimir Lossky)

Vladimir Lossky. Teología mística de la iglesia de oriente. Herder 1980 - Artículo*: Zurraquín - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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D’où viennent les mots ?

D’où viennent les mots ? D'où provient cette profusion, si à l'origine il n'y a que l'Un ? D'où vient la dualité s'il n'y a qu'unité ? L'origine du langage est, aussi bien, l'origine du Multiple à partir de l'Un. Abhinava Goupta répond, dans son libre commentaire (Vârttika) au Tantra de la Guirlande de Victoire (Mâlinî-vijaya), que Shiva n'est pas simplement Lumière. Il est aussi conscience et donc, pensée. "Être, c'est être perçu", pensé, désiré et jugé. Dans les quelques centaines de vers qui suivent cette déclaration, Abhinava Goupta va s'efforcer de montrer comment tout discours s'enracine dans la connaissance que Shiva a de lui-même, et comment ces enseignements apparemment contradictoires ne sont que différentes manières pour l'Être de se connaître, de se désirer et de jouer avec lui-même. Grâce à cette compréhension, on évite à la fois le sectarisme et le relativisme dogmatique. Même les pensées et les expériences profanes deviennent autant d'aides sur la voie : "Pour les êtres fortunés, l'inclination à la jouissance elle-même sert à atteindre le Bien Souverain, si elle est infusée par la conviction que 'telle est l'inclination de la Conscience elle-même' " (MSV, I, 45). 'L'inclination de la Conscience', c'est la vie quotidienne, mais c'est aussi le 'flot des traités', des tantras et autres discours, car toutes ces paroles et expériences s'épanchent également de Shiva, ou plus exactement de l'émerveillement sans cesse renouvelé qu'il éprouve à prendre conscience du mystère qu'il est. Ainsi, les différentes sortes de vision du monde qui "sortent" des Cinq Faces de Shiva sont l'équivalent sacré des différentes modalités de la conscience profane. Ces différentes prises de conscience forment une gamme continue de notes et de climats subjectifs : "Moi, Tchaitra, je vois cette cruche, et non un vêtement"; "Mais lui, il en voit un"; "Ce vêtement ne perçoit rien"; "Je percevrais, puis je ne percevrais plus"; "Parfois je connais, parfois non"; "Maintenant, je connais"; "Je connais en partie, en totalité"; "Je connais tout"; "Je ne connais rien"; "Je ne suis pas un objet"; "En vérité, je n'existe pas"; "Je suis toujours toutes choses"; Je suis un, je suis l'univers, comment pourrait-il être distinct de moi ?"; "J'apparais de toutes ces manières"..." (MSV, I, 71-74) Autrement dit, "la dualité n'est pas totalement absente de cette non-dualité (que nous professons)" (MSV, I, 108ab). Le problème, en effet, ce n'est pas la dualité en elle-même, mais seulement la croyance en une dualité morale : "La certitude qu'il y a du pur et de l'impur et autres (dualités morales) naît de la peur du (samsâra)..." (MSV, I, 110ab) La dualité morale provient donc le la peur - infondée - que suscite en nous le spectacle de la dualité phénoménale. Comme dira Nietzsche plus tard et ailleurs : "Il n'y a pas de phénomène moral, il n'y a que des interprétations morales des phénomènes". Quand à la non-dualité, il n'y a pas de pratique pour s'y "établir" : "Il n'y a pas d'exercice (abhyâsa) pour pénétrer et demeurer en Shiva omniprésent qui est sans dualité, car ("pénétrer" et "demeurer") sont des notions qui n'ont de sens que dans la dualité... Par conséquent, tous les efforts accomplis par les maîtres et les disciples ne servent qu'à ôter cette crainte provoquée par la dualité qu'ils imaginent." (MSV, I, 112cd-113cd). Bref, "il faut seulement se libérer de toute crainte" (MSV, I, 117) après avoir admis l'existence de la dualité à l'intérieur de la non-dualité, comme autant de reflets dans l'orbe d'un excellent miroir. Car exclure la dualité est parfaitement vain : "Même en se persuadant toute notre vie que (la dualité n'existe pas), il est impossible de rester indifférent face à elle..." (MSV, I, 115). La seule solution consiste donc à accepter, avec tout notre être, que tout, absolument tout, est intégré dans le miroir sans taches de la Lumière indivise. "La dualité n'est pas impossible dans la non-dualité. Car la non-dualité suprême (n'est pas l'absence pure et simple de dualité). Elle s'impose lorsqu'il n'y a ni acceptation ni rejet de la dualité." (MSV, I, 123) Voilà pourquoi Abhinava Goupta insiste tant sur la présence des phonèmes - germes de toute pensée - dans la pure conscience elle-même. - Artículo*: noreply@blogger.com (David Dubois) - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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Gregorio de Palamas, interpretación ortodoxa del Filioque (Jean Meyendorff)

Gregorio de Palamas, interpretación ortodoxa del Filioque Introduction a l’etude de Grégoire Palamas. Deuxième Partie VI Jean Meyendorff Patrística Sorbonensia Ed. Seuil 1959 Personalidad. La controversia de la antilatina a la que pagó su cuota en la correspondencia con Akindynos y Barlaam, en 1337-1339, y especialmente en sus dos Tratados apodícticos, se basaba esencialmente en el argumento tradicional de la primacía de la hipóstasis sobre la esencia: su pensamiento era enteramente personalista y él no podía dejar de considerar la doctrina de la "doble Procesión" como un ataque a las propiedades de las hipóstasis 10. Los latinos "no pueden escapar de los que los reprochan de introducir dos principios del Espíritu 11", porque el Padre y el Hijo, en tanto hipóstasis, son dos y no uno, y que la procesión es un acto hipostático del Padre...... Son uno por naturaleza, pero el Espíritu también posee esta naturaleza única y deberí hacerse proceder por sí mismo si la procesión 10. Este punto lo hemos tratado brevemente en nuestra introducción a la Primera Carta a Akindynos, en Theologlff, XXV, 1954, pp. 610-612. 11. Título de esta Primera Carta a Akindynos. Fuera concebida como un acto de la naturaleza...... La hipóstasis del Padre es el principio activo de la unidad divina: “ Dios es uno, escribe Palamas, no sólo porque su naturaleza es una, sino también porque las personas que proceden remontan a una persona única 12, "Esta es una paráfrasis de San Gregorio Nacianceno: "La naturaleza es una en los Tres, es Dios; pero lo que los hace su unidad es el Padre 13. "En Dios, el origen es por lo tanto hipostático 14" y si los latinos aceptan que el Padre y el Hijo no constituyen más que un solo origen del Espíritu, deben reconocen también que el Hijo es homo-hipostático" al Padre 15. Este tema se desarrolla a lo largo de los Tratados Apodícticos, cuya novedad es sin embargo en introducir en el debate el argumento de Gregorio de Chipre de que el concilio de 1385 había ratificado oficialmente. El doctor hesicasta explica en este sentido los pasajes patrísticos, especialmente los de San Cirilo de Alejandría, en el que se afirma que el Espíritu proviene de los dos" (ξ &IQoTv), o "del Hijo ", o aun " por el Hijo". " Cuando lo oigas decirlo, escribe Palamas, que el Espíritu Santo procede de los Dos, porque él proviene esencialmente del Padre a través del Hijo, debéis comprender su enseñanza en el siguiente sentido: lo que se vierte, son los poderes y las energías esenciales de Dios, pero no la hipóstasis divina del Espíritu 18." La hipóstasis del Espíritu Santo no viene del Hijo; no es dada ni recibida por nadie, sino sólo la gracia divina y la energía divina 17. "Señala que los pasajes patrísticos que parecen favorables a la doctrina latina no afirman que el Espíritu procede de la hipóstasis del Hijo, sino de la naturaleza del Hijo", que proviene naturalmente de él 18. Sin embargo, lo que viene de la naturaleza es energía, no hipóstasis. Es, en efecto, innegable que los pasajes patrísticos que son objeto de éstas contestaciones tienden todos por su contexto a demostrar la divinidad del Hijo con un argumento soteriológico: Sólo Dios puede conceder el don del Espíritu, como Cristo es Dios, tiene una naturaleza común con el Padre. El Filioque Occidental también fue proclamado por los concilios españoles de los siglos VI y VII, en primer lugar como argumento antiarriano. 12. Tratado Apodíctico, I, Coisl. 100, fol. 29 ν. (ed. Constantinople, 1627, p. 38). 13. Oratio, XLII, 15, PG, Xxxvi, 476 B; citado por Palamas, ibíd., fol. 23 (ed. cit., p. 24). 14. Tratado Apodíctico, II, ibíd., fol. 4β ν (ed. cit., p. 76). 15. Ibídem, fol. 58 (ed. cít., p. 100). 16. Ibíd., fol. 41 (ed. cít., pág. 63). 17. Ibíd., fol. 51 (ed. cit., pág. 86). 18. Ibídem, fol. 57 v. (ed. cit., p. 99) Palamas deduce de ello que, desde el "derramamiento" del Espíritu a partir del Padre y del Hijo es una prueba de lo “consubstancial”; sólo una energía y no la hipóstasis divina puede provenir de esta sustancia común, porque la hipóstasis del Espíritu participa por sí misma de esta última y no puede venir de ella misma 19. La hipóstasis del Espíritu no se manifiesta y no se encarna, como la del Hijo, sino que manifiesta al Hijo. Para probar, en sus escritos antibarlaamitas y antiakindinistas de que la energía es bien distinta de la esencia, Palamas busca mostrar que los carismas del Espíritu que nos son concedidos por la gracia no acordados por la hipóstasis misma del Espíritu: éste último no se ha comunicado ni en Pentecostés ni en los dones espirituales de que nos habla el Nuevo Testamento. A este respecto, Palamas distingue las expresiones neotestamentarias que se hablan de “El Espíritu con el artículo, y los que mencionan πνεϋμα sin artículo: este último se refiere a los dones o energías espirituales 20 y provienen naturalmente del Padre y del Hijo, pero también del Espíritu mismo, pues la entera esencia de Dios es la causa α "de las energías.... 21 El Hijo es sin embargo, el único canal de la efusión hacia nosotros de la gracia santificante, porque sólo Él se ha encarnado. También, Resume Palamas su pensamiento en estos términos: “ El Espíritu Santo pertenece a Cristo por esencia y por energía, porque Cristo es Dios; sin embargo, según la esencia y la hipóstasis, él le pertenece, pero no procede de Él, mientras que según la energía, le pertenece y procede 22." 19. Ibid, fol. 62 ν (ed. cit., pág. 110). 20. Ibíd. fol. 36 (ed. cit., págs. 54-55) 21. ibíd., fol. 40 (ed. cit., pág. 62). 22. Ibid, fol. 44 v. (ed. cit., p. 71); véase J. MBYENDORFF, The First Letter, p. 612; cf. Carta à Athanase of Cyzantium, Colsl. 98, fol. 9. 23. Traité apodictique, I, Ibíd., fol. 24 (ed. cit., p. 26). - Artículo*: Zurraquín - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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Vuelo virtual sobre Asteroide Vesta |

¿Cómo sería volar sobre el asteroide Vesta? Los animadores del Centro Aeroespacial Alemán tomaron imágenes reales y datos de altura de la misión Dawn de la NASA cuando visitó el asteroide Vesta hace unos años y creaton una película virtual. El video presentado comienza con una secuencia sobre Divalia Fossa , un par inusual de canales que se ejecutan en paralelo sobre un terreno con muchos cráteres. A continuación, la nave espacial virtual explora el cráter Marcia de 60 km de Vesta , mostrando numerosos detalles. Por último, las imágenes de Dawn se modificaron digitalmente con una altura exagerada para revelar mejor Aricia Tholus, una montaña de 5 km de altura . Vesta es el segundo objeto más grande en el cinturón de asteroides del Sistema Solar , y es el asteroide más brillante visible desde la Tierra y se puede encontrar con binoculares. Usando Vesta Trek, puedes explorar todo Vesta por ti mismo. - Artículo*: Alex Dantart - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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Glee maidens, juglaresas en la Inglaterra medieval « MusicaAntigua.com

En la Edad Media los caminos de Europa estaban llenos de artistas ambulantes, que recorrían pueblos y ciudades para actuar en público, y poder sacar medios para subsistir. La actividad juglaresca no se limitaba a la música, puesto que muchos de ellos ofrecían espectáculos relacionados con la destreza física -como los acróbatas y saltimbanquis-, la danza o la doma de animales. No pocas mujeres desempeñaban este tipo de actividades, y en Inglaterra recibieron el nombre de glee maidens. Las doncellas de la alegría eran juglares que tienen su origen en la época sajona. También eran son denominadas en la obra del escritor Geoffrey Chaucer tumbling women (mujeres volteadoras), tomblesteres y tombesteres (Joseph Strutt, The Sports and pastimes of the People of England). Todos estos apelativos destacan el carácter circense de la profesión, que no excluía, no obstante, la interpretación musical. Las glee maidens eran las compañeras profesionales de los gleemen, según algunas fuentes. De acuerdo con ellas, estos gleemen eran arpistas, que llevaban consigo vocalistas femeninas y danzarinas, a diferencia de los jongleurs, otra categoría de intérprete a la que se asocia con la viola de rueda o zanfona. Todos ellos eran artistas que amenizaban tanto las comidas de las casas señoriales, como el ocio de la gente llana en la plaza del pueblo. No obstante, el musicólogo británico John Frederick Rowbotham (1859-1925) ofrece en sus escritos una versión mucho más feminista, por decirlo de alguna manera, de estas doncellas. En su opinión, las glee maidens eran músicas independientes y no solían viajar con acompañantes masculinos, sino en solitario. Puede parecer inverosímil, dada la inseguridad extrema que asociamos hoy en día a los caminos medievales, pero el escritor defiende que las juglaresas eran generalmente respetadas. Rowbotham ofrece una visión idílica de las glee maidens: se trataba de jóvenes con vocación musical que abandonaba sus hogares para viajar por Europa buscando quién les enseñase la interpretación. Una vez formadas, iban de localidad en localidad tocando en público a cambio de dinero o comida, ya fuese en las plazas, ya en las residencias de los poderosos. Viajaban solas y no en grupo, para no tener que compartir la generosidad recibida del público, que tampoco era tan abundante. John Frederick Rowbotham insiste en que sus viajes eran seguros porque eran muy respetadas por la comunidad, aunque también llega a afirmar que no eran extraño que portasen espadas y dagas, que sabían utilizar con destreza, e incluso que llevasen consigo perros con fines defensivos. Las glee maidens vestían chaquetas azules entalladas con bordados de plata, y en ocasiones, con lentejuelas. Completaba el atuendo una falda a rayas que dejaba al descubierto el tobillo -para poder caminar con soltura-, unas medias escarlata y borceguíes de cuero español. Cubrían su cabeza con un sombrero de ala ancha con cintas y alrededor del cuello portaban una cadena de plata o de un metal de imitación. Sobre los instrumentos que interpretaban en sus espectáculos, nos habla Rowbotham del violín (presumiblemente habla de una cítola o viola de arco), el laúd, las campanillas, el tabor (¿será el atambor?), la flauta, el rabel y la guitarra. Según el experto, ellas eran diestras en todos ellos y en alguno más. Sus cantos conmovían tanto al pueblo llano como a los caballeros y damas de la nobleza, cuando actuaban tras la comida en sus castillos. La visión que nos ofrece John Frederick Rowbotham de las glee maidens es en extremo romántica. Lo más probable es que fuesen miembros de compañías ambulantes, al modo de los circos modernos. Pero no deja de ser sugerente su visión. - Artículo*: Pablo Rodríguez Canfranc - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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21-Respuesta a Shariputra-Sutra del Corazòn

"La vacuidad no es otra cosa que la forma, y la forma no es otra cosa que la vacuidad" Cuando hablamos de la vacuidad propia de la forma o la vacuidad de la propia naturaleza de la forma no debemos entenderlo, como sugiriendo que la forma carece de forma. Ese no es el significado, la forma es forma y esa realidad de la forma siendo la forma no está siendo rechazada. Lo que está siendo rechazada aquí, es la forma siendo carente de existencia intrínseca - Artículo*: samsaraexit - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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sábado, 29 de junio de 2019

LAS SIBILAS. SACERDOTISAS ITINERANTES DE APOLO Y CRISTO (La Memoria de Calíope)

- Artículo*: Mª Ángeles Díaz - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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El pecado (Marc-Antoine Costa de Beauregard)

El pecado L’Orthodoxie hier-demain . Deuxième partie: La Pensée Marc-Antoine Costa de Beauregard E. Buchet/Chastel. Paris 1979 Pero el hombre, también dotado de plena libertad de elección, sin la cual no sería más que un esclavo, como dice San Ireneo, prefiere el de si al amor de Dios. Preocupados primero por la falsa ciencia del bien y del mal, entonces por orgullo y codicia, se hunde en la noche del no-ser. Los padres ven menos el pecado en una perspectiva moral de la transgresión de la prohibición que en una perspectiva que es la del conocimiento (cf. 2 Pie 2). Todo el mal viene de la ignorancia (agnoia). "El hombre era un niño. No tenía todavía el pleno uso de sus facultades. Así que fue fácilmente engañado por el Seductor", dice San Ireneo. Engañado por el Maligno, el hombre se desvía de Dios: entonces deja de ser directamente alimentado por la gracia y se sigue la ruptura del equilibrio. El deseo que atraía al hombre hacia lo inteligible y hacia lo que está más allá de lo inteligible - Dios - ahora se vuelve hacia el mundo de los fenómenos. El estado de pecado es en el fondo la reducción a la naturaleza sola; es la pérdida de vida hipostática. Esta desviación del amor de Dios hacia el amor de la criatura y el amor de sí tiene consecuencias infinitamente dolorosas. La carne está condenada a la descomposición y, por la misma razón, a la concupiscencia que es la forma por excelencia que el instinto de conservación y el miedo a la muerte. El alma, privada de su alimentación natural, es sacudida en sus profundidades. La voluntad no está totalmente corrompida, sino distorsionada. Y especialmente el espíritu está ahora abrumado por las pasiones del alma. El macrocosmos entero, cuyo jefe está herido, está inmerso en un proceso de desintegración. La obra de salvación traída por la Muerte y Resurrección de Cristo, será no solamente restaurar la imagen divina sino llevar a cabo la obra interrumpida al que está llamado el hombre. Dios se encarna, restaura la Vida eterna al hombre a través de Su Muerte y Su Resurrección, le comunica en el Pentecostés la fuerza deificante a través del Espíritu santificador y lo eleva siguiéndolo, en su Ascensión, hasta la derecha del Padre. - El misterio de Cristo Cristo da a la humanidad la posibilidad de la deificación personal. “Dios se hace hombre para que el hombre pueda se haga en Dios", dice la Tradición. Por "amor a los hombres", Dios se hace carne al encontrar la respuesta libre de la humanidad, el "sí" de la Virgen: "El nombre de la Madre de Dios (theotokos) contiene toda la historia de la economía divina en el mundo," dice San Juan Damasceno. Y Nicolás Cabasilas añade: "La encarnación no era sólo la obra del Padre, de su Potencia y de su Espíritu, sino también la obra de la voluntad y de la fe de la Virgen 107: "Por eso el icono de la Encarnación es el icono de la Madre de Dios. Habiendo asumido todas las imperfecciones de la humanidad sometida al pecado, el Verbo se convirtió al mismo tiempo en "hombre perfecto" uniendo en Su Persona divina lo ilimitado y lo limitado. Unidos en Él, las dos naturalezas se compenetran (pericosis) por la potencia de las energías increadas y creadas que realizan esta unión. Es por eso que la humanidad de Cristo es una humanidad deificada, penetrada por las energías divinas desde la Encarnación, humanidad deificada que es manifestada en la Transfiguración. La gloria divina brilla a través de la carne humana y forma humana, lo mismo que a través de la Cruz de Muerte ya brilla la Cruz de Resurrección: es una humanidad deificada y siempre unida a Dios que recibimos de Cristo. Este principio es la base de toda la cristología ortodoxa. Nunca podremos objetivar la humanidad de Cristo, separarla de la divinidad a estudiarla por separado. Recibimos a Cristo como el nuevo Adán, hombre en comunión con Dios. Por eso Cristo es la esperanza del mundo. Al entregarnos la participación plenaria en la vida trinitaria a través de la vida hipostática, nos comunica una humanidad real y completa. No solamente nos revela la plenitud de Dios, sino nos revela la plenitud de la humanidad. Pero lo que nos concierne aún más directamente es la posibilidad de nuestra unión personal con Dios. Lo que está deificado en Cristo, es su naturaleza humana, la plenitud de la naturaleza humana, pero asumida en Su Persona, que es divina. Lo que tenemos que hacer, es lograr esta deificación, pero en nuestra persona que es humana. Haciendo por nuestra propia cuenta, lo que Cristo ha hecho de una vez por todas. La obra de Cristo está consumada; en el presente viene la obra del Espíritu que nos hace colaboradores de la obra común de la Trinidad. Es a través de nuestra colaboración y nuestra deificación personal de que la Iglesia, que es ya el Cuerpo de Cristo, se convertirá en “la plenitud del llena todo en todas las cosas" (Efesios 1/23). 107 Nicolas Cabasilas Patrología Oriental XIX (Paris 1925).Ver también Myrrha Lot-Borodine Nicolas Cabasilas (Paris 1958) - Artículo*: Zurraquín - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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LA LUZ DE DIOS

“Las religiones mueren cuando les fallan sus luces” (Pannenberg). Es decir, cuando su doctrina ya ni ilumina la vida tal como sus miembros, de hecho, la viven. En estos casos, el modo de encontrar lo Santo se ve frenado, no siguiendo el ritmo de los cambios en la experiencia humana. El dinamismo de la historia es inexorable. Algunas personas se aferrarán a la antigua visión, pero - Artículo*: Manuel - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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M83: la galaxia de los mil rubíes |

La enorme, brillante y hermosa galaxia espiral M83 se encuentra a sólo doce millones de años luz de distancia, cerca de la punta sureste de la muy larga constelación Hydra. Los prominentes brazos espirales trazados por las bandas de polvo oscuro y los cúmulos estelares azules dan a esta galaxia su nombre popular, el Molinillo austral. Pero las regiones donde se forman estrellas rojizas que salpican los brazos resaltados en esta composición también sugieren otro apodo: la galaxia de los Mil Rubíes. M83 tiene unos 40.000 años luz de diámetro, forma parte de un grupo de galaxias que incluye la galaxia activa Centaurus A. El núcleo de M83 brilla en energías de rayos X, lo que indica una alta concentración de estrellas de neutrones y agujeros negros resultantes de una intensa explosión de formación estelar. Esta nítida imagen también muestra estrellas ( puntiagudas ) de la Vía Láctea en primer plano y galaxias distantes al fondo. Los datos de la imagen se han obtenido del Telescopio Subaru, de la cámara de campo amplio del Observatorio Europeo del Sur y del archivo Hubble Legacy. - Artículo*: Alex Dantart - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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DESDE MI VENTANA

Ver Video https://youtu.be/iP3enRAGWKo - Artículo*: Mª Ángeles Díaz - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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viernes, 28 de junio de 2019

Jacques Bergier e il “Realismo Magico”: un nuovo paradigma per l’era atomica

Recentemente tradotto in italiano dai tipi de Il Palindromo, “Elogio del Fantastico” dello scrittore e giornalista francese Jacques Bergier, noto soprattutto per aver scritto con Louis Pauwels “Il mattino dei maghi”, fornisce un’analisi dell’opera di alcuni “scrittori magici” al tempo sconosciuti al pubblico francofono (tra cui Tolkien, Machen e Stanislav Lem), volta a definire un nuovo paradigma per il XXI secolo che possa coniugare la scienza e la fantascienza con la categoria ontologica del “sacro”. di Marco Maculotticopertina: ritratto di Jacques Bergier Jacques Bergier (1912 – 1978) — giornalista, scrittore e ingegnere francese, nato in una famiglia di ebrei russi — è noto soprattutto per aver scritto a quattro mani con Louis Pauwels Il mattino dei maghi: introduzione al realismo fantastico (1960), un compendio a metà strada fra un’opera di fantascienza distopica e un trattato esoterico capace di unire fra loro, in maniera più o meno coerente (e, soprattutto, alquanto avvincente) tematiche borderline così distanti tra loro, quali ad esempio l’alchimia, le civiltà scomparse, il nazismo esoterico, il socialismo magico, la mitopoiesi orrorifica di H.P. Lovecraft e Arthur Machen, la Terra Cava e le teorie teosofiche di Madame Blavatsky. La “via” che Bergier, «divulgatore scientifico, esperto di narrativa dell’Immaginario, scienziato “di sinistra” che aveva fatto al Resistenza ed era stato nei lager tedeschi», propose di seguire fu appunto quella del cosiddetto “Realismo Fantastico” (o “Magico”): un nuovo metodo di indagine in cui le conoscenze scientifiche più avanzate (fra cui, la fisica quantistica) erano destinate a fondersi con antichi corpora sapienziali, spesso di carattere segreto ed iniziatico (si pensi ai filoni alchemico, ermetico e teosofico), oltre che con il gli studi fortiani sul paranormale e la fantascienza di respiro cosmico del nuovo secolo. Dal punto di vista di Pauwels e Bergier, come scrive Gianfranco de Turris, « […] non c’era una differenza sostanziale fra teorie e ipotesi sostenute nella saggistica scientifica e nei racconti di immaginazione: tutto si poteva mettere sullo stesso piano… Inoltre, più o meno apertamente, sostenevano la tesi di una specie di “complotto mondiale” che da tempi immemori cercava d’impedire simili collegamenti e quindi la scoperta di nuove verità, per mantenere l’umanità a livelli conoscitivi inferiori. » Tema, quest’ultimo, che Bergier trattò soprattutto nella sua opera I libri maledetti, dove giunse a postulare l’esistenza di una setta di “Uomini in Nero” antica quanto la stessa civiltà, che da millenni è adibita a occultare, bruciare e togliere dalla circolazione certi testi ritenuti particolarmente dannosi per le implicazioni che sarebbero in grado di far sorgere nella mente dei lettori più accorti. Questi enigmatici “Uomini in Nero”, che concettualmente ben poco si distaccano dai celeberrimi Men in Black portati all’attenzione del pubblico statunitense dagli ufologi come da Hollywood, avrebbero tra le altre cose pianificato la distruzione della Biblioteca di Alessandria, ispirato la Santa Inquisizione nella sua tristemente famosa “caccia alle streghe”, persuaso capi di Stato a mettere fuorilegge società segrete, impartito le censure, ordinato gli arresti di personaggi geniali ed innovatori e infine formulato il cosiddetto “segreto iniziatico”, che se violato può condurre addirittura all’immolazione per mano dei confratelli e superiori. « La nostra civiltà, come ogni civiltà, è una congiura. Una miriade di minuscole divinità […] storna i nostri sguardi dal volto fantastico della realtà. La congiura viene adoperata per non farci riconoscere l’esistenza di un altro mondo entro quello che abitiamo, di un altro uomo entro quello che siamo. Bisognerebbe rompere il patto, farsi barbari; e innanzitutto essere realisti: cioè partire dal principio che la realtà è sconosciuta. Usando liberamente le conoscenze a nostra disposizione, stabilendo tra queste ultime rapporti inattesi, accogliendo i fatti senza pregiudizi vecchi o nuovi, […] vedremmo emergere, insieme alla realtà, il fantastico. » ⁂ ⁂ ⁂ Anche solo da queste brevi note introduttive, il lettore può immaginare quanto il Nostro stravedesse per il recente filone letterario di narrativa fantastica e fantascientifica, che aveva preso le fila dall’orrore cosmico dei già menzionati Lovecraft e Machen per salire fino alle profondità siderali delle stesse e dello spazio infinito. Appassionato del genere fin dalla più tenera età (lesse Jules Verne e Louis Jacolliot a soli tre anni e in seguito divorò letteralmente le opere di Philip K. Dick, Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Gustav Meyrink, Jorge Luis Borges), Bergier così dichiarò fuori dai denti i suoi intenti letterari e l’eclettico metodo di indagine nell’introduzione al già menzionato Mattino dei maghi: « Noi pensiamo che proprio al centro della realtà l’intelligenza, per poco che sia iperattivata, scopra il fantastico. Un fantastico che non invita all’evasione, ma a una più profonda adesione. È per difetto di fantasia che letterati e artisti cercano il fantastico fuori dalla realtà, nelle nuvole. Non ne ricavano che un sottoprodotto. Il fantastico, come le altre materie preziose, deve essere estratto dalle viscere della terra, dal reale. E la fantasia autentica è ben altra cosa che una fuga verso l’irreale. » Non sorprende dunque trovarsi fra le mani un saggio di Bergier, Elogio del Fantastico — in edizione italiana grazie ai tipi de Il Palindromo/I Tre Sedili Deserti, tradotto e curato da Andrea Scarabelli che ne firma pure un esteso commento in appendice — completamente dedicato ai profili di coloro che egli definì scrittori magici, creatori di aperture su mondi “altri”, universi (im)possibili differenti dal nostro e ciò nonostante coerenti, dimensioni parallele o alternative che si aprono nelle pieghe del Reale o sotto il velo di Maya, arcaici passati ipertecnologici e futuri distopici che riecheggiano la profezia lovecraftiana sulla venuta prossima di una “Nuova Età Oscura”. Già nel Mattino dei maghi, Bergier inquadrò le vari correnti cultuali e culturali ascrivibili ai filoni sapienziali dell’esoterismo e dell’occultismo come residui di «una conoscenza molto antica di natura tecnica applicata contemporaneamente alla materia e allo spirito», al punto che sui reperti custoditi nei musei non farebbero capolino fantasie astratte ma «prescrizioni tecniche precise, chiavi per aprire le potenze contenute nell’uomo e nelle cose» [A. Scarabelli, Jacques Bergier, o del realismo fantastico, p. 288]. Specularmente, il Nostro avanzerà anche una definizione “tecnologica” della magia, «residuo tecnico di civiltà più avanzate della nostra e oggi scomparse, i cui fenomeni ci risultano incomprensibili quanto lo sarebbe una radiolina a transitor per i primitivi» [Ivi, p. 289]. In Admirations (questo il titolo originale dell’Elogio del Fantastico), oltre ai già plurimenzionati Lovecraft e Machen, la penna di Bergier vuole portare alla conoscenza del lettore altri grandi epigoni della nouvelle vague del Fantastico: Robert E. Howard e Abraham Merritt, Ivan Efremov e Stanislav Lem, J.R.R. Tolkien e C.S. Lewis, John Campbell, John Buchan e, per finire, Talbot Mundy. Tutti questi autori, sebbene considerati dall’autore come dei “razionalisti”, ebbero il merito di aver saputo trascendere tale razionalismo sfociando, con le proprie creazione immaginali, «nella metafisica, nella religione, nel mito e addirittura nel sacro» [de Turris, p. 15]. Concordando con Tolkien, Bergier sostenne la prerogativa propria dell’uomo, attraverso la letteratura fantastica, di creare; in ciò, essendo riconosciuta al genere umano una possibilità che condivide unicamente con Dio [Ivi, p. 272]. « Uno scrittore magico è colto da un certo demone e cessa di esserlo per ragioni non più limpide di quelle della psicologia del genio o della conversione. » [p. 29] ⁂ ⁂ ⁂ Il punto di vista a dir poco innovativo di Bergier, il quale arrivava a sostenere che «l’unico interesse della scienza è che fornisce idee alla fantascienza» [p. 267], attrasse fra gli altri il plauso dello storico di fantascienza Charles Moreau, che lo omaggiò con le seguenti parole di ammirazione [cit. in Scarabelli, op. cit., p. 273]: «Bergier ha costituito un legame tra due mondi, meravigliato dal versante fantastico e dall’evoluzione della tecnica», dando loro «caratteri nobili, penetrando nei paradossi della scienza e del meraviglioso» e aggiungendo che, d’altronde, «la scienza ha bisogno del meraviglioso per rinascere, come una fenice». Con queste premesse, Il mattino dei maghi fu motivo di scompiglio e controversie alla sua uscita avvenuta in Francia nel 1960: ad ogni modo ciò non influisce sull’eventualità di considerare il metodo di lavoro di Bergier e del collega Pauwels alla stregua di una vera e propria rivoluzione in atto, «una nuova sintesi tra ragione calcolante e intuizione spirituale che ha sommerso i principi del XIX secolo», che il Nostro ebbe modo di inquadrare come «carceriere e boia del fantastico» [Ivi, p. 274], e che Scarabelli parafrasa come «risacca di un Illuminismo che ha eliminato qualsiasi tradizione altra per proporsi come unica verità», in tutto e per tutto simile a «una forma di monoteismo secolarizzato». Nel “secolo breve”, al contrario, il fantastico rientra prepotentemente dalla porta sul retro, attraverso la scienza stessa (si veda, come esempio paradigmatico il racconto lovecraftiano From Beyond, pubblicato nel 1920) e come conseguenza della cosiddetta “morte del romanzo realista”, i cui “assassini” sono da riconoscere nel Doctor Faustus di Thomas Mann e nel Finnegans Wake di James Joyce. A tal riguardo, fu Borges a relegare il Realismo come un semplice episodio nella storia dell’arte delle parole: la grande letteratura, in qualunque epoca, non fu mai realista, ovunque e in qualunque momento della storia dell’uomo avendo trionfato l’Immaginario, con la sola eccezione del periodo storico a cavallo tra XIX e XX secolo. A ciò si aggiunga quanto sostenuto dallo storico delle religioni romeno Mircea Eliade, il quale espresse l’opinione che la letteratura fantastica non possa scomparire, in quanto «prolungamento della creatività mitologica e dell’esperienza onirica» [Ivi, p. 278] — un’idea che emerge in Miti, sogni e misteri (1957) e, più di recente, nei saggi contenuti in Occultismo, stregoneria e mode culturali (1983). ⁂ ⁂ ⁂ Ci accingiamo ora a tratteggiare brevemente i profili degli “scrittori magici” presentati al popolo francese da Bergier in questo “Elogio del fantastico”: profili eterogenei, caratterizzati da profonde differenze tanto nel background culturale quanto nella propria personale weltanschauung, e ciò nondimeno tutti forieri di visioni “altre” e creatori di universi immaginali alternativi. John Buchan (1875 – 1940) La visione distopica di John Buchan (1875 – 1940), primo autore presentato da Bergier, si fondava sulla società umana e sui labili rapporti di forza e di comunicazione che ne determinano il funzionamento a livello globale. Nei suoi romanzi è centrale la concezione dell’esistenza di un potere invisibile, sapientemente occultato dietro le sagome di coloro che vengono comunemente ritenuti dalle masse i veri potenti. Egualmente, Buchan lascia intendere come al di sotto delle guerre visibili se ne combatta una invisibile, “sottile” come quella combattuta in tempi antichi dai druidi contro i colonizzatori cristiani. Il vero potere, ad ogni modo, è quello esercitato sulle menti altrui: e solo chi ha una volontà realmente “centrata” può modificare gli eventi a suo piacimento (è questo ciò che si definisce abitualmente “magia”). Con le sue visioni che non esitiamo a definire fanta-geopolitiche, Buchan viene ad oggi ricordato come uno dei romanzieri più profetici e “chiaroveggenti” del primo dopoguerra. D’altronde egli sapeva ciò di cui stava scrivendo, essendo stato anche un noto e apprezzato politico oltre che un romanziere: fra le altre cose, al momento del decesso avvenuto nel 1940 ricopriva la carica di viceré del Canada. Nonostante ciò, comunque — per usare le parole di Bergier — Buchan seppe trascendere «lo stretto recinto del gretto materialismo delle persone rispettabili e della cultura ufficiale», se non altro anche perché egli stesso si considerava in possesso della cosiddetta “seconda vista”, un tipo di chiaroveggenza menzionato dalle popolazioni di cultura celtica, portato all’attenzione degli accademici, per la prima volta, dal saggio del reverendo scozzese Robert Kirk The Secret Commonwealth, scritto nel 1692 e pubblicato per la prima volta nel 1815. Abraham Merritt (1884 – 1943) Completamente diversa la “visione” di Abraham Merritt (1884 – 1943), di cui sulle nostre pagine abbiamo già recensito il romanzo Il vascello di Ishtar, anch’esso recentemente pubblicato in italiano dai tipi de Il Palindromo nella stessa collana di questo Elogio al fantastico. L’immaginazione di Merritt prende il “la” dalle dottrine teosofiche riguardanti l’esistenza di ere che si ripetono ciclicamente secondo le evoluzioni cosmiche, come ricordato pressoché ovunque nelle culture tradizionali (età esiodee, yuga, “Soli”, ecc), e di antiche linee di sangue pre-umane dimoranti su isole o continenti in seguito occultatosi o inabissatosi a causa di diluvi o altri cataclismi. Sono questi temi che fondano lo scheletro narrativo di alcuni dei più significativi romanzi di Merritt, da Il pozzo della luna a Il volto nell’abisso e Gli abitatori del miraggio. Striscia, ombra! , in particolar modo, si rifà al mito di Atlantide [p. 68]. Altre sue opere sono invece incentrate sulla tematica della stregoneria: è il caso del racconto Le donne del bosco e dei romanzi Sette passi verso Satana e Brucia, strega, brucia. Con riguardo specialmente agli scritti di questo filone “stregonesco”, Bergier espone al lettore una sua personalissima ipotesi: l’inquadramento del nazismo, in tutti i suoi “riti” (sacrificali e non), come una “religione maledetta”, le cui “offerte di sangue” sarebbero state indirizzate ad “Altre Divinità” dimoranti, allo stesso modo delle incommensurabili deità lovecraftiane, negli abissi cosmici [p. 67]. Arthur Machen (1863 – 1947) Del gallese Arthur Machen (1863 – 1947) — che al tempo era ancora incomprensibilmente sconosciuto in Francia nonostante il grande successo riscosso oltremanica dal romanzo Il Grande Dio Pan e soprattutto dal racconto Gli angeli di Mons — Bergier tratteggia la giovinezza trascorsa a classificare libri occulti e ad interessarsi di testi alchemici, quindi ne sottolinea l’adesione, dietro l’insistenza dell’amico A.E. Waite, alla celebre Associazione Segreta dell’Alba d’Oro: la Golden Dawn [p. 80-1]. Ma quel che è più importante ai fini del “Realismo Fantastico” bergieriano è lo stretto legame, nella mitopoiesi macheniana, che esiste fra le meraviglie della nuova scienza e i suoi rischi, che al contrario sono tutto fuorché nuovi: lungi dall’adottare una visione disincantata o moralista, Machen si limita a suggerire al lettore la possibilità che operazioni scientifiche apparentemente innocue siano in grado di far piombare gli sperimentatori in scenari da incubo, non troppo dissimili da quelli del Sabba e delle possessioni demoniache [p. 86]: « L’ingenuo materialismo del XIX secolo ha dichiarato bancarotta. La terribile realtà dei poteri occulti della materia è stata portata alla luce del giorno da Hiroshima e Nagasaki. La psicologia del profondo e l’orrore dei campi di concentramento hanno messo a nudo le forze oscure che controllano l’anima razionale, senza che essa se ne renda conto. Quella di Machen è una visione eterna, i cui simboli concordano con la realtà rivelata dalla scienza. » E ancora [p. 103]: « [Pur] ignorando il codice genetico, Machen intuì che la vita, vecchia di tre miliardi di anni, cela antichi poteri le cui manifestazioni possono essere terribili. » Ritratto di Ivan Efremov (1908 – 1972) Un vero e proprio scienziato (precisamente geologo e palentologo) fu il sovietico Ivan Efremov (1908 – 1972). Bergier lo inquadra nel novero degli “scrittori magici” per la sua capacità assolutamente non comune di fondere con una coerenza invidiabile le sue conoscenze accademiche e quelle facenti capo al folklore delle steppe russe (e non solo): Incontro su Tuscarora, ad esempio, è incentrato sul topos pressoché universale della fontana miracolosa e dell’acqua miracolosa, che rimargina le ferite e assicura la vita eterna; Olgoi-khorkhoi sulla sopravvivenza nella Mongolia dei nostri giorni di un mostro preistorico [p. 106]. Fu tuttavia grazie all’entusiasmo causato dalle prime esplorazioni spaziali che il nome di Efremov si diffuse oltre i confini sovietici: La nebulosa di Andromeda, pubblicato a puntate su “Tecniche per la gioventù” a partire dal 1957, registrò grandi successi di pubblico e di critica, sebbene in patria ci fu qualcuno di poco avvezzo al “Realismo Magico” che considerò pericoloso il genio dello scrittore [p. 109]: « Il futuro del nostro autore fece indignare alcuni comunisti ortodossi. Il “Corriere Economico” dedicò al libro un articolo pieno di ingiurie. In quel futuro, infatti, nessuno avrebbe più parlato di Marx, Lenin e Stalin, ma sarebbero tornati i nomi degli dèi greci: Marte, Venere, Zeus… » Il protagonista di un altro suo romanzo, Il filo del rasoio, viene utilizzato come alter-ego per esprimere la sua “visione” mi(s)ticheggiante, da mettere specularmente in relazione con la situazione di insofferenza in cui egli si trovava sempre più al cospetto del Partito: il personaggio in cui Efremov si rispecchiava, «osteggiato in epoca staliniana — e anche dopo –, abbandonerà l’URSS e fonderà in India un’alleanza tra la dialettica marxista applicata alla scienza e la magia tantrica» [p. 113]. Forse fu anche per questa sua “fuga” dal presente (e dal “tempo storico” propriamente inteso) che il romanzo riscosse particolare successo fra i giovani: «dalle quattro del mattino, nelle gelide notti siberiane la gioventù sovietica affrontava code interminabili per assicurarsi i capitoli de La nebulosa di Andromeda [p. 110]. Lo stesso Yuri Gagarin, primo uomo ad orbitare intorno al pianeta Terra, confessò a Bergier di aver deciso di intraprendere l’iter per diventare astronauta dopo aver letto il suddetto romanzo di Efremov [p. 110]. John Wood Campbell (1910 – 1971) Nella persona dello statunitense John Wood Campbell (1910 – 1971) Bergier riconosce l’iniziatore della fantascienza moderna: il suo primo racconto La sconfitta dell’atomo, pubblicato nel 1930, «contiene almeno una profezia per riga»: anticipa, fra le altre cose, l’avvento dei grandi computer moderni, «l’energia materiale totale, l’annichilazione della materia con un rendimento energetico pari al cento per cento». Nel seguito, pubblicato da lì a pochi mesi, fanno capolino l’intelligenza artificiale e gli automi senzienti [p. 128]. Il suo genio “chiaroveggente”, unito ad una notevole prolificità, lo porterà ad indagare per primo alcuni dei temi più eccitanti derivanti dalle più moderne prospettive scientifiche: la fisica dei quanti e quella nucleare, i viaggi intergalattici, il rapporto di simbiosi fra uomo e macchina. Il manto di Aesir (1939) è ispirato agli studi del fisico P.A.M. Dirac sul “positrone” e sulla cosiddetta “anti-luce” [p. 139]; La “Cosa” da un altro mondo (1938) conobbe riadattamenti cinematografici di successo, il più riuscito dei quali è quello di John Carpenter (The Thing, 1982), un vero e proprio “film culto” del genere. John Ronald Reuel Tolkien (1892 – 1973) Decisamente opposta nella sua predominanza del Mito sulla scienza è la mitopoiesi di un altro dei più paradigmatici “scrittore magici” della lista di Bergier: il filologo e linguista britannico John Ronald Reuel Tolkien (1892 – 1973). Vero e proprio demiurgo della parola (d’altronde, fu lui stesso ad affermare che «gli autori di fiabe sono creatori di universi» [p. 153]), Tolkien viene colpisce Bergier per la della certosina coerenza ed accuratezza (si pensi, ad es., alla creazione di veri e propri idiomi) che permeano l’intera sua opera, nonché per la sua incredibile potenza archetipica collettiva, esulante la mera psicologia dell’autore [p. 148]: « Non è mai stato inventato un mondo immaginario altrettanto molteplice e provvisto di coerenti leggi interne, così puro, nonché incontaminato dalla psicologia dell’autore. Mai mondo immaginario ha sfiorato l’autentica condizione umana senza cadere in allegorie. » Robert E. Howard (1906 – 1936) Il successo delle opere di Tolkien fu preceduto e favorito dalla popolarità dello statunitense Robert E. Howard (1906 – 1936), suicida a soli trent’anni, considerato da Bergier un «genio venuto da fuori» alla pari di Lovecraft [p. 218]. Similmente a Tolkien e ancora di più a Merritt, Howard pesca a piene mani, per la creazione della sua saga di Conan il Barbaro, dalle tradizioni antiche riguardanti l’esistenza di supposte popolazioni pre-umane, civiltà antidiluviane e spaventosi cataclismi che avrebbero progressivamente cambiato drammaticamente il volto del pianeta Terra. L’esplicita menzione a Iperborea, nonché ai continenti sommersi di Lemuria e Atlantide suggerisce che la massima influenza per Howard a questo riguardo fu La dottrina segreta di Helena Petrovna Blavatsky, la “Bibbia” della Teosofia. Ancora più degna di nota è una rivelazione che Howard stesso fece al collega Clark Ashton Smith in una lettera scritta nel 1933: egli ammise di aver scritto le avventure di Conan «in uno stato di semi-automatismo: Conan in persona era accanto a lui a dettargli i racconti. Lo considerava un personaggio reale» [p. 225]. Si mediti qui peraltro sul fatto che altri scrittori della medesima generazione di Howard (quali ad es. l’austriaco Gustav Meyrink, l’irlandese W.B. Yeats e il portoghese Fernando Pessoa, tutti e tre pienamente ascrivibili al novero degli “scrittori magici” secondo i criteri di Bergier) sperimentarono la scrittura semi-automatica in uno stato di incoscienza. Talbot Mundy (1879 – 1940) Similmente a molti degli autori finora menzionati, anche Talbot Mundy (1879 – 1940) riteneva che le civiltà fossero nate e tramontate diverse volte, ragion per cui dedicò un ciclo di cinque libri (I Nove Sconosciuti, Jimgrim, La guardia del Diavolo, C’era una porta, Luce nera) alla sopravvivenza nella nostra epoca di segreti delle antiche civiltà, che erano in possesso di una tecnologia più avanzata della nostra. Anch’egli profondamente influenzato dalla Blavatsky — ma anche da altri che hanno scritto sul tema del regno segreto di Agharti/Shamballah (R. Guénon, F. Ossendowsky, Saint-Yves d’Alveydre) — Mundy cala i personaggi dei propri romanzi in situazioni avventurose e caledoscopiche, concedendosi nondimeno pregevoli riflessioni di carattere esoterico, a metà strada fra Platone ed E.A. Poe [p. 237]: « Invece di ambire a eguagliare la saggezza degli dèi, perché non ammettere che i nostri sogni ci legano all’universo da dove siamo giunti — prima di cadere nello spazio-tempo — e in cui faremo ritorno? Alcuni sogni sono i ricordi della saggezza acquisita nell’infinito antecedente la nascita del mondo, e i più saggi tra i saggi credono che la vita terrestre sia solo un sogno. » Clive Staples Lewis (1898 – 1973) Il mundus imaginalis dell’irlandese Clive Staples Lewis (1898 – 1973), pur anticipando qua e là qualche recente scoperta o idea scientifica (ad es., come vedremo a breve, l’esistenza di “cinture di radiazioni” intorno al globo terrestre), fu invece profondamente influenzato dalle dottrine gnostiche che vedono l’essere umano come imprigionato su questo pianeta e sottoposto al dominio “sottile” degli Eldila (plurale di Eldil), esseri immateriali che abitano lo spazio tra un mondo e l’altro, aventi delle corrispondenze tradizionali con gli Arconti e gli Angeli Caduti. L’Eldil che comanda sul mondo sublunare ha le caratteristiche del Demiurgo degli Gnostici [p. 174]: « L’Eldil che domina la Terra è folle. Ha abbandonato la grande confraternita degli Eldila, non ammette più l’autorità di Maladil il Giovane [il creatore delle stelle, ndr] ed esercita sul nostro pianeta una tirannia spietata. Affinché non possa estendere il proprio dominio su altri pianeti, la Terra viene circondata da una cintura di radiazioni. Tutto ciò fu scritto nel 1938: nel 1959, Van Allen e Vernoff scoprirono che il nostro pianeta è davvero circondato da una cintura di radiazioni. » Profondamente credente in seguito ad una drammatica conversione («una resa incondizionata e colma di terrore» [p. 173] avvenuta nel 1929, Lewis inquadrò il dramma cosmico dell’umanità, così caro alle correnti gnostiche del primo cristianesimo, in un’atmosfera escatologica (da “tempi ultimi”) che fa da cornice ai tre titoli della sua opera prima, la “trilogia fantateologica” formata da Lontano dal pianeta silenzioso, Parelandra e Quell’orribile forza. Nella sua personalissima concezione per metà teologica e per metà letteraria, l’Autore reputa la scienza e la fantascienza («soprattutto quella che incita l’uomo ad abbandonare il pianeta» ai fini dell’esplorazione spaziale) alla stregua di «strumenti dell’Eldil oscuro, signore di questo mondo» [p. 175]. Ai comandi di questo Princeps Huius Mundi rispondono gli adepti dell’Istituto Nazionale degli Esperimenti Coordinati, che a parere di Bergier «ricorda singolarmente alcune moderne organizzazioni transnazionali» nel suo anelito di instaurare una sorta di «dittatura di un razionalismo neo-hitleriano» [p. 179]. In quelle che lo scrittore francese definisce «le righe più opprimenti scritte nel XX secolo», Lewis dipinge la nostra epoca con tonalità lovecraftiane [pp. 184-5]: « Le scienze fisiche, buone e innocenti in sé, avevano già cominciato ad essere distorte e subdolamente manovrate in una certa direzione. Negli scienziati si era sempre più affievolita la speranza di raggiungere verità obiettive; il risultato era l’indifferenza per questo problema e la ricerca esclusiva del potere puro e semplice. Ciance sullo slancio vitale e amoreggiamenti con il panpsichismo promettevano di ripristinare l’Anima Mundi dei maghi. I sogni di un destino lontano e futuro dell’uomo diseppellivano dal sepolcro basso e inquieto il vecchio sogno dell’Uomo-Dio. […] Ci sarebbero state cose incredibili, dal momento che non credevano più in un universo razionale? Ci sarebbero state cose oscene, dal momento che sostenevano che ogni moralità era un semplice sottoprodotto soggettivo delle situazioni fisiche ed economiche degli uomini? I tempi erano maturi. Secondo il punto di vista accettato nell’Inferno, tutta la storia della nostra Terra conduceva a questo momento. Ora, infine, c’era la reale possibilità che l’Uomo cacciato dall’Eden riuscisse a scuotersi di dosso quella limitazione dei poteri che la misericordia gli aveva imposto come protezione contro i risultati estremi della caduta. Se questo piano riusciva, l’Inferno si sarebbe infine incarnato. » Stanislaw Lem (1921 – 2006) Ci troviamo qui di fronte, come non di rado accade leggendo le creazioni degli “scrittori magici” della lista bergeriana, ad una posizione radicalmente e filosoficamente pessimista; la stessa che Bergier rintraccia, pur non ignorando le profonde differenze tra i due autori, anche nell’opera del polacco Stanislaw Lem (1921 – 2006), seconda “penna” del Blocco orientale che il Nostro portò all’attenzione del lettore francofono. Nei romanzi di Lem, scrive Bergier, «ci scontriamo con l’incomprensibile… l’universo è troppo complicato perché noi si possa comprenderlo» [p. 190]. L’universo di cui fa esperienza il lettore di Solaris, per esempio, è il paradigma spaziale del “Totalmente Altro”: le architetture e geometrie non euclidee di lovecraftiana memoria che sorgono dall’oceano esulano completamente da ogni raziocinio e utilità umana, suggerendo piuttosto la concezione induista della manifestazione spazio-temporale come līlā, “gioco”, “distrazione”, “passatempo”, ma anche “mera apparenza”, “simulazione” [p. 191]: « L’oceano non solo ha un’intelligenza “altra”, ma possiede anche mezzi tecnici superiori a quelli che conosciamo. […] Parti dell’oceano assumono forme, generano architetture, secondo leggi impossibili da spiegare. È arte? Matematica? Si tratta solo di un gioco? O forse siamo di fronte a una forma di attività intellettuale del tutto incomprensibile? Nessuno lo sa, né lo saprà mai. » Il pessimismo di Lem è sì cosmico ma, a differenza di quello di Lewis, è del tutto privo della dimensione “sacrale”: Lem d’altro canto, a differenza di Efremov, incarnava per i Sovietici il letterato “modello”, ateo e ben saldo nelle sue credenze razionalistiche e materialistiche, capaci di sfociare eventualmente in correnti post-spirituali come quella cosmista, ma mai in concezioni “profetiche” ed “apocalittiche” come quelle di Lewis, e nemmeno orientate secondo una prospettiva di stampo “mitico-tradizionale” come avvenne per Tolkien, Machen, Merritt e Lovecraft. Paradigmatico in questo senso è il racconto La verità, in cui un team di scienziati scopre con somma disperazione che la vera vita si sviluppa tra le alte temperature del plasma incandescente: «il Sole e le stelle sono viventi, ma noi no!», «Noi siamo ininfluente materia moribonda» [p. 195]. La scienza materialista ha raggiunto il proprio limite, e per Lem non vi è nulla oltre il materialismo», chiosa laconicamente Bergier. «L’opera si chiude così all’insegna di una disperazione razionalista» [p. 194]. Un altro racconto di Lem, Dai ricordi di Ijon Tichy, avanza l’ipotesi che noi esseri umani «siamo solo registrazioni su nastri magnetici che si illudono di vivere»! Bergier intravede qui nello scrittore sovietico un’attitudine che non esita a definire diabolica [p. 196]: « Lem utilizza le prove dell’esistenza dell’anima o della mente (telepatia, chiaroveggenza e premonizione) in senso contrario, dimostrando che non siamo nemmeno le macchine automatiche immaginate dalla psicologia comportamentale, bensì registrazioni prive di realtà materiale. » ⁂ ⁂ ⁂ Jacques Bergier (1912 – 1978) Per concludere, quale visione opporre al «gretto materialismo» che emerge dalla fantascienza sovietica di Lem? La pietra di fondazione del nuovo paradigma — quello, appunto, del “Realismo Magico” — è secondo Bergier da rintracciarsi nella corrispondenza tra uomo e universo (microcosmo e macrocosmo), un assunto antichissimo ben noto a maghi, alchimisti e cabalisti che lo scrittore francese aggiorna al 1969 [p. 198]: « il cervello è come un computer che può costruire nei propri circuiti un modello del cosmo. » E ancora, baudelairianamente [p. 199]: « il cosmo intero è un enorme messaggio cifrato, aperto all’uomo. » - Artículo*: Marco Maculotti - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
Recentemente tradotto in italiano dai tipi de Il Palindromo, “Elogio del Fantastico” dello scrittore e giornalista francese Jacques Bergier, noto soprattutto per aver scritto con Louis …

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How can there be any experience without something that is experiencing it?

In four comments on one of my recent articles, In what sense and to what extent do we remember what we were aware of in sleep?, a friend called Lewis asked several questions about awareness, experience, ego and appearance that can be adequately answered only by carefully considering some of the fundamental principles of Bhagavan’s teachings, so in this article I will try to answer his questions in the clear light of those principles. The awareness that is an appearance is not real awareness, which exists and shines eternally, but only the false awareness called ego, which appears and disappears Since what experiences anything other than itself is only ego, which does not actually exist but merely seems to exist, all its experiences likewise do not actually exist but merely seems to exist We cannot experience anything without being aware of it, and since we could not be aware without being aware that we are aware, being aware always entails being self-aware Generally ‘experience’ refers to experience of something other than ourself, but we need to be flexible in our use and understanding of words, so it is not necessarily wrong to talk of self-experience As ego our view of ourself and of everything else is fundamentally distorted and erroneous, but in the clear view of pure awareness, which is what we actually are, there is no ego or any view other than its own As ego we are just a false appearance, which seems to exist only in the view of ourself as ego, so as pure awareness we are not aware of the appearance or disappearance of ourself as ego The only experience that exists and shines eternally is our fundamental awareness ‘I am’, so we cannot be any experience other than that Other than pure awareness, ‘I am’, everything that we experience is just a dream, and the dreamer of this dream is only ourself as ego, the false awareness ‘I am this body’ 1. The awareness that is an appearance is not real awareness, which exists and shines eternally, but only the false awareness called ego, which appears and disappears In his first comment Lewis wrote: As opposed to saying that we are awareness itself, why not that all there is Experience. And there isn’t anyone aware of the Experience. And that awareness is simply another appearance. There is just Experience (all there is) and no experiencer/ego. What’s wrong with this point of view? In reply to this I wrote a comment: Lewis, how can there be any experience without something that is experiencing? Whatever is experiencing must be aware, because if it were not aware, how could it experience anything? Experience presupposes awareness, because only that which is aware can experience anything, whether itself or anything else. When Bhagavan says that we are awareness, what he means by ‘awareness’ is that which is aware. However, he clarified that real awareness is not aware of anything other than itself. That real awareness alone is what actually exists, so it is what we actually are. In your comment you suggest that ‘awareness is simply another appearance’, but real awareness cannot be an appearance, because whereas everything else appears and disappears, real awareness never appears or disappears, because it exists and shines eternally, without ever undergoing any change, and is therefore not confined within the limits of time. In this context ‘appearance’ means anything that seems to exist but does not actually exist. Everything other than real awareness is just an appearance, because it appears and disappears, and it appears only in the view of ego, so it never appears except when we appear as ego. Even ego is just an appearance, because it appears in waking and dream but disappears in sleep, and even when it appears, it seems to exist only in its own view and not in the view of real awareness, which is what we actually are. Real awareness (sat-cit) is aware of itself just as ‘I am’, whereas ego is aware of itself as ‘I am this body’. However, though it is always aware of itself as ‘I am this body’, it is not always aware of itself as the same body, because whereas it is aware of itself as one particular body in its present state, in any other dream it is aware of itself as some other body, so it cannot actually be any of the bodies that it mistakes itself to be. Not only is it always aware of itself as ‘I am this body’, it is also always aware of things other than itself, all of which are an illusory appearance, so it is not real awareness but only a false awareness: a mere semblance of awareness (cidābhāsa). Therefore the awareness that is an appearance is not real awareness but only the false awareness called ego. 2. Since what experiences anything other than itself is only ego, which does not actually exist but merely seems to exist, all its experiences likewise do not actually exist but merely seems to exist While I was writing this reply, another friend called Anadi-ananta also wrote a comment in reply to Lewis, in which he asked: ‘how can there be experience without experiencer?’. In reply to this Lewis wrote his second comment, in which he said: I meant in the sense that if it is the ego that experiences and if the ego isn’t real then there really isn’t an experiencer — there only seems to be an experiencer. Also, Awareness doesn’t have an experience of itself it simply is aware. And as it is only the seeming ego that experiences and as the ego has no reality then there isn’t any actual experience. Lewis, you are correct in saying that ‘it is the ego that experiences’ and that ‘the ego isn’t real’, in the sense that ego does not actually exist but merely seems to exist, so you also correct in inferring that ‘there really isn’t an experiencer — there only seems to be an experiencer’. However, since ego does not actually exist but merely seems to exist, all its experiences likewise do not actually exist but merely seems to exist, as you infer in your final sentence in this comment: ‘as it is only the seeming ego that experiences and as the ego has no reality then there isn’t any actual experience’. That is, whatever is experienced depends for its seeming existence on the seeming existence of the experiencer, namely ego. Therefore in this second comment of yours you have answered for yourself the question you asked in your first comment, namely: ‘There is just Experience (all there is) and no experiencer/ego. What’s wrong with this point of view?’ An experience cannot be any more real that what experiences it, so if the experiencer does not actually exist, its experience likewise does not actually exist. If any experience seems to exist, it seems to exist only because it is experienced by something, so whatever experiences it must also seem to exist. Therefore it cannot be correct to say that ‘There is just Experience (all there is) and no experiencer/ego’. 3. We cannot experience anything without being aware of it, and since we could not be aware without being aware that we are aware, being aware always entails being self-aware In this second comment you also say, ‘Awareness doesn’t have an experience of itself it simply is aware’, but I do not understand your reasoning here. Do you think there is some difference between having an experience and being aware? If so, what is the difference? According to my understanding of these terms, ‘being aware’ and ‘experiencing’ mean more or less the same thing, because we cannot experience anything without being aware of it, and we cannot be aware of something without thereby experiencing it. If you agree that there is no difference between having an experience and being aware, do you mean to say that awareness is just aware but not aware of itself? If so, how can it be aware without being aware of itself? It cannot be aware without being aware that it is aware, and being aware that it is aware entails being aware that it exists, and obviously it cannot be aware that it exists without being aware of itself. Therefore being aware always entails being self-aware. However, discussing awareness as if it were a third person by referring to it as ‘it’ is liable to lead to a lack of clarity, because awareness is always aware of itself as ‘I’ and can never be experienced as a third person. In other words, awareness (in the sense of what is aware) is nothing other than ourself, so it is more accurate to refer to it as ‘I’ than as ‘it’. Therefore the argument I offered in the previous paragraph would be clearer if I were to rephrase it as follows (using ‘we’ as an inclusive form of the first person singular pronoun ‘I’): How can we be aware without being aware of ourself? We could not be aware without being aware that we are aware, and being aware that we are aware entails being aware that we exist, ‘I am’, and obviously we cannot be aware that we exist without being aware of ourself. Therefore being aware always entails being self-aware. 4. Generally ‘experience’ refers to experience of something other than ourself, but we need to be flexible in our use and understanding of words, so it is not necessarily wrong to talk of self-experience In your third comment you replied to my reply to your first comment: ‘When Bhagavan says that we are awareness, what he means by ‘awareness’ is that which is aware. However, he clarified that real awareness is not aware of anything other than itself. That real awareness alone is what actually exists, so it is what we actually are.’ So, does awareness have an experience of itself or is it simply aware of itself — is this the same thing? Or does awareness only through ‘the view of ego’ seemingly have an experience of itself? ‘Not only is it always aware of itself as ‘I am this body’, it is also always aware of things other than itself, all of which are an illusory appearance, so it is not real awareness but only a false awareness: a mere semblance of awareness (cidābhāsa). Therefore the awareness that is an appearance is not real awareness but only the false awareness called ego.’ — — This is something I shall look at for a while. Still, is it entirely impossible for there to be just this experience without an experiencer, I mean, why can’t it be said: I am the experience. Regarding your first question in this comment, ‘So, does awareness have an experience of itself or is it simply aware of itself — is this the same thing?’, ‘being aware’ and ‘experiencing’ mean more or less the same, as I explained above, so since awareness is always self-aware, it is in this sense experiencing itself or having an experience of itself. Whatever words may be used to communicate a certain idea, we need to look beyond the words themselves to see what they are intended to convey in that particular context, so in this context ‘having an experience of itself’ means ‘being aware of itself’ or simply ‘being self-aware’. In most contexts ‘awareness’ and ‘experience’ are not synonymous, but in some contexts they are. For example, in the phrases ‘having an awareness of something’ and ‘having an experience of something’ they are more or less synonymous, but whereas ‘awareness’ is often used in the sense of what is aware, ‘experience’ cannot mean what experiences, and whereas ‘experience’ in many contexts means what is experienced, ‘awareness’ never means what is experienced, cognised or perceived (although in the case of self-awareness, awareness is both what is aware and what it is aware of). Strictly speaking, ‘awareness’ means the quality, property or state of being aware, just as ‘reality’ means the quality, property or state of being real, but just as ‘reality’ is often used to mean what is real, ‘awareness’ is often used to mean what is aware, so in any particular instance we need to understand from the context the sense in which each of these words is used. Like ‘awareness’, ‘consciousness’ means the quality, property or state of being conscious but is often used to mean what is conscious, so these two words are synonymous, but though the adjectives from which they are derived, namely ‘aware’ and ‘conscious’, are in many contexts synonymous, in some contexts they are not synonymous, because in psychology and modern western philosophy ‘conscious’ is often used confusingly to describe something that is not aware but of which one is aware, such as a thought. This is a digression away from the question you asked, namely ‘So, does awareness have an experience of itself or is it simply aware of itself — is this the same thing?’, but I wrote this to illustrate the need for us to understand from each context the sense in which any words are used, and consequently the need for us to see beyond the words to the meaning that they are intended to convey. In some contexts certain words may be more appropriate than others, so it may be more appropriate to say that awareness is simply aware of itself than to say that it has an experience of itself, but if it is said that it has an experience of itself, it is reasonable for us to assume that that means that it is simply aware of itself. Generally when we use the word ‘experience’, whether as a verb or as a noun, we are talking about experience of something other than ourself, but we need to be flexible both in our use and our understanding of words, so it is not necessarily wrong to talk of self-experience or experience of oneself, provided that such terms are understood correctly and are not interpreted to mean that we experience ourself in the same way that we experience other things. In the case of other things, experience entails two distinct things, namely the subject or experiencer and the object or thing experienced, whereas in the case of self-experience, experience entails only one thing, because what is experienced is only oneself, who is experiencing. In Sanskrit the state of ātma-jñāna (true self-knowledge or pure self-awareness) is sometimes referred to as ātmānubhava or ātmānubhuti, both of which mean ‘self-experience’, or as svarūpānubhava or svarūpānubhuti, both of which mean ‘experience of one’s own real nature’, but these terms are obviously not intended to imply that oneself or one’s own real nature can ever be an object of experience in the sense of something that is distinct from what experiences it. What is called ‘self-experience’ is nothing other than self-awareness, which is an experience that is totally devoid of duality. 5. As ego our view of ourself and of everything else is fundamentally distorted and erroneous, but in the clear view of pure awareness, which is what we actually are, there is no ego or any view other than its own The second question you asked in this third comment was: ‘Or does awareness only through ‘the view of ego’ seemingly have an experience of itself?’ Our real nature is pure awareness, which is never aware of anything other than itself, so as such we are always aware of ourself as we actually are. However, we now seem to have risen as ego, and as such we are always aware of ourself, but not as we actually are, because we are aware of ourself as if we were a person (a bundle consisting of five ‘sheaths’, namely a physical body, life, mind, intellect and will). Therefore as ego our view of ourself — and consequently of everything else — is a fundamentally distorted and erroneous view. As ego we experience ourself, but as something other than pure awareness, which is what we actually are. However, just as a movie picture projected on a screen does not affect the screen in any way (for example, a picture of a raging fire does not burn the screen, and a picture of a flood does not drench it), the rising of ourself as ego and our consequent aware of phenomena does not in any way affect ourself as pure awareness, which is eternal and immutable. Therefore we need to clearly distinguish pure awareness, ‘I am’, which is what we actually are, from the false awareness ‘I am this body’, which is what we are ego now seem to be. The former is forever untouched by the latter, but the latter could not seem to exist without depending on the former, just as a movie picture could not appear without depending on the screen on which it appears. As Bhagavan says in verse 7 of Uḷḷadu Nāṟpadu: உலகறிவு மொன்றா யுதித்தொடுங்கு மேனு முலகறிவு தன்னா லொளிரு — முலகறிவு தோன்றிமறை தற்கிடனாய்த் தோன்றிமறை யாதொளிரும் பூன்றமா மஃதே பொருள். ulahaṟivu moṉḏṟā yudittoḍuṅgu mēṉu mulahaṟivu taṉṉā loḷiru — mulahaṟivu tōṉḏṟimaṟai daṟkiḍaṉāyt tōṉḏṟimaṟai yādoḷirum pūṉḏṟamā maḵdē poruḷ. பதச்சேதம்: உலகு அறிவும் ஒன்றாய் உதித்து ஒடுங்கும் ஏனும், உலகு அறிவு தன்னால் ஒளிரும். உலகு அறிவு தோன்றி மறைதற்கு இடன் ஆய் தோன்றி மறையாது ஒளிரும் பூன்றம் ஆம் அஃதே பொருள். Padacchēdam (word-separation): ulahu aṟivum oṉḏṟāy udittu oḍuṅgum ēṉum, ulahu aṟivu-taṉṉāl oḷirum. ulahu aṟivu tōṉḏṟi maṟaidaṟku iḍaṉ-āy tōṉḏṟi maṟaiyādu oḷirum pūṉḏṟam ām aḵdē poruḷ. அன்வயம்: உலகு அறிவும் ஒன்றாய் உதித்து ஒடுங்கும் ஏனும், உலகு அறிவு தன்னால் ஒளிரும். உலகு அறிவு தோன்றி மறைதற்கு இடன் ஆய் தோன்றி மறையாது ஒளிரும் அஃதே பூன்றம் ஆம் பொருள். Anvayam (words rearranged in natural prose order): ulahu aṟivum oṉḏṟāy udittu oḍuṅgum ēṉum, ulahu aṟivu-taṉṉāl oḷirum. ulahu aṟivu tōṉḏṟi maṟaidaṟku iḍaṉ-āy tōṉḏṟi maṟaiyādu oḷirum aḵdē pūṉḏṟam ām poruḷ. English translation: Though the world and awareness arise and subside simultaneously, the world shines by awareness. Only that which shines without appearing or disappearing as the place for the appearing and disappearing of the world and awareness is the substance, which is the whole. Explanatory paraphrase: Though the world and awareness [the awareness that perceives the world, namely ego or mind] arise and subside simultaneously, the world shines by [that rising and subsiding] awareness [the mind]. Only that which shines without appearing or disappearing as the place [space, expanse, location, site or ground] for the appearing and disappearing of the world and [that] awareness is poruḷ [the real substance or vastu], which is pūṉḏṟam [the infinite whole or pūrṇa]. In this case what he refers to as ‘அறிவு’ (aṟivu), ‘awareness’, is not real awareness but only ego, the false awareness that perceives the phenomena that constitute whatever world appears in its view. Though ego and phenomena appear and disappear simultaneously, it is only by ego that phenomena shine, because they appear only in its view. Ego and phenomena appear together in waking and dream and they disappear together in sleep, but whether they appear or disappear, we remain here always as the fundamental awareness ‘I am’, so it is this fundamental awareness, which is what we actually are, that Bhagavan refers to in the second sentence of this verse as ‘உலகு அறிவு தோன்றி மறைதற்கு இடன் ஆய் தோன்றி மறையாது ஒளிரும் அஃதே’ (ulahu aṟivu tōṉḏṟi maṟaidaṟku iḍaṉ-āy tōṉḏṟi maṟaiyādu oḷirum aḵdē), ‘only that which shines without appearing or disappearing as the place [space, expanse, location, site or ground] for the appearing and disappearing of the world and [that] awareness’, and that he says is ‘பூன்றம் ஆம் பொருள்’ (pūṉḏṟam ām poruḷ), ‘poruḷ [the real substance], which is pūṉḏṟam [the infinite whole]’. Being the infinite whole, real awareness alone exists, so in its clear view nothing else exists or even seems to exist. Other things seem to exist only in the view of ego, the false awareness that appears in waking and dream but disappears in sleep. So in whose view does ego seem to exist? Only in the view of ourself as ego, not in the view of ourself as we actually are. Therefore real awareness, which is what we actually are, never sees or experiences anything through the view of ego, because in its clear view there is no ego or any view other than its own. 6. As ego we are just a false appearance, which seems to exist only in the view of ourself as ego, so as pure awareness we are not aware of the appearance or disappearance of ourself as ego This distinction between real awareness and the false awareness called ego is emphasised by Bhagavan in verses 10 to 13 of Uḷḷadu Nāṟpadu. For example, in verse 12 he says: அறிவறி யாமையு மற்றதறி வாமே யறியும துண்மையறி வாகா — தறிதற் கறிவித்தற் கன்னியமின் றாயவிர்வ தாற்றா னறிவாகும் பாழன் றறி. aṟivaṟi yāmaiyu maṯṟadaṟi vāmē yaṟiyuma duṇmaiyaṟi vāhā — daṟitaṟ kaṟivittaṟ kaṉṉiyamiṉ ḏṟāyavirva dāṯṟā ṉaṟivāhum pāṙaṉ ḏṟaṟi. பதச்சேதம்: அறிவு அறியாமையும் அற்றது அறிவு ஆமே. அறியும் அது உண்மை அறிவு ஆகாது. அறிதற்கு அறிவித்தற்கு அன்னியம் இன்றாய் அவிர்வதால், தான் அறிவு ஆகும். பாழ் அன்று. அறி. Padacchēdam (word-separation): aṟivu aṟiyāmaiyum aṯṟadu aṟivu āmē. aṟiyum adu uṇmai aṟivu āhādu. aṟidaṟku aṟivittaṟku aṉṉiyam iṉḏṟāy avirvadāl, tāṉ aṟivu āhum. pāṙ aṉḏṟu. aṟi. English translation: What is devoid of knowledge and ignorance is actually knowledge. That which knows is not real knowledge. Since one shines without another for knowing or for causing to know, oneself is knowledge. One is not void. Know. Explanatory paraphrase: What is devoid of knowledge and ignorance [about anything other than itself] is actually aṟivu [knowledge or awareness]. That which knows [or is aware of anything other than itself, namely ego] is not real aṟivu [knowledge or awareness]. Since [the real nature of oneself] shines without another for knowing or for causing to know [or causing to be known], oneself is [real] aṟivu [knowledge or awareness]. One is not void [emptiness, desolation, nothingness or non-existence]. Know [or be aware]. What he refers to here as ‘அறிவு அறியாமையும்’ (aṟivu aṟiyāmaiyum), ‘knowledge [or awareness] and ignorance’, is awareness and ignorance of anything other than ourself, so in the first sentence of this verse he implies that real awareness is completely devoid of any awareness or ignorance of anything other than ourself. Awareness of other things is not real awareness, because other things do not actually exist but merely seem to exist, and it is only in the deluded and self-ignorant view of ourself as ego that they seem to exist. Real awareness is not only not aware of anything else, but it is also not ignorant of anything else, because it could be said to be ignorant of other things only if they actually exist. Therefore, since nothing other than ourself actually exists for us to know or be ignorant of, as real awareness we are completely devoid of both knowledge and ignorance. This is also stated clearly by Bhagavan in verse 27 of Upadēśa Undiyār: அறிவறி யாமையு மற்ற வறிவே யறிவாகு முண்மையீ துந்தீபற வறிவதற் கொன்றிலை யுந்தீபற. aṟivaṟi yāmaiyu maṯṟa vaṟivē yaṟivāhu muṇmaiyī dundīpaṟa vaṟivadaṟ koṉḏṟilai yundīpaṟa. பதச்சேதம்: அறிவு அறியாமையும் அற்ற அறிவே அறிவு ஆகும். உண்மை ஈது. அறிவதற்கு ஒன்று இலை. Padacchēdam (word-separation): aṟivu aṟiyāmai-y-um aṯṟa aṟivē aṟivu āhum. uṇmai īdu. aṟivadaṟku oṉḏṟu ilai. அன்வயம்: அறிவு அறியாமையும் அற்ற அறிவே அறிவு ஆகும். ஈது உண்மை. அறிவதற்கு ஒன்று இலை. Anvayam (words rearranged in natural prose order): aṟivu aṟiyāmai-y-um aṯṟa aṟivē aṟivu āhum. īdu uṇmai. aṟivadaṟku oṉḏṟu ilai. English translation: Only knowledge [or awareness] that is devoid of knowledge and ignorance is [real] knowledge [or awareness]. This is real, [because] there is not anything for knowing. The reason why real awareness is completely devoid of knowledge and ignorance about other things is explained by Bhagavan in the final sentence of this verse: ‘அறிவதற்கு ஒன்று இலை’ (aṟivadaṟku oṉḏṟu ilai), ‘there is not anything for knowing’. That is, in the clear view of ourself as real awareness, nothing else exists for us to know (be aware of) or to be ignorant of, as he also clearly says in the third sentence of verse 12 of Uḷḷadu Nāṟpadu: ‘அறிதற்கு அறிவித்தற்கு அன்னியம் இன்றாய் அவிர்வதால், தான் அறிவு ஆகும்’ (aṟidaṟku aṟivittaṟku aṉṉiyam iṉḏṟāy avirvadāl, tāṉ aṟivu āhum), ‘Since one shines without another for knowing or for causing to know, oneself is [real] knowledge [or awareness]’. That is, whether we rise as ego or not, what we always actually are is only pure awareness, which shines eternally without any other thing for us to know or cause to be known. Therefore ego, which is what knows or is aware of the seeming existence of other things, is not real awareness, as he says in the second sentence of this verse: ‘அறியும் அது உண்மை அறிவு ஆகாது’ (aṟiyum adu uṇmai aṟivu āhādu), ‘That which knows [or is aware of] [anything other than itself] is not real awareness’. Therefore, as I said above, real awareness does not ever experience anything through the view of ego. What experiences both itself and other things though the view of ego is only ourself as ego, not ourself as real awareness, because in the clear view of ourself as real awareness there is neither any ego not anything else for us to know, experience or be aware of. As ego we are just a false appearance, which seems to exist only in the view of ourself as ego, so as pure awareness, which is what we always actually are, we are not affected in any way whatsoever by either the appearance or the disappearance of ourself as ego, just as a rope is not affected in any way whatsoever by the appearance of itself as a snake. Therefore, if we as ego want to be free of all the trouble we are causing ourself by rising as ego, all we need do is to investigate ourself keenly enough to see what we actually are, because when we see what we actually are we will see that we have never risen as ego and have therefore never been aware of anything other than ourself. 7. The only experience that exists and shines eternally is our fundamental awareness ‘I am’, so we cannot be any experience other than that In the final sentence of your third comment you asked: ‘Still, is it entirely impossible for there to be just this experience without an experiencer, I mean, why can’t it be said: I am the experience?’ You answered this question yourself in the final sentence in your second comment: ‘as it is only the seeming ego that experiences and as the ego has no reality then there isn’t any actual experience’. That is, if what you meant by ‘experience’ when you asked why it cannot be said ‘I am the experience’ was experience of anything other than yourself, such experience only occurs in the view of ourself as ego, and ego cannot be what we actually are, because it appears in waking and dream but disappears in sleep, whereas we exist and shine at all times and in all states as the fundamental awareness ‘I am’. Since ego is not what we actually are, and since experience of anything other than ourself appears only in the view of ourself as ego, we cannot be any such experience. The only experience that exists and shines eternally is our fundamental awareness ‘I am’, which is what we actually are, so if that is the experience you were referring to when you asked why it cannot be said ‘I am the experience’, then it would be true to say ‘I am the experience’. Everything other than our fundamental awareness ‘I am’ appears and disappears within us, so it cannot be what we actually are, and hence the only experience that we actually are is this real awareness ‘I am’. Pure self-awareness, which is this fundamental awareness ‘I am’, is the only experience that is absolutely non-dual, because in it the experiencer and what is experienced are both only ourself, so it is the only experience of which it is true to say ‘I am the experience’. Every other experience is dualistic, because it is an experience of something other than ourself, so whatever is experienced is other than the experiencer of it. Since the experiencer is ‘I’, it cannot be true to say ‘I am the experience’ when the experience referred to is an experience of anything other than ‘I’. In other words, ‘I’ can never be anything other than ‘I’. In the case of pure self-awareness, ‘I’ is not only what is aware (the experiencer) and what ‘I’ is aware of (the experienced), but is also its awareness (its experiencing) of itself. In this case ‘I’ is not ego, because it is not aware of itself as anything other than itself, whereas ego is the ‘I’ that is always aware of itself as if it were a body, which is something other than itself. Whereas in the case of pure self-awareness, the experiencer, the experienced and the experiencing are all one and the same thing, namely ‘I’, ourself, in the case of any other experience, the experiencer (the subject), the experienced (the objects) and the experiencing (the subject’s perception of the objects) are not one but three distinct factors that together make up the entire experience. These three factors, which are entailed in every experience of anything other than ourself, are called ‘त्रिपुटि’ (tripuṭi) in Sanskrit and ‘முப்புடி’ (muppuḍi) in Tamil, and in English these technical terms are generally translated as ‘triad’. These three factors arise and come into play whenever we rise as ego, because as ego we are always aware of things other than ourself, and they cease to exist whenever we subside back into and as our source and real substance, namely pure self-awareness, so though ego is one of these three factors, namely the experiencer, knower, perceiver or cogniser, it is the foundation of all of them, because both the experienced and the experiencing seem to exist only in the view of ego. Therefore in verse 9 of Uḷḷadu Nāṟpadu Bhagavan says: இரட்டைகண் முப்புடிக ளென்றுமொன்று பற்றி யிருப்பவா மவ்வொன்றே தென்று — கருத்தினுட் கண்டாற் கழலுமவை கண்டவ ரேயுண்மை கண்டார் கலங்காரே காண். iraṭṭaigaṇ muppuḍiga ḷeṉḏṟumoṉḏṟu paṯṟi yiruppavā mavvoṉḏṟē teṉḏṟu — karuttiṉuṭ kaṇḍāṯ kaṙalumavai kaṇḍava rēyuṇmai kaṇḍār kalaṅgārē kāṇ. பதச்சேதம்: இரட்டைகள் முப்புடிகள் என்றும் ஒன்று பற்றி இருப்பவாம். அவ் ஒன்று ஏது என்று கருத்தின் உள் கண்டால், கழலும் அவை. கண்டவரே உண்மை கண்டார்; கலங்காரே. காண். Padacchēdam (word-separation): iraṭṭaigaḷ muppuḍigaḷ eṉḏṟum oṉḏṟu paṯṟi iruppavām. a-vv-oṉḏṟu ēdu eṉḏṟu karuttiṉ-uḷ kaṇḍāl, kaṙalum avai. kaṇḍavarē uṇmai kaṇḍār; kalaṅgārē. kāṇ. அன்வயம்: இரட்டைகள் முப்புடிகள் என்றும் ஒன்று பற்றி இருப்பவாம். அவ் ஒன்று ஏது என்று கருத்தின் உள் கண்டால், அவை கழலும். கண்டவரே உண்மை கண்டார்; கலங்காரே. காண். Anvayam (words rearranged in natural prose order): iraṭṭaigaḷ muppuḍigaḷ eṉḏṟum oṉḏṟu paṯṟi iruppavām. a-vv-oṉḏṟu ēdu eṉḏṟu karuttiṉ-uḷ kaṇḍāl, avai kaṙalum. kaṇḍavarē uṇmai kaṇḍār; kalaṅgārē. kāṇ. English translation: Dyads and triads exist always holding one thing. If one sees within the mind what that one thing is, they will cease to exist. Only those who have seen have seen the reality. See, they will not be confused. Explanatory paraphrase: Dyads [pairs of opposites] and triads [the three factors of transitive knowledge or awareness, namely the perceiver, the perceived and the perceiving, the knower, the known and the knowing, or the experiencer, the experienced and the experiencing] exist [by] always holding [or depending on] one thing [namely ego, in whose view alone they seem to exist]. If [by looking keenly at oneself] one sees within the mind what that one thing is, they will cease to exist [because their support and foundation, ego, will itself cease to exist]. Only those who have seen [what remains when all dyads and triads have thereby ceased to exist along with their root, ego] have seen the reality. See, they will not be confused. What he refers to in the first and second sentences of this verse as ‘ஒன்று’ (oṉḏṟu), ‘one thing’ or ‘the one’, is ourself as ego, and he says ‘இரட்டைகள் முப்புடிகள் என்றும் ஒன்று பற்றி இருப்பவாம்’ (iraṭṭaigaḷ muppuḍigaḷ eṉḏṟum oṉḏṟu paṯṟi iruppavām), ‘dyads and triads exist always holding [this] one thing’, because they seem to exist only in the view of ego, and hence they depend on it for their seeming existence. In sleep, when we do not rise as ego, there are no dyads or triads, but in waking and dream we rise and stand as ego, and consequently dyads and triads seem to exist. If we look at an illusory snake carefully enough to see that it is just a rope, we will see that the snake never actually existed. Likewise, if we as ego look at ourself keenly enough to see that we are just pure awareness, we will see that ego never actually existed. Therefore, since dyads and triads depend for their seeming existence upon the seeming existence of ourself as ego, when we look at ourself keenly enough to see that ego does not actually exist, all dyads and triads will cease to exist along with it. Hence in the second sentence of this verse Bhagavan says: ‘அவ் ஒன்று ஏது என்று கருத்தின் உள் கண்டால், கழலும் அவை’ (a-vv-oṉḏṟu ēdu eṉḏṟu karuttiṉ-uḷ kaṇḍāl, kaṙalum avai), ‘If one sees within the mind what that one thing is, they [the dyads and triads] will cease to exist’. In this context ‘dyads’ means pairs of opposites such as existence and non-existence, awareness and non-awareness, knowledge and ignorance, happiness and unhappiness, good and bad, life and death, or bondage and liberation, whereas ‘triads’ means the three factors of any awareness, knowledge or experience other than pure self-awareness, so when dyads and triads cease to exist, all that will remain is just pure self-awareness. Therefore what Bhagavan clearly implies in this verse is that everything other than pure self-awareness depends for its seeming existence upon the seeming existence of ego, so when ego is found to be non-existence, everything else will also be found to be non-existent. Hence the only real experience is our fundamental awareness ‘I am’. Experience of anything else is just an illusory appearance, and it appears only in the view of ourself as ego. Therefore in order to free ourself from this entire illusion and everything associated with it, we need to investigate ourself keenly enough to see what we actually are and thereby eradicate ego, the primary illusion ‘I am this body’, which is the root of all other illusions. 8. Other than pure awareness, ‘I am’, everything that we experience is just a dream, and the dreamer of this dream is only ourself as ego, the false awareness ‘I am this body’ In your fourth comment you wrote: Are you saying that the view of ego is a dream including itself as an actual separate entity in a world of other separate things: that in fact like a dream imagined so is the view of ego an imagining and is, therefore, a false awareness in the sense that being aware of something other than yourself the real and only awareness is a false view: there actually isn’t any all else? I am at home sitting in a chair imagining I am lying on a sunny beach somewhere else — this view is not an awareness of something real but only imagined and as such is a false awareness in the sense that it is an awareness of something (myself lying on a beach) that doesn’t actually exist as opposed to real awareness which is always and only aware of itself. (Michael, is this what you mean by rising as ego?) Yes, according to Bhagavan, other than pure awareness, ‘I am’, everything that we experience is just a dream, and the dreamer of this dream is only ourself as ego, the false awareness ‘I am this body’. Ego is what projects and simultaneously perceives this dream, but it always perceives itself as if it were a person (a compound of body, life, mind, intellect and will), who is part of the dream it has projected. Since this dream is projected by ego, it seems to exist only in the view of ourself as ego. When we do not rise as ego, as in sleep, no dream seems to exist, so no dream ever exists except in the deluded view of ourself as ego. What always exists is only pure awareness, which is what we actually are and which is always aware of itself just as ‘I am’, so no ego or anything else actually exists at all. Though ego is aware of itself as ‘I am’, it is not aware of itself just as ‘I am’ but as ‘I am this person’, and it is also aware of other things, which do not actually exist, so it is just a false awareness. Therefore what Bhagavan means by ‘rising as ego’ is just our becoming aware of ourself as ‘I am this person’, and it also entails our becoming aware of the seeming existence of other things, because we are never aware of ourself as a person without consequently being aware of a world in which we seem to exist as that person. So long as we like to continue dreaming, we will do so, no matter how unpleasant some of our dreams may be, but if we wish to be free of this endless cycle of dreams and sleep (life and death), we need to cease rising as ego. Since ego is essentially just a false awareness of ourself (an awareness of ourself as something other than what we actually are), in order to permanently cease rising as ego we need to be aware of ourself as we actually are, so we need to keenly investigate ourself and thereby surrender this ego forever. When by means of self-investigation and self-surrender we manage to eradicate ego entirely, everything else will cease to exist along with it, so what will then remain as ‘one only without a second’ (ēkam ēva advitīyam) is just pure awareness, whose nature is beginningless, endless, infinite and indivisible sat-cit-ānanda, as Bhagavan says in verse 28 of Upadēśa Undiyār: தனாதியல் யாதெனத் தான்றெரி கிற்பின் னனாதி யனந்தசத் துந்தீபற வகண்ட சிதானந்த முந்தீபற. taṉādiyal yādeṉat tāṉḏṟeri hiṟpiṉ ṉaṉādi yaṉantasat tundīpaṟa vakhaṇḍa cidāṉanda mundīpaṟa. பதச்சேதம்: தனாது இயல் யாது என தான் தெரிகில், பின் அனாதி அனந்த சத்து அகண்ட சித் ஆனந்தம். Padacchēdam (word-separation): taṉādu iyal yādu eṉa tāṉ terihil, piṉ aṉādi aṉanta sattu akhaṇḍa cit āṉandam. அன்வயம்: தான் தனாது இயல் யாது என தெரிகில், பின் அனாதி அனந்த அகண்ட சத்து சித் ஆனந்தம். Anvayam (words rearranged in natural prose order): tāṉ taṉādu iyal yādu eṉa terihil, piṉ aṉādi aṉanta akhaṇḍa sattu cit āṉandam. English translation: If one knows what the nature of oneself is, then [what will exist and shine is only] anādi [beginningless], ananta [endless, limitless or infinite] and akhaṇḍa [unbroken, undivided or unfragmented] sat-cit-ānanda [being-awareness-bliss]. He also expressed this in more metaphorical language in verse 7 of Śrī Aruṇācala Aṣṭakam: இன்றக மெனுநினை வெனிற்பிற வொன்று மின்றது வரைபிற நினைவெழி லார்க்கெற் கொன்றக முதிதல மெதுவென வுள்ளாழ்ந் துளத்தவி சுறினொரு குடைநிழற் கோவே யின்றகம் புறமிரு வினையிறல் சன்ம மின்புதுன் பிருளொளி யெனுங்கன விதய மன்றக மசலமா நடமிடு மருண மலையெனு மெலையறு மருளொளிக் கடலே. iṉḏṟaha meṉuniṉai veṉiṟpiṟa voṉḏṟu miṉḏṟadu varaipiṟa niṉaiveṙi lārkkeṟ koṉḏṟaha mudithala meduveṉa vuḷḷāṙn duḷattavi cuṟiṉoru kuḍainiḻaṟ kōvē yiṉḏṟaham puṟamiru viṉaiyiṟal jaṉma miṉbutuṉ biruḷoḷi yeṉuṅkaṉa vidaya maṉḏṟaha macalamā naḍamiṭu maruṇa malaiyeṉu melaiyaṟu maruḷoḷik kaḍalē. பதச்சேதம்: இன்று அகம் எனும் நினைவு எனில், பிற ஒன்றும் இன்று. அது வரை, பிற நினைவு எழில், ‘ஆர்க்கு?’, ‘எற்கு’, ஒன்று ‘அகம் உதி தலம் எது?’ என. உள் ஆழ்ந்து உள தவிசு உறின், ஒரு குடை நிழல் கோவே. இன்று அகம் புறம், இரு வினை, இறல் சன்மம், இன்பு துன்பு, இருள் ஒளி எனும் கனவு. இதய மன்று அகம் அசலமா நடமிடும் அருணமலை எனும் எலை அறும் அருள் ஒளிக் கடலே. Padacchēdam (word-separation): iṉḏṟu aham eṉum niṉaivu eṉil, piṟa oṉḏṟum iṉḏṟu. adu varai, piṟa niṉaivu eṙil, ‘ārkku?’, ‘eṟku’, oṉḏṟu ‘aham udi thalam edu?’ eṉa. uḷ āṙndu uḷa tavicu uṟiṉ, oru kuḍai niḻal kōvē. iṉḏṟu aham puṟam, iru viṉai, iṟal jaṉmam, iṉbu tuṉbu, iruḷ oḷi eṉum kaṉavu. idaya-maṉḏṟu aham acalamā naḍam-iḍum aruṇamalai eṉum elai-aṟum aruḷ oḷi-k kaḍalē. அன்வயம்: அகம் எனும் நினைவு இன்று எனில், பிற ஒன்றும் இன்று. அது வரை, பிற நினைவு எழில், ‘ஆர்க்கு?’, ‘எற்கு’, ‘அகம் உதி தலம் எது?’ என ஒன்று. உள் ஆழ்ந்து உள தவிசு உறின், ஒரு குடை நிழல் கோவே. அகம் புறம், இரு வினை, இறல் சன்மம், இன்பு துன்பு, இருள் ஒளி எனும் கனவு இன்று. இதய மன்று அகம் அசலமா நடமிடும் அருணமலை எனும் எலை அறும் அருள் ஒளிக் கடலே. Anvayam (words rearranged in natural prose order): aham eṉum niṉaivu iṉḏṟu eṉil, piṟa oṉḏṟum iṉḏṟu. adu varai, piṟa niṉaivu eṙil, ‘ārkku?’, ‘eṟku’, ‘aham udi thalam edu?’ eṉa oṉḏṟu. uḷ āṙndu uḷa tavicu uṟiṉ, oru kuḍai niḻal kōvē. aham puṟam, iru viṉai, iṟal jaṉmam, iṉbu tuṉbu, iruḷ oḷi eṉum kaṉavu iṉḏṟu. idaya-maṉḏṟu aham acalamā naḍam-iḍum aruṇamalai eṉum elai-aṟum aruḷ oḷi-k kaḍalē. English translation: If the thought called ‘I’ [ego] does not exist, even one other [thought or thing] will not exist. Until then, if any other thought arises, merge [back within by investigating] thus: to whom [has it appeared]; to me; what is the place from which I rose? Sinking [thereby] within, if one reaches the heart-throne, [one will be] the very emperor [seated under] the shade of a single umbrella [namely God, the supreme lord this and every other world]. The dream [of duality], which consists of [pairs of opposites such as] inside and outside, the two karmas [good and bad actions], death and birth, happiness and misery, darkness and light, will [then] not exist. [What will exist is] only the infinite ocean of the light of grace called Arunamalai, which dances motionlessly [as ‘I am only I’] in the court of the heart. - Artículo*: Michael James - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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