¿Es posible vincular leyendas urbanas, estudios celtas, hombres-lobos, fenómenos poltergeist y leyendas urbanas? ¡Sí! El caso por antonomasia es el de las cabezas de Hexham, al cual nos referiremos en este artículo. 1.- HEXHAM, LUGAR DE LEYENDAS. Pero antes de referirnos al caso en sí, debemos ubicarnos espacialmente. Esto ocurrirá en Hexham, una pequeña ciudad de Inglaterra, de no más de 12.000 habitantes. A pesar de ello, es sorprendente saber que cuenta con curiosas historias y leyendas. Entre ellas las siguientes: 1) “La piedra del Diablo”. Se trata de un objeto que está dispuesto en el pavimento cercano a la Abadía y que es evitado por la gente, en especial por los niños. Ahora, cuando no queda otra alternativa y se debe pasar por allí, es un “deber” escupirla. Esta costumbre posiblemente se origine en el hecho que en un periodo de peste, las transacciones se hacían dejando el dinero debajo de piedras, para así evitar el acercamiento físico al otro. 2) “Las hermanas Pollock”. Uno de los casos de posible “reencarnación” más sorprendentes, al que nos referiremos en otro artículo. 3) El “Lobo de Allendale”. Un supuesto licántropo que habría matado una cantidad impresionante de ovejas, en la pequeña comunidad de Allendale, la cual organizaba partidas de hasta 200 hombres para su cacería. Ello acaeció en 1904. Pero quizás, la más importante es la que aquí deseamos enseñar. Luego del insólito descubrimiento, los niños van donde su madre para hacerle entrega de las figuras. Desde ese instante una serie de hechos paranormales empezarán a presentarse en el hogar de la familia Robson. Uno de los más significativos, consiste en que las figuras aparecen, sin intervención humana, dispuestas y mirando hacia otros lados, no a las direcciones en que habían sido dejadas originalmente. Otro: los niños y la madre vieron como la piedra, a la que denominaban “bruja”, empezó a volar hasta dirigirse a una pared, en la cual se estrelló, cayendo al piso, pero sin romperse. 2.- LAS CABEZAS DE PIEDRA DE HEXHAM. Primer uno acto. Año 1971. Dos hermanos, Colin y Leslie Robson, juegan en el jardín de la casa. Uno de ellos empieza a desenterrar algo que sobresale levemente del suelo. Y así halla unas pequeñas cabezas esculpidas en dos piedras (de 6 centímetros de altura cada una), de aspecto primitivo y temible. Una parece representar a un niño monstruoso y la otra a una niña con apariencia de bruja. También de los hijos, fue visto una noche con el pelo extendido de tal manera, como si alguien se lo tirase. Curiosamente, en igual fecha, la familia vecina (los Dodd) también comenzará a verse afectada de manera paranormal. En efecto, un día la señora Ellen Dodd y su hija son sorprendidas al ver dentro de la casa a un ser mitad humano y mitad bestia. Aunque la pareja gritó, el monstruo pareció no alterarse en lo más mínimo y se retiró del hogar. En relación a esto, algunos habitantes de Hexham recordaron de inmediato a una leyenda nórdica, conocida como “The Wulver”. Dato importante: La casa de los Robson y de sus vecinos no quedaba lejos, sino a solo diez minutos de distancia caminando, de donde se decía se había visto al célebre “Lobo de Allendale”. Debido a las situaciones extrañas en que la familia Robson se vio envuelta y, para buscar una respuesta a aquellas, entregó las figuras a unos arqueólogos. Estos pensaron de inmediato que podría auxiliarlos Anne Ross, pues estimaron que se trataba de piezas antiguas y posiblemente celtas, siendo aquella una experta en Mitología Céltica (escribió libros sobre el tema). Ella aceptó y se llevó las dos piedras a su casa… Y, al poco tiempo empezó a verse afectada por insólitos hechos. Y así fue que vio dentro de su hogar, en la puerta de su pieza, a un ser de cuerpo encorvado y con cabeza de lobo. La señora Ross intentó seguirlo, pero, como en el caso de la familia Dodd, la bestia se retiró de su hogar sin dejar rastro… Días después, Berenice, la hija de la señora Anne, al llegar a casa desde el colegio se horrorizó al ver dentro del hogar a un hombre lobo que saltó desde las escaleras… La investigadora indicó que en otras ocasiones, vio como la puerta de su pieza se abría sin explicación y de como otro día vio a un ser oscuro. (Anne Ross) La vecindad relacionó al monstruo visto por Ross con la leyenda del “Lobo de Allendale”.Es de notar que en los tres casos indicados (familia Robson, familia Dodd y la estudiosa Ross) la mayor actividad paranormal ocurrió de noche. Y en el caso de la investigadora, casi siempre cerca de las 02:30 A.M. Para Anne Ross, las piedras tenían una antigüedad cercana a los dos mil años y se relacionaban con el “culto de las cabezas”, que realizaban los celtas. Así, por ejemplo, hay testimonios, especialmente de la zona cercana a Hexham donde los celtas lanzaban cabezas cortadas a sus enemigos. Para la señora Ross no había duda: las dos piedras eran célticas y tenían la finalidad de proferir una maldición. El culto a las cabezas de piedras era algo que venía estudiando hace mucho, y es así que en su libro “Pagan Celtic Britanic” (p.61) señalaba que “la cabeza humana era considerada por los celtas como un símbolo divino, y los poderes del otro mundo”. Y aquí aparece otro personaje en esta laberíntica historia, llamado Desmond Craigie, quien desmiente la idea del origen celta de las piedras. Él señala que fue el autor de las mismas, las que le entregó a su hija para que jugara. Craigie había vivido hacía aproximadamente unos veinte años en la casa que posteriormente habitarán los Robson, y donde habían sido encontradas las ahora famosas “Piedras Diabólicas de Hexham”. Como nadie pareció creerle, hizo dos esculturas pétreas para demostrar que él realmente había sido el padre de los objetos que ocasionaban tanto ruido en la comunidad. El último personaje de esta enigmática historia es Frank Hyde, a quien Don Robins le entregó las dos piedras, para que las investigara desde su especialidad: la radiestesia. Según ciertos sitios webs este al llevárselas en su vehículo, tuvo un impacto tremendo con el, desapareciendo desde allí las piedras de Hexham y sin saberse tampoco de Hyde… Sin embargo, los estudios de la estructura y composición de las piedras, realizados por expertos demostraron que no se trataba de elementos confeccionados con cemento, como pretendía el señor Craigie, y que tampoco parecían tener factura moderna. El señor Hodson, uno de los investigadores, fue categórico e indicó que si hubiesen sido de cemento, faltaba el ingrediente más relevante en éste: el silicato de calcio. Hodson identificó el material como arenisca gruesa, con algún toque de cal y ciertos pigmentos de color. Don Robins, un geólogo y experto en química inorgánica, autor de “Circles of silence” (un curioso estudio sobre las piedras), quien colaboró con Anne Ross en el libro “The Life and Death of a Druid Prince”, señaló que la figura conocida como “niño” era semejante a una calavera, de color gris verdoso y brillaba como cristales de cuarzo. El cabello parecía ir de adelante hacia atrás, con “rayas célticas”. El peso de esta figura era mayor al del cemento o concreto, incluso. Mientras, que la figura de la niña o mujer “bruja”, poseía pigmentos amarillos y rojos en el cabello. Sus ojos los calificó de “desorbitados” y era poseedora de pelo anudado. A pesar de su visión científica, no dudó en indicar que sentía una extraña, incómoda y densa presencia que emanaba de las piedras. De hecho, cuando se llevó las figuras a su hogar, las dejó en el automóvil y al prenderlo, todos los sistemas eléctricos del tablero de instrumentos se apagaron repentinamente. Pero, al mirar las piedras y decirles “¡Ya basta”, el vehículo partió sin problema... La maldición habría terminado… 3.- LA CONEXIÓN CHILENA. Quisiera entregar algunos antecedentes, que por primera vez en la historia de las Cabezas de Hexham, se hacen visibles. Y dicen relación con lo que sería una especie de parentesco entre las piedras de posible origen celta y la mitología de Chiloé. El culto a la piedra en Chile es un tema que venimos desarrollando el ensayo “Magia Austral”, al cual remitimos. Solo basta enunciar que es Chile uno de los países donde dicho culto fue extendido, y que unió a diversos pueblos aborígenes, de norte al sur. Dicha práctica se materializa en las “piedras tacitas” (rocas horadas en su interior, cuyo objetivo sería astronómico, para realizar tinturas o para sacrificios, según las diversas tesis), petroglifos, piedras talladas, adoración a ciertas rocas donde se cree hay espíritus de brujos (kalku) o de personajes relevantes para la comunidad, etc. Chiloé es un archipiélago ubicado en el sur de Chile, cuya mitología es comparable con la céltica desde varios puntos de vista. Esta es en el fondo un sincretismo que se alimentó de elementos indígenas (de predominancia huilliche) y españoles (especialmente gallegos). El primer nombre que dieron los conquistadores españoles a la Isla Grande de Chiloé fue Nueva Galicia, ello porque hallaron mucho parecido a su tierra gallega y porque Rodrigo de Quiroga, el Gobernador de Chile, también era de origen gallego. Las semejanzas culturales, religiosas y brujeriles entre el pueblo chilote y el gallego han dado pie a un libro: “Galicia y Chiloé, confines míticos” de Edmundo Moure Rojas, por lo cual aquí no nos detendremos a analizar este interesantísimo aspecto; pero sí deseamos referirnos a los puntos en común entre lo que sería la brujería organizada en La Recta Provincia chilota y las posibles piedras célticas de Hexham. Desde ya, conviene mencionar que los gallegos son quizás el pueblo céltico más ignorado. Se piensa que los celtas de Hallstatt y los sefes, se habrían asentado en Galicia. Varios símbolos y castros celtas se hallan en esas tierras españolas, palabras gaélicas que se mantienen en varios topónimos de Galicia, la música, etc. El mismo nombre Galicia (Gallaecia) provendría según Higino Martins de la raíz inoeuropea kala (refugio), que en las lenguas gaelicas pasó como gall (madre, tierra), lo cual nos hace pensar en Cal-Leach, la Diosa Madre de los celtas. También podría derivar de Cal o Gal, palabra celta que significa “firme”, dureza; de allí que se traduzca a veces como “piedra”. Calad en gaélico significa “fuerza”. De esta manera los gallegos que llegaron a Chiloé entregaron en dicha zona, posiblemente de manera inconsciente, elementos de sus propias creencias a los nativos, lo que influirá en especial en una organización de brujería llamada Recta Provincia o Mayoría, la cual hemos estudiado en nuestro libro “La Recta Provincia. Una cofradía de brujos en el sur de Chile”.- PIEDRAS COPUCAS. En Chiloé se halla la presencia de unas piedras mágicas, llamadas copucas (o quepucas). Se encuentran en el cerro Chepu y los brujos o “chaumaneadores” toman dos de ellas, una “macho” y otra “hembra”, lo cual nos recuerda el caso de Hexham. Se frotan con las manos y sirven, ya sea para otorgar buenas cosechas, “sembrándolas” en la tierra (en este caso se relacionan especialmente con el cultivo de la papa); o realizando el mismo acto, pero con intención adversa, para maldecir las siembras, por ejemplo, de un vecino. Hay interesantes semejanzas con las piedras de Hexham: - se trata de un par; - una desempeña el papel de macho y otra de hembra; - piedras mágicas; - pueden ser utilizadas para conferir maldiciones.- MOAIS CHILOTES. (Fotografía de uno de los "moai" chilotes) Aun cuando no son técnicamente “moais”, como los de Isla de Pascua, la prensa los llamó de esa manera, por tener cierta semejanza con aquellos. Se trata de esculturas de al menos un metro de tamaño (visible; pues posiblemente si se excava a su alrededor, como pasó con los moais pascuences, se descubra que son esculturas de cuerpo entero y no solo “cabezas”), que habrían sido encontradas en diciembre de 2010 (a pesar que hay testimonios de gente del sector que las conocía antes de la fecha dada por los periodistas del diario “Las Últimas Noticias”), cerca del Faro Corona, a más o menos treinta minutos en vehículo desde Ancud, Isla Grande de Chiloé. Los habitantes de las cercanías relacionaron la existencia de las esculturas con la Recta Provincia. Como en el caso de las piedras de Hexham se discutió sobre su antigüedad, quedando en el olvido. Como suele ocurrir en estos casos, el arqueólogo entrevistado de inmediato y sin ninguna investigación profunda señaló que se trataba de algo nuevo, ¡de data no mayor a 10 años! Sin embargo, no supo explicar bien quien o quienes las habían realizado, ni con qué motivo, como tampoco el porqué de la pigmentación, líquenes y manchas blancas de su superficie (lo cual revelaría una data fácilmente de cien años). Lo que nos llama la atención es que son cabezas de piedra, que según el arqueólogo entrevistado “no he visto este refinamiento en el tallado lítico al sur de Chile”. (El namuncura de Río Bueno) El mismo día de la publicación efectuada en el diario “Las Últimas Noticias”, realicé en mi blog un artículo sobre estos misteriosos megalitos chilotes, donde los vinculé por su forma con el namuncura de Río Bueno (una de las pocas esculturas en roca halladas en el sur chileno). En todos estos casos se trata de cabezas, de ojos grandes y boca gruesa. El namuncura, recuerda los trazos célticos en la parte superior de la cabeza. 4.- CONCLUSIÓN. Hemos realizado un ejercicio de comparativismo “paranormal” y de prácticas mágicas, entre lo ocurrido en una pequeña ciudad británica y Chiloé. Norte y sur del mundo unidos por ciertas creencias y praxis que toman a la piedra como elemento central. Sin duda, nos faltan muchos antecedentes y detalles, que se han perdido en la misma historia. Al menos, creemos, hemos podido realizar vinculaciones que pueden o no ser acertadas, pero que permitirán trazar nuevas miradas que hacen del territorio y las visiones mágicas algo no tan lejano. (Capítulo de mi próximo libro "Encrucijada. Chamanes, brujos y alquimistas" Artículo*: Sergio Fritz Roa Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL (Frasco Martín) Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí compartidos
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