YO AMO A LOS QUE ME AMAN

Buscar y encontrar son como dos caras de una misma moneda, contemplada desde dos mundos: este mundo, el Olam haZe, y el mundo venidero, el Olam haBa.

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Leemos en Proverbios (VIII-17 y 18):

אני אהביה אהב; ומשחרי, ימצאנני. עשר-וכבוד אתי

“Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan. Las riquezas y la gloria están conmigo”.

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Improvisadamente, podríamos decir que este proverbio se refiere a Abraham, que amaba al Eterno y un día se levantó pronto para realizar el sacrificio que le pidió, y que luego fue rico, admirado y respetado en su época.

Correcto, pero sabemos que Abraham encarna a la bendición, ya que el Eterno le dice: “tú serás bendición” (Génesis XII-2). Por otra parte, en el Proverbio (X-22) leemos que “la bendición del Eterno trae la riqueza”. Ésta es la clave de la riqueza y de la gloria.

Si tomamos las últimas letras de las tres palabras Ani ahavi aahav (אני אהביה אהב) “Yo amo a los que me aman”, vemos que son Iod He Alef y forman Iahav (יהב) “dar”, “donar”, lo cual era la esencia de Abraham: Hessed.

Por otra parte, Meshajarai (משחרי), “temprano” o “en la aurora” en realidad quiere decir cuando está oscuro, ennegrecido. E Imzanani (ימצאנני) no es en realidad “me hallan”, sino “me hallarán”.

Todo ello vendría a decirnos que si lo buscamos en la oscuridad de este mundo, lo hallaremos en el mundo venidero. Buscar y encontrar son, pues, dos caras de la misma moneda, contempladas desde los dos mundos. Por eso no hay que desesperar si buscamos mucho y encontramos poco, este poco es para que no desistamos, pues donde realmente encontraremos es en el mundo venidero.

Por otra parte, también podríamos reinterpretar la expresión Osher veKavod (עשר וכבוד), “riqueza y gloria” como “riqueza en este mundo” y “gloria en el mundo venidero”. La guematria de Osher (עשר), “riqueza” es 570 y coincide con la de Aron Kburah (ארון קבורה), “tumba”.

La guematria de Kavod (כבוד) es 32, como la de Lev (לב), “corazón”.

Y finalmente, la denominada guematria Ktanah o reducida de Osher veKavod (עשר וכבוד) también es 32, quizá para enseñarnos que la verdadera riqueza y la verdadera gloria no son las que la gente busca en el exterior, sino las del corazón.

JULI PERADEJORDI

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