UNA SOLA VOZ Que al hombre todo le ha de ser enseñado es algo evidente, pero también es claro que todo lo aprendido extraído del medio en el que habitamos estará condicionado por su devenir espacio temporal. El auténtico conocimiento necesariamente ha de estar liberado de estos límites siempre cambiantes, por lo que el símbolo es el vehículo más eficaz en la búsqueda de la Verdad, al ser la huella visible de una realidad oculta, invisible e inmutable. De allí que todas las tradiciones, independientemente de las condiciones espacio temporales que les han tocado en suerte, posean idénticos o análogos símbolos sagrados, y entiéndase por símbolos también a los mitos y los ritos, los cuales entretejidos entre sí constituyen una vía simbólica, que es el principal soporte para efectivizar las potencialidades que el hombre lleva en sí mismo. El origen mítico de todas las culturas signa una edad de oro, o paraíso al que el hombre ansía retornar, y siempre existe un numen educador, tal cual el dios Hermes en la Tradición Hermética, que nos revela una enseñanza que en sí es simbólica, y por tanto capaz de ligar con ideas arquetípicas, con otros estados del Ser y con el auténtico Origen virginal. Claro que todo conocimiento es en esencia una identificación, y conocerse a sí mismo supone realmente Ser, reconocer, más allá de todo condicionamiento. Por tanto es análogo al centro de la rueda, que es inmutable, invisible, adimensional, inmóvil, pero que sin embargo todo lo genera. Y el proceso de toda enseñanza implica en primer lugar una necesidad de recibir la Verdad en nuestro corazón, aceptarla para que se efectivice en uno mismo, y por último devolver aquello que nos ha sido revelado. Por ello a lo largo del tiempo ha existido una cadena áurea ininterrumpida, que liga la doctrina metafísica y a los iniciados que han participado de ella, independientemente de la tradición en que hayan vivido, pues sintetizan y revelan a los integrantes de su cultura diferentes aspectos de una sola realidad. La Tradición Hermética es la propia de Occidente, y a lo largo de su historia han existido diferentes escuelas que se han instaurado como auténticos focos para transmitir la cosmogonía perenne, tal como la academia platónica de Atenas fundada por Platón, que posteriormente dirigiese Proclo en el siglo V de nuestra era, y antecesora de la que Marsilio Ficino bautizara como academia neoplatónica en el Renacimiento. En nuestros días Federico González Frías ha actualizado y puesto a nuestra disposición todo este legado iniciático capaz de despertar la Inteligencia en nosotros mismos. Platón, Proclo, Ficino y Federico vivificaron y transmitieron este lenguaje que se revela como Letra Viva en nuestro corazón. Por lo que proponemos un juego, un diálogo donde se reproducen fragmentos, escogidos prácticamente por azar, pertenecientes a diferentes obras de estos autores, en verdad un solo discurso que liga con el Misterio y el Secreto, una sola voz que emana del Silencio. – Mientras dormía, en la madrugada de hoy, me parecía estar leyendo un pasaje muy breve, en el cual la disposición de las palabras y de las frases era la misma que siempre he intentado mantener. Así que dudaba de si eran mías o de otro (1). – La ciudad o jardín interior, que cada quien posee dentro de sí, e igualmente puede reconocer en sus semejantes, o compartir con ellos, ya sea en el presente o en el pasado, mediante la posesión de su conocimiento secreto, es decir de lo que se ha dado en llamar el Colegio Invisible, la Ciudad de Dios, o la Iglesia Secreta (2). – Estado que no existe sino en nuestro pensamiento, pues no creo que haya ninguno semejante en el Mundo. Pero tal vez lo haya en el Cielo, para que sirva de modelo a todo el que quiera contemplarlo y regular de acuerdo con él su gobierno particular. Por lo demás, poco importa que este Estado exista ya o esté aún por realizar para tener la seguridad de que tan sólo de él y no de otro distinto seguirá el sabio las leyes (3). – Su origen es no humano y siempre le han sido reveladas al hombre en todo tiempo y lugar ( 4). – Sabiendo estas cosas nos encomendamos a los dioses como conductores de la enseñanza acerca de ellos (5). – Al furor inspirado por los dioses es al que somos deudores de los más grandes bienes (6). – Y ellos escuchándonos vengan propicios y benévolos, conduciendo el intelecto de nuestra alma para llevarlo hacia la cima de esta contemplación. Cuando hayamos llegado, recibiremos toda la verdad acerca de ellos, y obtendremos la mejor realización de nuestro trabajo, el cual perseguimos, ya que anhelamos conocer algo acerca de ellos tanto aprendiendo como esforzándonos nosotros mismos (7). – Me dicen los dioses, que de la radiante soledad del Centro se ha extraído esta muestra, que es nuestro mundo, para que el vasto plan divino continúe (8). – Ciertamente aquel sumo autor primero crea todas las cosas, en segundo lugar a él las rapta, y en tercer lugar les da su perfección. Cada una de estas fluye, cuando nacen de esta perenne fuente, luego a estas refluyen cuando intentan alcanzar su origen, y por último se perfeccionan, después de que regresaron a su principio (9). – También la llamada entrega del alma a Dios no por vía de aspiración directa sino dentro de un orden y una doctrina, es decir, por medio de los ritos permanentes a los que nos vemos sometidos para aspirar al amparo y la custodia de los dioses (10). – Y esto es lo mejor de nuestra actividad: en la calma de nuestras potencias levantarse hacia lo divino mismo y danzar en torno a aquél, y reunir siempre toda la multiplicidad del alma en esta unificación, y abandonando todas las cosas cuantas hay después de lo Uno establecerse junto a él y unirse con el inefable y más allá de todos los seres. Porque hasta éste le es lícito al alma elevarse hasta que, elevándose sobre ella misma, termine tocando al Principio de los seres (11). – Este mensaje produce la humildad de corazón y el alma como tierra para ser fecundada por el semen de lo Alto, es decir del Cielo (12). – El hombre que sabe servirse de estas reminiscencias, está iniciado constantemente en los misterios (13). – Un aliento invisible, tan sutil, que es más real que cualquier otra presencia, la presencia misma (14). – Hay dos especies de furor o de delirio: el uno, que no es más que una enfermedad del alma; el otro, que nos hace traspasar los límites de la naturaleza humana por una inspiración divina (15). – Se está hablando de trasponer el cosmos, que es a la vez la entrada y la salida (16). – Veo muchas razones que me inducen a creer que la ciudad que acabamos de fundar es la mejor de cuantas son posibles (17). – Se trata de descubrir un nuevo mundo, otra realidad distinta a la anterior. Este cambio implica una transmutación, o sea la adaptación a otra forma de vida propia del Hombre Nuevo. Cuando se descubre que la Utopía hermética es real, es que comienza a encarnarse en verdad. El viaje ha llegado a su fin, se ha descubierto la isla. Sólo falta un segundo tramo, la exploración de su territorio, el asombro de las buenas nuevas, la necesidad de seguir conociendo (18). – La esencia sin color, sin forma, impalpable, no puede contemplarse sino por la guía del alma, la inteligencia; en torno de la esencia está la estancia de la ciencia perfecta que abraza la verdad toda entera (19). – Llevados por el símbolo, guiados por él, hemos llegado a una Utopía, tan real, como cualquier otro sueño, salvo que éste está signado por la certeza. Y guiados por todos los dioses, esos desconocidos, hemos llegado a las puertas del Misterio. Y entonces debemos callar, aunque tratando de hacer comprender a nuestros contemporáneos el valor del Silencio absoluto, de una magnitud que no puede medirse (20). – Desde luego que el afirmar que esto es tal cual yo lo digo, punto por punto, no es propio de un hombre sensato; pero lo que he dicho de las almas y sus estados y que existen estas cosas como yo las he enunciado –aunque podrían expresarse de manera parecida–, y en el supuesto de ser el alma inmortal, puede asegurarse sin inconveniente que es así; y ya que vale la pena correr el riesgo de creerlo –pues el azar es hermoso– no dudemos en entregarnos y de ese modo encantarnos a nosotros mismos. Notas 1 Marsilio Ficino, Las cartas de Marsilio Ficino volumen I. Ed. Olañeta, Palma de Mallorca, 2009. 2 Federico González, Las Utopías Renacentistas. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2016. 3 Platón, La República, libro IX. Ed. Bergua, Madrid, 1966. 4 Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Escuelas Mistéricas”. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013. 5 Proclo, Teogonía Platónica, libro I. Ed. Losada, Buenos Aires, 2016. 6 Platón, Fedro o Del Amor. Ed. Purrúa, Mexico, 2001. 7 Proclo, Teogonía Platónica, libro I, op. cit. 8 Federico González, En el Vientre de la Ballena. Ed. Obelisco, Barcelona,1990. 9 Marsilio Ficino, De Amore. Ed. Tecnos, Madrid, 2001. 10 Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Entrega”, op. cit. 11 Proclo, Teogonía Platónica,libro I, ibíd. 12 Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos. Entrada: “Acción”, ibíd. 13 Platón, Fedro o Del Amor, op.cit. 14 Federico González, En el Vientre de la Ballena, op.cit. 15 Platón, Fedro o Del Amor, ibíd. 16 Federico González, En el Vientre de la Ballena, ibíd. 17 Platón, La República, libro IX, op.cit. 18 Federico González, Las Utopías Renacentistas, op.cit. 19 Platón, Fedro o Del Amor, ibíd. 20 Federico González Frías, Documentos de la Iglesia Secreta I. Proemio. Ed. Symbolos, Barcelona, 2014. Platón, Fedón, ibíd. 21 Platón, Fedón, ibíd. - Artículo*: Letra Viva. Una Utopía Hermética - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas y Fuengirola, MIJAS NATURAL *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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