Primer postulado (o Razonamiento Cosmológico)
Partiendo, exclusivamente, de un mundo físico (o material), la Nada (Antimateria), tiene sentido de complementariedad con el Todo (Materia). O… debería serlo. Pero, la realidad nos dice otra cosa.
El Todo y la Nada, a la vez y en todo momento, no son posibles: el Todo anula a la Nada y viceversa. Es lo que llamaríamos un Universo Perfecto o Suma Cero. No habría vibración, se estaría en un equilibrio permanente y, por ende, en una infinita quietud. La existencia de cualquier cosa no sería posible. Nada existiría y menos lo que llamamos Vida.
Segundo Postulado (o Razonamiento Universal)
En un sentido más amplio (o Universal), la Nada, sólo se sobreentiende, como la No-Existencia. Es decir: la No-Existencia material de algo (objeto, vegetal, animal o PERSONA).
Y, Tercer Postulado (o Razonamiento Metafísico)
En el Mundo Real (Material y Espiritual) La Nada solo es posible desde una visión netamente materialista de las cosas. En cambio, en un mundo inmaterial (espiritual o metafísico), la Nada, no es posible. El Todo, todo lo abarca. El Ser es infinito; conteniendo la totalidad del Universo (o infinidad de multiversos posibles). Por lo que, se sobreentiende que: el Ser es el Todo. Y, por lo tanto, la Nada, insisto, no es viable.
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Existencia y/o No-Existencia
En este punto radica el meollo de la cuestión…
La Nada, es el No-Ser. La Nada, es la No-Existencia. Desde la Metafísica más preclara, la Nada no es posible. Por lo que se puede llegar a acordar que: La Nada es un acomodo lingüístico. No obstante, la ausencia física de una PERSONA que lo fue y ya no lo es, determina que se “fue” a la Nada. Es decir: su No-Existencia terrenal lo “sitúa” en la Nada. En cambio, esta afirmación no se sostiene en el mundo real de la espiritualidad.
¿Qué nos expresa, al respecto, la Metafísica? De forma sintetizada nos viene a decir que:
1) El cuerpo físico (material) de la PERSONA es corruptible; mortal y, con el tiempo, desaparecerá. Es decir: pasará de ser Existente a No-Existente. Y se “convertirá” en Nada.
2) El cuerpo espiritual (en la cultura judeocristiana) se divide en dos elementos fundamentales y complementarios: Alma y Espíritu. ¿Qué es el Alma?: el Alma es la esencia de la PERSONA y es su identidad como ser pensante y, por tanto, existente. Y, ¿Qué es el Espíritu?: el Espíritu es la fuerza vital (o hálito de vida); es el ímpetu de la PERSONA, que surge del interior más recóndito, es la luz que nos guía en el día a día y es el camino personal, de cada uno de nosotros, que nos conducirá hasta final de nuestras existencias terrenales.
Y, ¿a partir de aquí, qué nos queda?
En el día de nuestro lapso final,
a) Los Materialistas dirán que: simplemente desapareceremos para pasar a formar parte del “selecto grupo” de la Nada. Pasaremos de ser seres existentes a no-existentes. Y… ¡nada más! ¡Un triste, pero posible, final!
b) En cambio, los Espiritualistas (creyentes y existencialistas, en una gran mayoría), manifestarán que “algo” debe de haber más allá: por ejemplo, la Eternidad y, por tanto, un tránsito hacia lo desconocido. Un viaje, sin retorno, hacia la infinitud. Pasaremos de ser seres existentes a eternos. ¡Un esperanzador, e indemostrable, final!
¡La elección es libre; el pavor a la nada, no!
Santiago Peña
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