"P. ¿Podría hablar más sobre la humildad en las relaciones humanas? R. La humildad no es algo que uno pueda llevar como un atuendo. ¡No tiene nada que ver con cabezas agachadas y miradas esquivas! Es el resultado de la reabsorción de la individualidad en el ser, en la quietud. Resulta del fin de toda agitación. En estar atento y alerta, hay humildad. Es receptividad, apertura a todo cuanto la vida trae. Allí donde no hay memoria psicológica ni acumulación de conocimiento, hay inocencia. Inocencia es humildad. En situaciones íntimas o problemáticas, cada uno debe hablar con humildad de cómo se siente. Es simplemente una declaración de hechos, sin justificación ni interpretación alguna. No debemos buscar una conclusión. Si dejamos a la situación completamente libre de evaluación, juicio y apremio por llegar a una conclusión, aparecen muchas cosas que no pertenecen a nuestra memoria. La humildad surge cuando no hay referencia alguna a un “yo”. Este vacío es el factor curativo en cualquier situación. Heidegger dice: “Permanece abierto a la apertura.” Permanece abierto a la no-conclusión. En esta apertura, la situación ofrece su propia solución, y abiertos la recibimos. A menudo, cuando la solución aparece, la mente entra y disputa con ella, la pone en duda." Jean Klein (¿Quién soy yo?)
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