"P. De modo que el individuo no existe como una entidad aislada. Pero, ¿no existe la personalidad como una parte única del todo? R. La persona, en realidad, no es más que persona, máscara, pero la palabra ha llegado a convertirse en sinónimo de la idea del individuo, entidad separada y continua. La personalidad no es la constante que nosotros imaginamos. En realidad, no es más que una reorquestación temporal de todos nuestros sentidos, imaginación e inteligencia, de acuerdo con cada situación. No hay repetición alguna en la vida y cada reorquestación es única y original como el diseño de un caleidoscopio. El error está en identificarse con la personalidad, en conceptualizarla en la memoria y después tomarnos a nosotros mismos por esta colección de imágenes cristalizadas en lugar de dejar que nuestras emociones, percepciones y pensamientos surjan y mueran en nosotros. Estamos en el teatro, viendo nuestra propia obra en escena. El actor está siempre “detrás” de su persona. Parece hallarse completamente perdido en sufrimiento, en ser un héroe, un amante, un pícaro, pero todas estas apariciones tienen lugar en la presencia global. Esta presencia no es una actitud desligada, una posición contempladora. No es una sensación de estar separado, de estar “fuera”. Es la presencia de la totalidad, amor, de donde todo nace. Cuando ninguna situación pide actividad, permanecemos en un vacío de actividad, en esta presencia." Jean Klein (¿Quién soy yo?)
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