Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Cultos. Juan Manuel de Prada

Cultos Juan Manuel De Prada ANIMALES DE COMPAÑÍA Conversando con unos amigos (prometo que no éramos más de seis), evocamos la figura de una persona que todos conocíamos, a la que no dudamos en asignar el epíteto de ‘culta’. Inmediatamente, alguien preguntó, con retranca o exasperación: «¿Y qué significa eso de ser ‘culto’ hoy en día?». Algunos de los que participaban en la conversación propusieron definiciones sobre la marcha, todas ellas insatisfactorias o cojitrancas. A la postre, llegamos a la conclusión de que la persona a la que habíamos calificado un rato antes como ‘culta’ era, simplemente, alguien que había logrado recolectar, a través de un acopio de lecturas, un mogollón informe de erudiciones en batiburrillo que podía desplegar hábilmente, gracias a una memoria portentosa, despertando fascinación en quienes lo escuchaban recitar un poema, evocar un episodio histórico o desmenuzar el arte de tal o cual maestro pictórico. Pero detrás de ese despliegue ‘cultural’ no había un esqueleto de pensamiento que lo cohesionase. Y, en realidad, aquella persona evocada encarnaba un modelo de ‘alta cultura’ casi extinto. Pues, por lo general, lo que nuestra época entiende por ‘cultura’ no es más que una inmensa colección de baratijas que estimulan los apetitos sensitivos, a la vez que anestesian los apetitos intelectivos. ‘Culto’ se considera al gafapasta atento a la producción de pacotillas que lo mantienen entretenido: las novelitas sistémicas de temporada, los estrenos cinematográficos o teatrales de los que habla ‘todo el mundo’, los conciertos o exposiciones ‘del siglo’, etcétera. Y ahora que la plaga coronavírica ha adelgazado hasta la consunción la ‘agenda cultural’, ‘culto’ puede ser incluso el devorador de series televisivas. En definitiva, ‘culto’ se considera al consumidor bulímico de ‘ocio cultural’, una variante fina de ‘soma’ que proporciona goces efímeros de apariencia estética (en realidad, goces puramente sensitivos) que, lejos de alimentar el espíritu, lo consumen y obligan a ‘vivir con los tiempos’, procurando a cambio cosquillas placenteras a nuestra vanidad, que puede presumir de sus ‘inquietudes’. Uno de los amigos que participaban en la conversación lanzó entonces un juicio demoledor: «En realidad, ser ‘culto’ significa exactamente lo contrario de ser sabio. Pero en nuestra época ya nadie puede alcanzar la sabiduría, salvo que renuncie por completo a la cultura». Pedí que explicara esta aparente paradoja; y él probó a hacerlo más o menos del siguiente modo: «Lo que hoy consideramos ‘cultura’, aun en sus expresiones más elevadas o distinguidas, no son sino los añicos resultantes de la descomposición de los grandes sistemas de pensamiento, que ofrecían una tesis abarcadora de la realidad. En el ámbito occidental, esa explicación del sentido del mundo la aportaron las escuelas filosóficas que el cristianismo refundió y perfeccionó; y, en oposición al cristianismo, surgieron posteriormente otros sistemas de pensamiento que tal vez no fuesen sino herejías o desviaciones del sistema al cual se enfrentaban (al modo en que Toynbee definió el marxismo como una herejía del cristianismo). Pero, a medida que se iban sucediendo estas escuelas de pensamiento, iban perdiendo su coherencia orgánica, su capacidad para ordenar el mundo según unos principios de validez universal. Poco a poco, estos sistemas de pensamiento fueron dimitiendo de la aspiración de entender el sentido del mundo y se conformaron con explicar parcelas o provincias del mismo. De este modo, la visión plena y abarcadora que ofrecían los grandes sistemas de pensamiento se perdió para siempre; y con ella la posibilidad de ser sabios. A partir de ese momento, extraviada su significación, el mundo se convirtió en una suerte de vasto rompecabezas, un galimatías que ya no se podía entender en plenitud; y del que, a lo sumo, podemos aspirar a descifrar aspectos parciales. Y, en un mundo indescifrable, la ‘cultura’ se convierte inevitablemente en una inmensa colección de baratijas y camelos que se producen a destajo, para mantener a las masas entretenidas y ayudarles a hacer más llevadera su esclavitud. Picoteando de aquí y allá, de una novelita sistémica o serie de éxito, el hombre contemporáneo se siente ‘culto’ y espanta el horror de saberse perdido en un mundo que ya no comprende, que ni siquiera aspira a comprender, porque está hecho de añicos sin recomposición posible. Sólo una persona que renegara de la ‘cultura’ podría alcanzar la sabiduría de los antiguos, que por supuesto eran unos incultos de tomo y lomo». Se hizo un silencio aplastante tras la intervención de mi amigo. Así, al menos, nadie osó dar la tabarra con las series que se había embaulado durante el confinamiento. La entrada Cultos aparece primero en XLSemanal. Artículo*: Juan Manuel De Prada Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL (Frasco Martín) Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí compartidos
Animales de compañía. 'Cultos', por Juan Manuel de Prada.

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