Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

jueves, 18 de mayo de 2023

El Universo Doliente


Se escapa a toda duda que la vida que hoy tenemos es la más confusa y extraña que, quizás, haya vislumbrado ser humano alguno en su paso por el reino de la contingencia. Ya parece hasta común el grado de confusión, habiendo algunos, que no se si tacharlos de enfermos, que les parece de lo más normal esto que describo.

El asunto es que esta confusión que hoy lo permea todo, se está haciendo cada vez más aguda, y no niego que he pensado que el academicismo actual, con el modelo educativo imperante, tal vez no sea la única causa, pero sí el modelo que permite que reine entre nosotros aquel que es amo de la mentira y por tanto señor de la confusión justo en los días en donde supuestamente reinaría la razón y la cordura, en donde el hombre liberado y guiado por su fuero interno no necesitaría más a Dios. Pues salta a la vista la debacle moderna como un hecho patente del error no solo humanista sino positivista e iluminado.

En un ámbito en específico esta confusión se nota de forma patente, y es en aquel que nos parece de los más delicados porque interpela, no solo la posición, sino la responsabilidad de la humanidad hacia el resto de los seres vivos. La debacle es tal que se pretende colocar a los animales al mismo nivel que el del hombre y con esto se quiere hoy día darles derechos, sin comprender que desde el punto de vista ontológico nos colocaría ante una contradicción, por otro lado, tenemos cada vez más personas que imbuidos en este error asumen que un animal tiene los mismos derechos que un ser humano, incluso se está llegando a justificar la eliminación de una gran cantidad de seres humanos bajo el precepto de derechos de la tierra y de los animales .

La interrogante que no deja de sacudir mi mente, y sé que la de muchas mentes con intelecto aun sano, es ¿Cómo llegamos a esto? Y se retoma la duda ¿ cuál es el rol del ser humano en la creación? ¿Cuál es su lugar en el Cosmos? .

Salamandra – Bestiario Ashmole

 El hombre y el cosmos.

Una de las premisas de nuestra sociedad es que el ser humano es no más que una parte, insignificante por demás, del vasto universo ( sin considerar la aberración esta de los multiversos) por tanto no tiene ningún valor central ni hay nada preponderante en él. Esto ha hecho que el replanteo de nuestra posición en el cosmos nos lleve a un utilitarismo despiadado que estamos empezando a atisbar.

<< En esa cosmología [moderna] el hombre ha sido reducido al mero estatus de entidad cósmica, una mera parte de la totalidad cósmica>>[1] de esta forma Wolfgang Smith resume lo que estamos exponiendo. Este paradigma despoja al ser humano de todos sus aspectos superiores, a este respecto Smith añade <<no es un tema de si esa [ presencia del ser humano] ha de ser vista dawinisticamente, como constituye en efecto un ‘accidente molecular’; o si uno trae en juego el concepto de ‘diseño inteligente’: en ambos casos esta implícitamente negado la misma esencia del hombre, la cual es el Intelecto, la facultad por la cual el hombre conoce>>.

Por tanto, la simple idea de colocar al hombre como uno más en el cosmos, siguiendo a  Smith, nos despoja de lo superior que es parte de nosotros, el intelecto, sino que también nos quita la responsabilidad que tenemos con nuestro Creador, hacia el mismo cosmos, hacia los animales y con nosotros mismos. Por otro lado está la visión de las antiguas tradiciones, que hoy día urge rescatar, ya que nos da el lugar que verdaderamente es nuestro, sobre todo en el cristianismo, y que en otras entradas hemos venido exponiendo revelando los significados de diferentes símbolos geométricos, arquitectónicos y gemátrico presentes no solo en antiguas edificaciones sino también en los relatos que son la base de nuestra civilización, en donde se expone la presencia en parte del microcosmos, es decir el hombre, y del macrocosmos, y que ambos se complementan pero uno no es parte del otro, es más, el hombre posee en si un aspecto superior que lo hace capaz, y es su deber, de trascender el cosmos. Sobre esto seguimos a Smith <<Emerge que el cosmos no está solo, sino es complementado por el hombre: el Antropos no es en realidad una parte o constituyente del cosmos, sino que constituye, por decirlo así, una completa mitad que es parte de una complementariedad[…] el Hombre y el cosmos se traslapan , lo cual es lo mismo decir que el hombre comparte ‘la cascara externa’ de su ser con el universo y es claro que por medio de esta ‘cascara’ que él conoce el cosmos y actúa sobre el mundo… así es que el cosmos no existe aparte del hombre: el mundo existe para nosotros.  El microcosmos y el macrocosmos permanecen juntos como las dos caras de una moneda>>[2] Smith complementa en otro apartado, de este mismo trabajo, que la parte interna del hombre que no tiene nada que ver con el cosmos y es la base del mecanismo de conocer; gnosis;  esta directa e intrínsicamente asociada al lugar de donde proviene y pertenece el hombre, que no es otro sino el mundo del espíritu o el aspecto espiritual que es razón última de todo lo creado.

Plancha 6 y 17 de El Libro de Urizen – Willima Blake. La visión en marcada dentro del gnosticismo del poeta W. Blake presenta a la creación – en el libro de Urizen – en varias de sus laminas o planchas como la caída o el encierro del ser humano en la materia, visión contraria a la de Pablo a pesar de considerarse, en el cristianismo, al pecado original como punto de inicio de la situación caída del cosmos

Es este el punto de vista perennialista, que el cristianismo renueva y llena (hace todo) de nuevo de significado “no he venido para abrogar, sino á cumplir”[3]. Por tanto, es este el punto de partida, nuestro punto de partida; que nos permitirá comprender nuestra llegada al cosmos y como esto nos da la respuesta de nuestra responsabilidad hacia el resto de los seres vivos y además de darnos el objetivo final de la humanidad.

El Universo doliente.

Uno de los pasajes más oscuros y visionarios de la carta a los Romanos del Apóstol dice: <<La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, pues fue sometida a la vanidad, no por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto>>[4]. El apóstol declara que el pecado original sometió todo lo creado a la corrupción, la vanidad, el vacío, la insignificancia, pues solo le daba sentido el nomenclador, quien sabia los nombre de todos los animales, es decir Adan, el cual conocía y encerraba en sí mismo la esencia de ellos mismos, ya que fue él quien dio un nombre a cada una de las bestias que estaban en el jardín, y de ese modo, las bestia fueron creadas a imagen de su razón, lo mismo que él había sido plasmado a semejanza de Dios, así Adan era centro del cosmos y perfecta imagen de Dios. En el mundo del espíritu y el  alma, toda la creación, podía contemplar al creador y permanecer dichosamente unida a Él, y esto lo que da también significado claro a otras palabras del Apóstol << ahora vemos por espejo, oscuramente>>; pero llegara el día en que  entonces contemplaremos de nuevo al Creador.

<<El pecado de Adán ofuscó su semejanza divina, arrastró a las tinieblas y al desorden a los animales y demás criaturas del mundo, borró sus verdaderos nombres y los privó de todo sentido profundo. La nada y  la vanidad se infiltraron en las interioridades de lo creado al impregnarlo íntimamente. Desde entonces un gemido mudo y universal se eleva desde todas las cosas, un gemido angustia y sufrimiento que tal vez solo quienes a se han liberado y redimido pueden oír entonar en cada bestia, cada planta, cada piedra : ‘toda la creación suspira, gime a la vez’. Y este gemido es también el gemido de una parturienta, el preludio de un nuevo nacimiento, un nuevo mundo, una nueva naturaleza renovada, de ‘nuevos cielos’ y de una ‘nueva tierra’>>[5]

Al lamento de la creación, se hace eco el de la materia, la cual espera recibir auxilio y redención, en definitiva, ayuda del artista es decir del alquimista, el cual es profeta de Cristo en el reino mineral. Desde los primeros escritos conocidos de alquimia, tanto en oriente como en occidente, desde Zósimo de Panapolis hasta Irineo Filaleteo todos los verdaderos alquimistas coinciden que la materia está en deficiencia, su situación no es la verdadera, por tanto, clama por ayuda. Siendo el artista  el único con las claves que dan como fin transmutar la materia proyectando sobre ella el sacrificio del Hombre-Dios, siendo esta la razón de que tantos y tantos monjes en la edad media practicasen el arte de Hermes, Alberto Magno, Ramón Llull, Basilio Valentín, Rippley, son algunos de un largo etcétera. Ya que el Alquimista entonces se convierte en testigo del drama, del estado caído no solo del hombre sino de todo el cosmos, lo que le otorga para sí no solo argumentos, sino que está en posesión de los hechos que le permite reclamar a sus hermanos: <<enderezad el camino que el Reino de los Cielos está cerca>>. No es que ahora todos debamos ser alquimistas para ayudar a resarcir el dolor del cosmos, no. Se trata de ser verdaderos hombres y mujeres siguiendo al Hijo y logrando así nuestra redención, y de esa forma todo el cosmos será redimido junto con nosotros.

Adan nombrando a los animales, Bestiario Ashmole

Volviendo a la accion presencial del alquimista en cuanto a observador ,de primera fila, del sufrimiento de la creación, el artista sabe que en su interacción con los metales reconoce que son enigmáticos, inquietos e inquietantes, como si en ellos se percibiera su naturaleza sufriente. Hay una anécdota llamativa, cuando se toma una lámina de acero o de hierro y esta se somete a una máquina que la comprima se observa que, de la  lámina, en el proceso de ser comprimida, comienza a salir  agua, y esto sucede en estos materiales más allá de conocerse que la cantidad de agua en ellos es ínfima o nula, esto trae a la mente, con fuerza, la imagen de lágrimas, las cuales despediría el metal en el proceso de ser ‘torturado’. En el metal el alquimista percibe la naturaleza suficiente del mismo; y reconoce que su destino depende del hombre, de la transmutación de la interioridad humana; y no se preste aquí para confusión, niego completamente eso que llaman alquimia espiritual, a lo que refiero con transmutación de la interioridad es que el ser humano, no es que deba perfeccionarse sino, hacer algo más sublime es decir hacerse digno ante Dios, si yo me convierto en luz pura e infinita, a través del Hijo, la materia que me rodea se transformará del mismo modo; quizás sea esta una de las explicaciones, que más nos satisface, al pasaje del que citaba del Apóstol.

Pero para los hijos de Hermes no hay duda el oro es luz coagulada, representa el estado de la materia purificada y redimida << Oro, Luz y sabiduría son realidades distintas, pero poseen un universal común. Cuando este se alcanza, hombre y naturaleza ya no se separan. Esta es la difícil y vislumbrada unidad a la que alude san Pablo con voz rota y exultante>>[6]. Si esto parece ser evidente ¿por qué la humanidad actual no lo ve?, es que la humanidad actual luego de una serie de caídas, luego de la primera con la expulsión del paraíso, llegó a una que le ha terminado de cegar, la falta de visión es clara consecuencia de las ideologías e istmos filosóficos modernos, que tienen en vanguardia al positivismo cientificista, el humanismo y en mayor medida el existencialismo (agnóstico/ateo), pero sobre todo al pensamiento ‘ilustrado’ que es base para las filosofías e  ideologías antes mencionadas que con Rousseau llegan a la conclusión de <<El hombre es bueno por naturaleza>> , y si esto fuese así el mundo sería un lugar idílico, verdadero paraíso, pero no hay que ser letrado para ver que el mundo está mal, que nuestra sociedad está enferma y que el individuo, hoy masa, que emerge de ella también lo está. Por tanto, ha sido trabajo de personas muy brillantes negar lo que salta a la vista y empañarles la vista a sus compañeros de en lado, con propuestas tentadoras, lucifericas, que adornan con frases rimbombantes la supuesta bondad y buen ‘ser’ del hombre, cuando se nos advirtió que <<el único bueno es el Padre>>, por lo tanto, no sigamos en el engaño es necesario reconocer la naturaleza caída y así con el problema clarificado dar pasos hacia ese hacerse dignos ante Dios.

Es esta confusión en el pensamiento lo que nos ha traído al día de hoy, lógica consecuencia, cuando vemos cada vez más y más seres humanos que gustan de personificar, ‘prosopopeya’ a los animales siendo esto no más que un nuevo delirio en la enfermedad del mundo posmoderno, cada ser posee un lugar en la jerarquía que es el cosmos, que es copia de la celeste, y siendo cierto que el resto de seres vivos esperan de nosotros que nos hagamos cargo de lo creado, pero no en el sentido de darle a ellos nombres y vestirlos como si de humanos se tratase, ni menos para imponer políticas absurdas catalogadas de verdes, que lo único que traerán es hambre, ni mucho menos para justificarnos en nuestra impiedad hacia otros hermanos. Hoy día se lavan la cara muchos al justificar su ayuda a los animales haciendo a un lado su deber como hermano ante otro ser humano. Por tanto, se nos hace evidente; devolviendo el orden y consigo nuestro  lugar en el cosmos; que el deber y responsabilidad que tenemos con el resto de la creación estriba en reconocer nuestra naturaleza caída y así hacer todo lo necesario para alcanzar la redención.

La redención de los animales y de toda la naturaleza es el tema de algunas páginas del Periphyseon[7] de Juan Escoto. En el luego de exponer ampliamente la doctrina del hombre/microcosmos ( del simbolismo del hombre como microcosmos hay dos entradas en este blog que bosquejan este asunto Nombres, Cábala y El Canon de la Arquitectura; El Arca y su Simbolismo Cosmológico)espejo y síntesis de todo lo creado, en el Discipulus completa el razonamiento señalando que Cristo, al redimir la naturaleza humana, también redimió el cosmos << ya que, cuando el Verbo de Dios adoptó la naturaleza humana, no quedó sustancia creada que él no adoptara con ésta. Así, al adoptar la naturaleza humana, adoptó a todas las criaturas. Y, por eso, si salvó y restableció la naturaleza humana que había adoptado, también restableció a todas las criaturas visibles e invisibles>>[8]. Por lo tanto siguiendo a Escoto y a Orígenes, entonces al vivir todo por nosotros, Cristo también lo hizo para el restablecimiento de toda la naturaleza que cayó con Adan, es decir el cosmos, y esto incluye a los animales, por ende la mirada triste del animal que ve con dolor el activista verde de hoy no refleja el deseo del primero por ser tratado como si de una persona se tratase sino del increpar del ser caído exigiéndole a aquel, que tiene la responsabilidad de realizar todos aquellos actos que lleven a la redención, que se proponga y se dedique a esta tarea en vez de estar otorgando derechos y actitudes a estos seres que lo único que esperan de nosotros es ayuda para terminar con este gemido que lleva eones, no se trata de ropa, calzado, pañales, comidas sintéticas u otro montón de artilugios creados para que aquellos lamentablemente hundidos en el nihilismo puedan saciar sus carencias afectivas a traves de sus ‘mascotas’.

Para cerrar, esta << salvación>> cósmica solo es virtual, pero cuando el hombre resurja en un cuerpo de gloria, todos los animales y todas las criaturas terrestres resurgirán con él y en él, no en el sentido de que vayan a ser eternos, sino porque se reintegraran en sus causas supremas, en la pureza y perfección de sus universales, <<en los cuales todos los animales deben ser considerados más animales de cuanto lo son en sus efectos corpóreos y sensibles. Pues en efecto, allí donde subsisten son verdaderamente animales>>[9]

Epilogo. El error del inicio o el Pecado Original

Una de las cosas que esgrime todo aquel que está fuera de la fe en Cristo y de su Iglesia ( católica) es la de decir  <<yo no tengo ningún pecado original>> <<como voy a tener un pecado original, si en caso haya existido Adam pues yo no existía>> y así como estos otros comentarios que lo único que buscan, en mi parecer, es aliviar la angustia de las limitaciones del ser humano y justificar sus errores.

Es evidente que en tradiciones orientales la imperfección propia del ser humano y del cosmos,  a partir de su observación del entorno, y para no calificar lo creado de imperfecto entonces se apela al concepto de ilusión, llevando algunos al extremo de buscar apartarse de lo creado en procura de un bienestar individual de no dolor-no alegría, por otro lado está la visión de la filosofía griega que si bien no juzga la creación de imperfecta ( cosa que hará el gnosticismo mucho después y el cual en parte deriva de ella) ni tampoco de ilusión, pero posiciona todas las falencias del cosmos en la incapacidad del hombre de elevarse hacia la verdad, lo bello y lo justo.

Así vemos como se ha interpretado lo que ha sido la situación imperfecta del hombre en su entorno, el cual se conoce en el esoterismo cosmológico como mundo inferior. Será a posterior con el judaísmo y el  cristianismo con los que se introduce como la explicación clara y certera del por que la situación limitada, errónea del ser humano en el cosmos. Lo que se rastrea hasta su punto raíz en el error o indebido uso del libre arbitrio o libertad asociado a los actos de Adan y Eva.

Es importante resaltar que tanto los antiguos egipcios como los griegos y latinos consideran al mundo inferior, con todas sus limitaciones, y no se le descartan o rechaza como mera ilusión como se ha hecho en oriente. Y esto porque la teogonía no puede estar sola, esta demanda una cosmogonía que permita cerrar la imagen de lo creado, por tanto, requiere del cosmos, ( cosmogonía que con diferentes matices es propia a griegos y latinos y que tendría origen en Egipto) es así que se puede entender lo que dice Peter Kingsley <<descartar la ilusión como solo una ilusión, es en sí mismo una ilusión>>, por tanto, aquello que oriente ve como ilusión o maya, debe ser por fuerza considerado. Eso nos deja entonces con una realidad cósmica en donde el ser humano capta todo de forma aparente y él mismo reconoce que su naturaleza corporal y en cierto sentido animal no responde de forma ‘optima’ aquello que anhela su alma y que es menester del espíritu por eso <<El espíritu está dispuesto a hacer lo correcto, pero el cuerpo es débil>>[10], y esta situación se queda sin respuesta si sacamos de la ecuación lo que dice el cristianismo al respecto, y es de lo que trata el pecado original, el cual está íntimamente relacionado no solo a la constitución del hombre, sino también a su interacción, en un siempre presente, con el cosmos pero además a la naturaleza de este ultimo y de todo aquello que lo conforma ( incluyendo animales y resto de seres vivos),  dado que ninguno de estos puede ya contemplar al creador y permanecer dichosamente unidos a Él, por tanto estamos en estado de separación que posee su origen entonces en el fallo de Adan,  << esto significa básicamente, que el origen de la ‘separación’ debe ser atribuida al ‘misterio’ del pecado>>[11]

Ahora bien, esto nos lleva a tomar en cuenta lo que Jean Borella llama <<el sello del pecado y el sello del bautismo. Considerar el pecado original como un sello será aceptable si primero se recuerda que el pecado original y el pecado personal, o actual, no deben confundirse: ningún niño al nacer ha cometido el pecado de Adán, y este presupuesto de muchos fuera de la fe debe ser negado tajantemente, ni el menor acto pecaminoso; el pecado original, dicen los teólogos, es un pecado de naturaleza.¿Significa esto que, no siendo un pecado en acto, podría ser considerado un pecado ‘en potencia’, o incluso la posibilidad de cometer pecados en general? Ciertamente no: si se trata de un pecado particular, no se ve porque en el pecado consumado el pecado original constituiría un estado potencial; y, si se trata de la posibilidad del pecado en general, este reside en la libertad humana y no debe identificarse con el pecado original. Por lo tanto, el potencial o inclinación para pecar estaba en Adán antes de que cometiera su pecado;  identificado  con su libertad, y es la misma persona de Adán la que peca. Pero, una vez realizado, este acto original y personal, marca a la naturaleza con un sello humanamente indeleble, cuya función es disponer esta naturaleza al desorden, es decir, ponerla en relación real con las fuerzas diabólicas [separadoras] para la realización de cada acto pecaminoso particular>>[12]. . El pecado original en nosotros no es, pues, la posibilidad general e indeterminada de pecar (implicada por nuestra libertad), sino una firme orientación de nuestra naturaleza a negar el fin sobrenatural al que El amor de Dios nos convoca; en suma, es un habitus. Por otro lado, Borella enfatiza que entonces <<El sello del bautismo pone remedio a la realidad de esta orientación hacia estados inferiores, sustituyéndola por la realidad de una orientación hacia estados superiores>>[13]

En otra parte del trabajo de Borella, ya citado, hay un par de notas las cuales gozan de una dialéctica propia de los Padres de la iglesia, y que, para finalizar,  me permito trascribir porque con ellas se da respuesta el sentido de la doctrina del pecado original, y de por que es clave para comprender nuestra situación actual y de allí relacionarla con el cosmos.

<<Esta doctrina presupone una distinción entre persona y naturaleza. El pecado de Adán es personal (un acto de su persona) cuya consecuencia es herir la integridad de una naturaleza de la que era responsable. Luego transmite a sus descendientes una naturaleza arruinada. Siendo nuestra naturaleza el medio y el modo de nuestra relación con el mundo, se ofrece a nuestra persona como un campo para ser trabajado, una imagen para ser convertida en semejanza, un instrumento sobre el cual la persona debe tocar, pero es un instrumento discordante. Si la persona se involucra en esta discordia, obedeciendo a las orientaciones desviadas de su naturaleza, comete un pecado personal.

Recuérdese que el dogma del pecado original nos obliga a creer dos cosas: por un lado, hemos perdido la integridad de nuestra naturaleza, y, por otro, contraemos, desde nuestra concepción, una falta que no hemos cometido , pero por la cual somos culpable. Esta verdad es difícil de sostener. Sin embargo, esto puede entenderse si admitimos que nuestra naturaleza no sólo tiene la tarea de desarrollarse en la línea de sus orientaciones naturales, sino que también está comprometida a entrar en relación con la vida sobrenatural. Este es incluso su deber ontológico más profundo. Negar el pecado original que nos marca, es negar que el hombre tenga un destino sobrenatural y encerrarlo en uno puramente natural. Mantener la tradición de este dogma es enseñar al hombre que lleva en sí el sello, la marca, la huella negativa de un profundo deber de estar orientado a la vida sobrenatural. El pecado original es el recuerdo en nosotros de una gracia primera perdida; su profundidad ontológica y su misterio sólo son revelados por la aniquilación redentora de Jesucristo: sólo el sello del bautismo revela el sello del pecado con el que nuestra naturaleza ha sido marcada históricamente. Así, la culpa, heredada por el pecado original y la unidad de la naturaleza humana, no es una culpa personal, sino una culpa inherente al origen adámico de nuestra naturaleza. No tenemos que responder por una falta no cometida ante Dios, sino por nuestra naturaleza caída y lo que hemos hecho con respecto a su destino espiritual>>.

Por todo lo dicho es importante tener siempre presente que <<Negar el pecado original… es negar que el hombre tenga un destino sobrenatural y encerrarlo en uno puramente natural>> y es esto lo que buscan y agradan a muchos dentro de los movimientos doctrinario e ideológicos de la modernidad, por tanto, esta negación debe ser combatida si queremos que nuestros hermanos en general tengan claro y muy presente que el ser humano esta llamado hacia lo alto y no es un simple animal.

Jhon Carrera


[1] (Smith, 2008) Christian Gnosis

[2] (Smith, 2008)

[3] Mateo 5, 17-19

[4] Carta a los Romanos 8, 19-22

[5] (Zambon, 2010) El alfabeto simbólico de los animales

[6] (Zolla, 2003) Una introducción a la alquimia: las maravillas de la naturaleza.

[7] Libro en español que se consigue bajo el titulo División de la naturaleza, hay ejemplares de excelente edición bajo la editorial Orbis Press de la colección Historia del pensamiento

[8] (Orígenes) Homilías sobre el cantar de los cantares

[9] (Orígenes) Homilías sobre el cantar de los cantares

[10] Mat 26:41

[11] (Smith, 2008)

[12] (Borella, 2004) Christ the original mystery

[13] (Borella, 2004)

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