Ahi va un breve texto muy introductorio al legado platónico que, sobre todo, atiende a parámetros generales esbozando uan crítica del furor cobtrampaltónico de tantos
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Ibn Arabi consideraba a Platón un enviado, esto es, un reformador en el contexto de una tradición; en su caso la griega. Platón bebía, sobre todo, de su maestro Sócrates, de la tradición pitagórica, de la tradición sapiencial presocrática, de la tradición mistérica… Una buena parte de la metafísica y la filosofía griega, a partir de un proceso de glosa, re-elaboración y variación, encontrará su quicio y engarce en el corpus platónico -aristotelismo, platonismo medio, neoplatonismo-. De hecho el gran Aristóteles en las distancias que irá cobrando respecto de su Maestro no deja, al tiempo, de transmitir buena parte de su legado. Y no solo, también la metafísica medieval -tanto la islámica como la cristiana- encontrarán en la tradición platónica una referencia muy importante.
A partir del siglo II la influencia del legado platónico se declinará a través de reconocer en su legado un carácter prefigurador del cristianismo. Justino, Clemente, Orígenes, Gregorio de Nisa o Agustin de Hipona serán buen ejemplo de la intensa influencia del platonismo en el cristianismo. Tanto será así que la filosofía platónica se convertirá, convenientemente cristianizada, en la urdimbre de la metafísica de los padres de la Iglesia y en la alternativa al gnosticismo del los siglo II y III. Algo así fue facilitado no solo por el perfil cultural de los primeros cristianos -básicamente judíos helenizados o gentiles de lengua griega(1)– sino por el hecho de que el griego clásico koyné era la lengua evangélica original y la lengua en que los cristianos leían la Biblia -el Antiguo Testamento lo leían en la versión griega de la septuaginta-. Pensar metafísicamente en lengua griega introducía a los referentes platónicos y griegos. Ejemplo de lo dicho será el judio-helenista Filón de Alejandría que, desde el judaísmo, prefigura toda la metafísica de los padres de la iglesia y la consideración del logos como hipóstasis de lo Uno.
En la Edad Media y la escolástica el platonismo tuvo una poderosa influencia en muy diversos autores -Escoto Eriugena en la época del renacimiento carolingio será buen ejemplo de lo dicho- a través de divesas referencias de autoridad, especialmente la del ya mencionado Agustín de Hipona. Otra de esas grandes referencias de mediación será la de Dionisio Areopagita. El gran reconocimiento que tuvo el corpus dionisiacum lo convirtió en el referente fundamental de la mística especulativa. Su gran influencia en la esfera de la teología mística no ha declinado a pesar de las dudas sobre la autoría de sus obras atribuidas, en principio, al personaje evangélico de Dionisio Aeropagita. Por su parte la filosofía renacentista también acogerá la poderosa influencia del ateniense sobre todo a partir del platonismo florentino.
Considerando todo lo dicho y entendíendose las fracturas respecto del legado de la escuela de Atenas en tanto un distanciamiento crítico se entenderá la influencia de Platón y que, incluso, se haya dicho que el pensamiento occidental entero son notas a pie de página de los diálogos platónicos. Notas en las cuales se le matiza, se le contraria, se le glosa o se introducen variaciones. La influencia de Platón o de los diversos platonismos es tan colosal, en toda la historia de la la filosofía occidental, que bien puede considerarse al platonismo como su paisaje. En conclusión, la posición que se adopte respecto de Platón va más allá del mero juicio que se ejerce sobre un autor. Ubica en el mapa de la tradición sapiencial occidental y coloca en la esfera de la filosofía y la metafísica.
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En tal sentido acaso el mayor velo que lastre el legado platónico sean sus lecturas modernas e ilustradas, dualistas por lo que respecta a la estructura cosmológica -separación radical entre mundo sensible y suprasensible o entre cuerpo y alma quedando demonizada el alma- y racionalistas o logicistas en relación a la cuestión de las llamadas ideas platónicas o eide -reducción de las ideas inteligibles a abstracciones lógicas-(2).
Dejando de lado todo logicismo sobre la cuestión de los eide y su intelección nos dirá Plotino. “Y en esa percepción del inteligible así reflejado (como en un espejo) y en su persistencia consiste la memoria… Por que una cosa es la intelección y otra la percepción de la intelección. La intelección siempre la tenemos pero no siempre la percibimos, y esto se debe a que la facultad que la recibe no recibe solo intelecciones sino también sensaciones (Plotino. Eneadas. IV 3. 30. 10). Plotino, también en las Eneadas, considerará a las sensaciones intelecciones borrosas y a las intelecciones sensaciones claras. Tan cercanas las unas de las otras que serían uno y lo mismo aunque no idénticas. Acogidas ambas a la misma facultad sensible/intelectiva de tal forma que la percepción intelectiva sea una percepción sensitiva cualitativamente sublimada, aquilatada y refinada.
En lo referente a la cuestión del cuerpo y al dualismo cuerpo/alma suele olvidarse que el juego de palabras de Platón en la famosa cita en la que compara soma -cuerpo- y sema es más complejo de lo que suele suponerse al ser el significado fundamental de sema signo o señal -semiótica vendrá de sema- de tal forma que su significación de tumba aludirá a la señalización de las mismas en el paisaje. El cuerpo como signo del alma y como su tumba acaso si no realiza su elevación hacia lo intelectivo.... Con todo, el desdibujamiento del sentido y los cambios habidos en la significación de determinados términos será lo más decisivo; razón(logos), mito(mythos), intelecto(nous)…
En definitva y como podemos advertir hablar o debatir sobre Platon no será tanto hacerlo sobre un autor sino sobre el engarce fundamental de la tradición filosófica occidental en lo que serían sus diversas declinaciones, deslizamientos y varianzas. De ahí que muchas veces ciertos debates, aún sin nombrarle o hasta criticándole, tengan su legado en la misma base. Tanto será así que el debate sobre Platón y sobre su legado nos revelarán el estado y los ritmos de la propia tradición occidental en su propio proceso.
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(1) El griego koyne -una variedad de griego clásico- fue la lengua de intercambio y encuentro cultural en el Mediterráneo oriental durante varios siglos; en la época del helenismo (tras las conquistas de Alejandro Magno) y en la romana.
(2) Es de agradecer la tarea que dentro de la Academia han abordado Gadamer, Giovanni Reale y, en general, la escuela de Tubinga haciendo valer una lectura de Platón no dualista y crítica con esa lectura ilustrada (cfr. Giovanni Reale “Por una nueva interpretación de Platón”
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