"P. Pero es necesario que nosotros influyamos en las instituciones. ¿Cómo podemos hacerlo? R. No intentes influir. En el momento en que respiras, el mundo entero se ve afectado por tu inhalación y tu exhalación. Así, cuando tú vives en paz, irradias paz. Si alguien te pide ayuda, ayuda por supuesto, pero no te conviertas en un bienhechor profesional. P. ¿No tiene uno una responsabilidad personal de cambiar las cosas que siente que están mal? R. Cuando tú estás libre de la idea de ser alguien, el problema de la responsabilidad no juega ningún papel. Cuando ya no estás limitado por la personalidad, hay inteligencia, y actuar es adecuado de momento a momento. Si tienes cualquier idea de ser alguien, un amigo, ayudador, persona política, profesor, madre, padre, etc., verás la situación solamente coloreada por esta imagen. Es una visión fraccionaria y, por ser sólo parcial, crea conflicto y reacción. Dado que la acción no ha aparecido y desaparecido en totalidad, habrá residuo. Antes de actuar, debe uno entender la situación. Para comprenderla plenamente, debes afrontar los hechos libre de ideas. Debe pertenecer a tu totalidad; de otro modo, estás atado a la rueda de la reacción donde sólo hay relación de concepto a concepto. Cuando te conviertes en un bienhechor profesional, ya no eres espontáneo. Nunca puedes crear armonía. Es hermoso no ser en realidad nada, sin calificación alguna. Todo cuanto aparece, aparece en ti y tú actúas de acuerdo con la aparición empleando tu capital, bien sea intelectual, corporal, material, etc. Entonces, toda acción es equilibrada." Jean Klein (¿Quién soy yo?)
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