Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

sábado, 29 de julio de 2017

JESUCRISTO: «COMO UNA POSIBILIDAD DE LA COMPRENSIÓN SABIA DE LA REALIDAD COMO MISTERIO DEL AMOR»

Aproximación desde el Diálogo Interreligioso a la afirmación de Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6). Por Leandro Posadas «Nada, nada, nada, e incluso en la montaña nada». San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo. Raimon Panikkar en su libro Iconos del Misterio. La experiencia de Dios, afirma que la verdadera esencia de Jesús es la transparencia: «La luz es luz, esto es, ilumina. Si le interponemos un cuerpo opaco dejamos de ver la luz», es por eso que el mismo Jesús afirma que quien lo ha visto a Él ha visto al Padre (Evangelio de Juan 14, 9)[1]. Y el Padre para Panikkar no es una especie de ‘Ente’ que deba ‘investigarse’ desde categorías abstractas, o desde afirmaciones teológicas o metafísicas que no son útiles para una vida sabia y profunda del ser humano. Al contario, para Panikkar, la cuestión sobre Dios es la cuestión sobre la Realidad[2]. Aguda y audazmente Panikkar sostiene que «experimentamos» a Dios en la Realidad, distinto de la Realidad, y al mismo tiempo no sólo inseparable de ella, sino idéntico a la más profunda Realidad[3]. Para el mismo autor el «lugar» por antonomasia de la experiencia de Dios es el ser humano, en quien se da y en el que se juega el drama y el dinamismo de la Realidad[4]. En la Catedral de St Mary en la ciudad de San Francisco en USA, el monje cristiano Laurence Freeman, OSB, (Inglaterra 1951), y el monje budista Ajahn Amaro (Inglaterra 1956), ofrecieron algunas reflexiones en un seminario sobre Diálogo Interreligioso titulado The Good Heart, cuyo inicio tuvo lugar en Londres gracias a la iniciativa del Dalai Lama en 1994. Años después Ajahn Amaro publicó un breve artículo sobre una de sus conferencias en dicho seminario relacionadas con el Diálogo Interreligioso. El título de dicho artículo es What Does ‘I Am the Way … ’ Mean?[5], (¿Qué significa ‘Yo soy el Camino…’?), el cual es una aproximación desde el Diálogo Interreligioso al capítulo 14, versículo 6 del Evangelio de San Juan: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie va al Padre sino por mí. Su reflexión acerca de tal pasaje del Evangelio no está elaborada desde un académico análisis textual, sino desde una visión contemplativa y espiritual. Relata Ajahn Amaro que cuando él le sugirió a Laurence Freeman el pasaje del Evangelio que quería exponer, la reacción de Freeman fue de sorpresa y alteración. Sin embargo, para Ajahn Amaro ese breve pasaje: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre sino por mí (Jn 14, 6), le parecía ideal, pues según él, es uno de los versículos de la Biblia que más es citado por posiciones triunfalistas y excluyentes en el Cristianismo mismo. Sin embargo, para Ajahn Amaro, cuando se observa sabiamente ese breve verso se puede encontrar una profunda y poderosa consideración y enseñanza para todos los seres humanos, cristianos o no cristianos. La doctora en teología Ana María Schülter Rodés, una creyente cristiana y maestra zen, discípula del sacerdote jesuita Enomiya-Lassalle (pionero en el diálogo inter e intrareligioso y colaborador en el Concilio Vaticano II en la elaboración de los textos del decreto Ad gentes divinitus (Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia), en su artículo Bilingüismo religioso[6], afirma que todo ser humano por estar marcado por una determinada tradición religiosa tiene una especial perspectiva de la Realidad. Sin embargo, y gracias a la vez a la misma diversidad en nuestras formas colectivas y personales en la experiencia del mundo, todos vivimos en una Realidad común. Volviendo al encuentro entre Ajahn Amaro y Laurence Freeman, para dicho seminario el padre Freeman eligió un texto oriental, el Kalama Sutta, en el cual Siddharta Gotama, el Buddha, animaba a sus discípulos a no creer exclusivamente en las tradiciones paternas, en la lógica, en las escrituras sagradas de su época, en las costumbres comunes, e incluso en las palabras de un acertado maestro, como él, sino a sopesar la eficacia de toda enseñanza o práctica espiritual. Si dicha enseñanza es capaz de traer a la vida del practicante real abundancia de bondad; si se comprueba que trae beatitud y sabiduría se debe seguir, pero si trae conflicto y división se debe dejar a un lado. «Cuando Siddharta Gotama despertó, se dio cuenta de una Realidad que no se ve, no se toca, no nace, no muere, no se puede pensar ni expresar con palabras y, sin embargo, tiene el poder de liberar al ser humano del sufrimiento y saberse uno con todo y con todos los demás»[7]. A través de dicha enseñanza los que siguieron el «Camino del Despierto» alcanzaron una percepción más profunda de la Realidad: «la experiencia humana de lo que no cae en sentido, de lo que es cual cristal que de tan puro y limpio no se ve, pero que, cuando se mira a través, permite ver cada cosa con nitidez, tal cual realmente es, única y diferente de otras»[8]. Seis siglos después, Jesús de Nazaret experimentó vivamente que este misterio último es un misterio de amor. Un misterio oscuro para la razón y los sentidos, pero que se desveló en el Ungido por el Amor. En Jesús, el Cristo, la humanidad tomó consciencia que la Realidad es amor, tal como lo expresó uno de los grandes profetas de Israel: «Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estomago del indigente: brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía» (Isaías 58, 9-10)[9]. Para Ajahn Amaro cuando Jesús afirma que Él es el «Camino, la Verdad y la Vida», Jesús está usando tales afirmaciones desde un punto de vista totalmente diferente de como lo han entendido algunas voces triunfalistas, absolutistas y vehementes en la misma tradición cristiana. Para Ajahn Amaro la afirmación de Jesús sobre sí mismo se puede compendiar con la afirmación: «Ser sabiamente consciente de la Realidad» (Be mindful). Y consiguientemente, lo despliega haciendo una correlación con el versículo 21 del Dhammapada: La consciencia sabia y plena de la Realidad (mindfulness) es el camino hacia la inmortalidad (deathless); la distracción -la comprensión errónea de la Realidad-, (heedlessness) es el sendero hacia la muerte. Los sabios no mueren nunca; los insensatos viven como si ya hubiesen muerto. Ajahn Amaro indica en su artículo que él es consciente de lo arriesgado de equiparar expresiones altamente profundas de diferentes tradiciones religiosas, especialmente viniendo de tan grandes Maestros, como son Jesús y el Buda, respectivamente. No obstante recuerda que dichas reflexiones las ofrece desde un espíritu contemplativo, y no desde declaraciones categóricas. Ajahn Amaro relata que en una ocasión un sacerdote católico vino a uno de los monasterios de Ajahn Chah y le preguntó: «¿Usted piensa que el objetivo de la vida espiritual de los cristianos y de los budistas es el mismo?» A lo que Ajahn Chah respondió: «¿Cómo podrían haber dos Realidades Definitivas? Si fuese así, una de ellas no sería definitiva». Si la agudeza (insight) de Ajahn Chah es correcta, sostiene Ajahn Amaro, entonces estamos hablando de un Realidad Definitiva a la que podemos llegar a través de varios hábiles medios (skilful means), y a la vez es simbolizada en una variedad de formas. Antes de continuar con nuestra reflexión quisiera indicar que la presente disertación no tiene como finalidad establecer cuál es la mejor vía para transitar nuestra vida espiritual. Por el contrario mis reflexiones desean acercarse discretamente al «Misterio de la Realidad» (El Dhamma), al «Misterio del Amor» (El Evangelio de Jesús), desde las sagaces consideraciones de estos sabios maestros. Ana María Schlüter considera que si bien el lenguaje cristiano y el lenguaje budista son claramente diferentes, para quien «habla» ambos de verdad, no resultan excluyentes… Cada uno de ellos enfatiza una experiencia humana fundamental diferente, y la una no excluye a la otra, sino que la presupone, bien como raíz y origen, para ser auténtica, bien como manifestación de la propia experiencia para ser verdadera. El amor que no tiene una raíz en el misterio no es verdaderamente amor cristiano. Basta leer el himno al amor del apóstol Pablo, recogido en la primera Carta a los Corintios: «Aunque reparta todos mis bienes y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me aprovecha» (1 Cor 13, 3). Por otra parte en el Camino del Buda, un despertar o iluminación que no lleva a la compasión (karuna) no es verdadero despertar. La madurez en el Camino del Buda implica la «vuelta al mercado», la entrega a los demás[10]. Ciertamente, formamos parte de una cultura y de una tradición, pero debemos ser capaces de ir más allá de nuestras estructuras mentales para percibir que el Misterio no se deja aprisionar por tradiciones e instituciones históricas, por ideas o concepciones humanas acerca del mismo mundo, e incluso del mismo misterio. A propósito de dicha afirmación, en la época de Jesús lo que Él afirmaba era una blasfemia para los líderes religiosos de su contexto, y sin embargo gracias justamente a que el Misterio no se deja atrapar por la adicción humana de querer encuadrarlo todo dentro de sus categorías, surgió la posibilidad, una posibilidad más, de ver el Misterio, como Abba, como Padre. Lo contradictorio es que dos mil años después los seguidores del mensaje de Jesús, sin ser conscientes de la forma y el contexto en que surgió dicho mensaje, dicha Buena Noticia, pretendamos nuevamente, como lo hicieron los judíos de la época de Jesús, encasillar el misterio exclusivamente dentro de una estructura humana e histórica de pensamiento. Ajahn Amaro citando a Ajahn Budhadâsa -quien fue un monje, maestro budista y filósofo tailandés de gran influencia en el siglo XX-, sobre la posibilidad de ver a «Dios» como «Padre», refiere que cuando Ajahn Budhadâsa tradujo la Biblia al idioma Thai, sostuvo que la mejor traducción en Thai para la palabra «Dios» era «Dhamma», pues dichos términos tienen en común varias características: ‘inmortalidad’, ‘eternidad’. La diferencia clave es que el «Dhamma» no puede ser personificado de ningún modo, no puede ser interpretado como una clase de ser separado. Por el contrario es la Realidad trascendental y la fuente y la fabrica de todos los campos mentales y físicos[11]. Si «Padre» es entendido como la eternidad, como la no-muerte (Deathless), y Jesús es entendido como «ser sabiamente consciente de la Realidad», realmente despierto (sati – appamâda) de toda ilusión y prejuicio, y arraigado en una profunda y genuina sabiduría, entonces tomar la vía de Jesús es la posibilidad de ir al Padre[12], de ir a la no-muerte (Deathless). Ajahn Amaro no está hablando de la eternidad de nuestros cuerpos, sino de la posibilidad de una profunda consciencia (wakefulness) del momento presente que nos hace «contemplar» los condicionamientos que surgen de la identificación con un yo, con un cuerpo, con una mente. Buddha como respuesta a un discípulo para saber si era un dios, un ángel o un ser humano se compara a una flor de loto: Como una flor de loto azul, roja, o blanca que nace en el agua, crece en el agua y se mantiene en el agua pero que no es tocada por el agua, del mismo modo yo he nacido en el mundo, he crecido en el mundo, he contemplado y trascendido el mundo y vivo sin ser tocado por el mundo. Recuérdame como quien ha despertado[13]. Es importante apuntar, recuerda Ajahn Amaro, que donde el Buddha es identificado como la Verdad en sí mismo, se podría considerar que sólo Él es el único que indica la vía, pero estar cerca del Buddha, o afianzados en sus enseñanzas nunca es suficiente para liberar el corazón. Cada uno debe hacer el esfuerzo para ir en la dirección que Él indica. Del mismo modo si volvemos al texto del Evangelio de Juan y lo releemos desde un modo no personalizante, podemos entrever que Jesús nos está indicando que una profunda consciencia (wakefulness) de la Realidad es la Vía, la Verdad y la Vida. Acercándose al final de su conferencia Ajahn Amaro afirmó estar muy consciente que despersonalizar las enseñanzas cristianas puede ser de gran ayuda para muchos, pero motivo de confusión para otros. Para muchos creyentes el más importante elemento de su fe es su relación personal con «Dios», y Ajahn Amaro no tiene ninguna intención de indicar lo contrario acerca de dicha práctica espiritual. Pero es bueno tener presente que existen varias maneras de explorar el Misterio de la Experiencia Humana y alcanzar un grado de paz, libertad y total emancipación espiritual. __________________ [1] Cf. Panikkar R., Iconos del Misterio. La experiencia de Dios, Península, España 1998, p. 107. [2] Cf. Ibid., p. 28. [3] Cf. Ibid., p. 116. [4] Cf. Ibid., p. 117. [5] Para ver el texto original en Inglés: http://ift.tt/2u7JKjB [6] Schlüter, A. M., Bilingüismo religioso en El no-lugar del encuentro religioso, ed. Melloni J., Trotta, Madrid 2008, pp. 155-168. [7] Ibid., p. 159. [8] Idem. [9] Cf. Ibid., 160. [10] Cf. Schlüter, A. M., Op cit., p. 161. [11] http://ift.tt/2u7JKjB [12] Cf. Ibid. [13] Cf. Ibid. 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