SIMBOLISMO DEL PEZ: LA TRANSMISIÓN DEL VERBO DIVINO «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Evangelio según San Marcos 1, 14-20 “En la figura de pez, Vishnu, al final del Manvántara que precede al nuestro, se aparece a Satyávrata, que, con el nombre de Vaivásvrata, será el Manu o Legislador del ciclo actual. El dios le anuncia que el mundo va a ser destruido por las aguas, y le ordena construir el arca en la cual deberán encerrarse los gérmenes del mundo futuro; luego, siempre en forma de pez, guía él mismo el arca sobre las aguas durante el cataclismo; y esta representación del arca conducida por el pez divino es tanto más notable cuando que se encuentra su equivalente en el simbolismo cristiano”. René Guénon “El pez, es uno de los símbolos más importantes en la mitología, representa la fertilidad, la vida y la muerte, y generalmente es un buen augurio. Se le asocia con la Diosa Madre, la Luna y las Aguas Primordiales, fuente de toda la vida. El pez fue uno de los primeros símbolos de los cristianos, como signo de Cristo y también del fiel mismo en medio del mar de la vida. Un gran Pez tragó a Jonás, y en otras culturas existen historias similares. En el hinduismo, la primera encarnación del dios Vishnú fue en forma de un gran Pez que salvó a la humanidad de diluvio”. Miranda Bruce-Mitford Para el Hombre de la Tradición, como para todos aquellos pueblos que vivieron dentro de una cosmovisión tradicional del mundo y de la vida antes de la llegada de la superstición moderna y progresista, todo animal, objeto o acto son símbolos por excelencia de realidades superiores y suprasensibles, por ello todo lo que le rodeaba y hacía, hasta las actividades aparentemente más nimias, tenía un carácter mágico, sagrado y espiritual, metafísico; los animales como hemos dicho, los árboles, arbustos y plantas, los ríos, el mar y las montañas, el cielo, la lluvia, las estrellas, el Sol y la Luna, el trueno, el relámpago, las piedras, el fuego, las armas que creaba y portaba consigo, los útiles o herramientas de trabajo, etc; absolutamente todo era sagrado y participaba de la sacralidad, algo hoy completamente incomprensible y absurdo para el moderno subhumano henchido de democracia, maquinismo, materialismo y racionalismo. Cosmovisión tradicional o cosmovisión anti/contra-tradicional, no hay más, no hay término medio entre dos concepciones del mundo y de la vida que se disputan la primacía desde la noche de los tiempos; de ambas Visiones del Mundo y del Cosmos emanan otras tantos tipos de civilización totalmente contrapuestos y radicalmente opuestos entre sí… El mismo René Guénon definía al símbolo como una “expresión sensible de una realidad suprasensible”; un símbolo no sólo condiciona el desarrollo de una idea (1), sino que es la manifestación visible y esquemática de toda una Weltanschauung. El Maestro Antonio Medrano, uno de los últimos y grandes Testigos de la Tradición en esta fase final del Kali-Yuga y además español, por desgracia recientemente fallecido, dice al respecto: “Todo animal, ser o fuerza de la naturaleza es portador de un poder, encarnación de una fuerza suprasensible, reflejo de un principio metafísico, que el hombre puede atraerse y realizar en su ser. Es ciertamente dificil en una mente formada (deformada, mejor dicho) en la civilización moderna, que por definición es anti-simbólica y anti-metafísica, comprender la función y el significado exacto del símbolo” (2). A tal respecto, por ejemplo, recordemos la total incomprensión e incluso animadversión de cierto catolicismo cerril, mezquino, obtuso y contaminado en exceso de racionalismo iluminista y protestante, que siempre ha tenido hacia el simbolismo y la cosmovisión tradicional de otros pueblos pre-cristianos, a los que siempre ha calificado de forma peyorativa de “paganos”; precisamente fue René Guénon quien ya manifestó en su tiempo que vaya manera por parte de los católicos modernistas y anti-tradicionales la de “defender” el Catolicismo, no viendo en él nada más que toda una serie de vulgaridades morales y sociales totalmente desprovistas y carentes de verdadera espiritualidad y sacralidad -y por supuesto de grandeza viril y heroica-, casi reducido a una mediocridad pequeño-burguesa sin ninguna verdadera dimensión de la trascendencia (3). El simbolismo tradicional hace el papel de mediador entre lo visible y lo invisible, entre el mundo humano y el divino, entre lo terrestre y lo celeste; el símbolo surgió como una forma de revitalización de las verdades primordiales que se perdieron tras la Caída del hombre primordial y de la Edad de Oro. Vamos a estudiar un poco uno de los grandes símbolos de la Tradición Primordial y de la Ciencia Sagrada, sacro para todas las culturas antiguas y pre-modernas: el Pez, el símbolo del guardián de la Tradición en un mundo degradado que ha dado la espalda al Cielo y que se ahoga en las turbulentas aguas del caos, el símbolo por excelencia de “la salvaguarda de lo permanente” ,de la transmisión del Verbo Divino a los hombres del Nuevo Amanecer tras el Apocalipsis que cerrará definitivamente el presente Kali-Yuga. En todas las sociedades tradicionales, el simbolismo del pez tuvo un gran poder de fascinación; el hecho de que esta criatura pudiera vivir en un medio donde no podría hacerlo el hombre, y viceversa, hacía considerarlo en el pensamiento analógico y ontológico del hombre tradicional como un símbolo del sacrificio y de la relación/interconexión entre el Cielo y la Tierra; “el pez es el barco místico de la vida, ya ballena o ave, pez volador o acuático, pero siempre huso que hila el ciclo de la vida siguiendo el zodiaco lunar” (Schneider), de ahí que en la weltanschauung tradicional el pez era asimilado al ave, el pez sería el ave acuática, de la misma manera que el ave “terrestre” también tenía el mismo simbolismo en su relación Cielo-Tierra como “mensajera celestial” o de “presagio”. Entre los pueblos de cultura tradicional el ave tenía un carácter de “intermediaria” entre el mundo celeste y el terrestre, símbolo de los dioses y de los ángeles, análogamente con el pez asimilado, por ejemplo, al primer avatara de Vishnu según algunos textos sagrados -Matsya- en la tradición indo-aria, o mismamente a Cristo en la tradición cristiana; el dios de la mitología mesopotámica Dagon, era mitad hombre y mitad pez, siendo por tanto dios de la fuerza y de la generación -espiritualidad y fertilidad-. En la cosmovisión tradicional, las figuras del Pescador y del Chamán o del Augur (4), relacionadas con ambas criaturas respectivamente –“ave acuática” yel “ave celeste”, símbolos por igual de la vida trascendente-, por ello tenían idénticos atributos sacerdotales y proféticos, casi regios, como si estuvieran por encima del sistema de castas que regía en todas las culturas verdaderamente tradicionales y pre-modernas, al igual que las figuras del Asceta y del Iniciado (5); “pescar, simbólicamente, no sólo es lograr la captura de los peces, sino lanzar el anzuelo a las profundidades de la propia interioridad para descubrir y actualizar los poderes en el hombre, la mejor ‘pesca’ que podemos realizar” (M.A. Fernández). Dentro del simbolismo animal, el pez por tanto es uno de los más representativos y paradigmáticos de la Tradición Primordial; en la tradición indo-aria, que sin duda es la tradición varias veces milenaria mejor conservada que ha llegado hasta nuestros días, el pez es el símbolo por excelencia de la conservación y de la transmisión de la Tradición Sapiencial y Perenne, del Verbo Divino, de los 4 Vedas, que en el “Diluvio Universal” que puso fin al anterior Manvantara al nuestro (que también toca hoy a su fin, por cierto…), según dicha mitología se conservaron en los fondos marinos en el interior de una concha para su salvaguarda durante el Diluvio, hasta ser recuperados por Matsya-Avatara en forma de Pez para, con ello, poder alumbrar a la nueva Humanidad y vivificar al Orden Nuevo Sagrado que surgió con el advenimiento de un nuevo Manvantara y de una nueva Edad de Oro tras la “retirada de las aguas diluviales” que finiquitaron a la Humanidad titánico-demoníaca degradada e involucionada del anterior Manvantara; de ahí que la concha marina también sea uno de los atributos del Dios Vishnu, el Dios protector y conservador de la Trinidad divina indo-aria junto con Brahma (el Creador) y Shiva (el Destructor) (6): “en la tradición hindú, la manifestación en forma de pez (Matsya-avatâra) se considera como la primera de todas las manifestaciones de Vishnu, la que se sitúa al comienzo mismo del ciclo actual, y por lo tanto en relación inmediata con el punto de partida de la Tradición Primordial. No ha de olvidarse a este respecto que Vishnu representa el Principio Divino considerado especialmente en su aspecto de conservador del mundo; este papel está muy próximo al del “Salvador”, o, más bien, éste es como un caso particular de aquél; y verdaderamente como “Salvador” aparece Vishnu en algunas de sus manifestaciones, correspondientes a fases críticas de la historia del mundo” (Kahlil). En definitiva, el comienzo de un nuevo Manvantara siempre va acompañado de una “Revelación Primordial”, y ésta evidentemente es de origen “no humano”. Hay que señalar, que en algunas religiones y culturas tradicionales el consumo de peces era artículo prohibido dada la naturaleza sagrada del animal; por ejemplo en las leyes litúrgicas de los sacerdotes egipcios exigían la total abstención. Todo lo contrario, por ejemplo, que en Siria donde su consumo estaba prohibido para el pueblo, pero no para las altas castas gobernantes que utilizaban este alimento -comiéndoselo-, como ofrenda santificadora a la Magna Mater. Sea como fuere, idéntico es, como vemos, su simbolismo sagrado y metafísico en todos los pueblos y culturas tradicionales, independientemente de que su consumo estuviera prohibido o no; en un texto anónimo que llegó a nuestras manos (curiosamente de origen masónico), se da una serie de datos muy interesantes al respecto: “En cuanto a los orígenes primeros de este símbolo, parece que haya que reconocérsele proveniencia nórdica, y aún hiperbórea: en efecto, se ha señalado su presencia en Alemania del Norte y en Escandinavia, y en esas regiones está verosímilmente más cerca de su punto de partida que en el Asia central, a donde fue llevado sin duda por la gran corriente que, salida directamente de la Tradición Primordial, debía en seguida dar nacimiento a las doctrinas de india y Persia. Es de notar, por otra parte, que de manera general ciertos animales acuáticos desempeñan un papel sobre todo en el simbolismo de los pueblos del Norte: citaremos sólo como ejemplo el pulpo particularmente difundido entre escandinavos y los celtas, y presente en Grecia como uno de los principales motivos de la ornamentación micénica”. Tanto en Grecia como en Roma, dos de las grandes “Edades de los Héroes” de Europa junto con el Medievo, intentos de restauración y de rectificación viril y heroica de la Tradición Primordial en plena Edad Oscura (Kali Yuga), el simbolismo del pescado también tenía un carácter sagrado por sus significados de cambio y de transformación; recordemos el mito de Afrodita y de Heros convirtiéndose en peces para escapar de la furia del feroz dios acuático Tifón. En la China tradicional el pez era símbolo de unidad y de fidelidad, también fertilidad y abundancia. En el budismo a su vez es símbolo de felicidad y de libertad. En general, en todas las tradiciones procedentes de la Tradición Primordial, el simbolismo del pez está ligado a los significados de capacidad de adaptación, determinación, osadía, valor y del flujo de la vida con sus constantes vaivenes. ¿¿¿Cómo no ver como una de las señales del “final de los tiempos” las espeluznantes imágenes de miles y miles de peces muertos en las costas, ello como consecuencia de la contaminación salvaje ocasionada por esta anti-divina, perversa, criminal, profana, profanadora y suicida pseudo-civilización plutocrática de esclavos y de subhumanos, símbolo por tanto de la muerte de la Sabiduría y del Conocimiento??? La Concha como portadora y recipiente de la Tradición Primordial, simbolizada por la Cruz -en este caso de 8 puntas-. Lema de la Orden de los Cartujos: “Stat crux dum volvitur orbis” (la cruz permanece en pie, mientras el mundo gira). Según la tradición indo-aria estaríamos hoy en el 7º Manvantara, ya en su fase crepuscular y terminal y que, tras un nuevo “Diluvio Universal” que ponga fin a la actual humanidad perversa, disoluta y diabolizada, dará – con los nuevos “salvados de las aguas” y elegidos que sobrevivan-, inicio a un nuevo Manvantara y, con él, a un nuevo Satya-Yuga (Edad de Oro). Sería ya el 8º Manvantara dentro del presente Ciclo de Manifestación de Brahma (en total 14 Manvantaras). En la imagen de arriba, el símbolo de la concha que porta en su interior los fundamentos sagrados y primordiales que harán posible el advenimiento de una nueva Era de Manú (Manvantara, en este caso el 8º). Dentro de la tradición católica, tenemos dos mitos muy interesantes ligados al simbolismo del pez y de las aguas. El mito antiguotestamentario del profeta Jonás, que en una tempestad acabó cayendo al agua tras zozobrar el barco en el que iba (símbolo del “Arca de la Salvación” en medio de las aguas turbulentas del caos), fue tragado por un “gran pez” en cuyo interior estuvo tres días y tres noches, prefiguración mítica de la Muerte-Resurrección de Cristo: “Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del monstruo marino, así también el Hijo del Hombre estará tres días y tres noches dentro de la tierra” (Mateo 12. 40). Sigue contando la leyenda que, el profeta Jonás, después de rezar al Señor por su salvación, fue finalmente vomitado en una playa sin haber sufrido daño alguno, dedicándose luego a predicar la Palabra de Dios (simbolismo del pez como significado de Salvación, Conservación y Transmisión del Verbo Divino). Estamos nuevamente, pues, ante el mito ancestral y metahistórico de los “Salvados de las Aguas”, mito nuevamente personificado en Jesucristo en el famoso episodio evangélico de “caminar sobre las aguas”, reminiscencia metahistórica y simbólica -a modo de ritual iniciático y esotérico-, aludiendo a todos aquello “Salvados de las Aguas”, a los elegidos que sobrevivieron a las catástrofes que pusieron fin a los Ciclos Boreal (hiperbóreo) y Atlántico, así como a sus razas divinas y semidivinas; a tal respecto, dijo Julius Évola -uno de los grandes Testigos de la Tradición Primodial en pleno siglo XX-, en su genial obra “Rebelión contra el Mundo Moderno”, que “mediante una trasposición de los planos, las aguas que se cerraron sobre la tierra atlántica fueron comparados a las “Aguas de la Muerte” que las generaciones siguientes, post-diluvianas, compuestas por seres ya mortales, deben atravesar iniciáticamente para reintegrarse en el estado divino de los “muertos”, es decir, de la raza desaparecida. Es en este sentido que pueden ser a menudo interpretadas las representaciones bien conocidas de la “Isla de los Muertos” donde se expresa, bajo formas diversas, el recuerdo del continente insular engullido por las aguas. Al misterio del “paraíso” y de los lugares de inmortalidad en general, vino a unirse al misterio de Occidente (e incluso del Norte, en algunos casos) en un conjunto de enseñanzas tradicionales, de la misma forma que el tema de los “Salvados de las Aguas” y los que “no se hunden en las aguas”, del sentido real, histórico aludiendo a las élites que escaparon a la catástrofe y fundaron nuevos centros tradicionales tomó un sentido simbólico y figuró en leyendas relativas a profetas, héroes e iniciados. De forma general los símbolos propios de esta raza de los orígenes reaparecieron enigmáticamente por una vía subterránea hasta en una época relativamente reciente, allí donde reinaron reyes y dinastías dominadoras tradicionales”. En la leyenda de San Brandán, otro simbólico “Salvado de las Aguas”, monje evangelizador que vivió en el siglo VI en Irlanda, nos cuenta que dicho santo navegó errante durante años por el Atlántico en busca de la “Isla del Paraíso”, ello hasta acabar desembarcando en lo que parecía un islote y encendieron una hoguera (nuevamente el mito de la Sabiduría -el fuego-, surgiendo de las aguas primordiales; la “isla” como alegoría y símbolo del Axis Mundi -Centro o Eje del Mundo-). Finalmente cayó en la cuenta de que realmente no estaba posado sobre un islote, sino encima de un enorme pez llamado Jascanio… Nuevamente estamos ante otra alegoría del Pez como conservador y transmisor de Conocimiento Divino, del Veda. El santo, quizás llevado por los mitos y las leyendas que hacían referencia a la llegada a Irlanda en tiempos prehistóricos de una misteriosa raza divina y solar -los Tuatha Dé Dannan-, procedentes de una isla sagrada atlántico-occidental llamada Ávalon, que pereció bajo un terrible cataclismo (¿Atlántida?), conquistaron Irlanda fundando un nuevo ciclo civilizador tras vencer y someter a otros pueblos ya degenerados y animalizados como los Fir Bolg, los Fir Domnann y los Galioin: “A esta componente de disolución, se opone la que entronca con el tipo original de espiritualidad olímpico-urania propio de las razas de extracción directamente boreal (nórdicoatlántico) o las que consiguieron, a pesar de todo, mantener o volver a alumbrar el fuego de la Tradición Primordial en un área donde se ejercían influencias muy diferentes a las de la residencia original” (Julius Évola); todas las civilizaciones o ciudades que fundaron esos “Salvados de las Aguas” post-diluvianos, fueron como imágenes o representaciones del Centro del Mundo, unas veces teniendo como punto referencia metafísico y metahistórico la residencia ártica, en otras la atlántico-occidental (de ahí que René Guénon diferenciara la “Tula hiperbórea” de la “Tula atlante”). Según el mito, los Tuatha Dé Dannan entre los objetos sagrados que llevaron a Irlanda, estuvo la Piedra del Destino, un menhir situado en la Colina de Tara, en el condado de Meath (Irlanda), que sirvió como piedra de coronación para los grandes Reyes de Irlanda por lo menos hasta el siglo VI de nuestra era, pero también como símbolo representativo del Centro del Mundo (7). En esta fase final de la Era Oscura o Edad de Hierro en la que estamos viviendo, donde se presiente y se palpa en el ambiente un final catastrófico cada vez más cercano, seamos los nuevos “Salvados de las Aguas” mientras la mayor parte de la humanidad se ahoga en su propia inmundicia y en un mar tenebroso y apocalíptico de maldad, necedad y locura -las “Aguas de la Muerte”-. Como dijo un Gran Jefe indio a finales del siglo XIX al entonces arrogante y criminal Presidente de esa maldita y demoníaca pseudocivilización prototípica de la modernidad como es Yanquilandia (el “Extremo Occidente” como dijera de forma peyorativa René Guénon, es decir, ya entonces el summum de la degradación, degeneración y disolución occidental): “Sólo cuando el último árbol haya muerto, y el último río haya sido envenenado, y el último pez sea capturado, nos daremos cuenta de que no podemos comer dinero”. FUERZA HONOR Y TRADICIÓN Joan Montcau NOTAS: Recordemos ciertos movimientos políticos que surgieron en la primera mitad del siglo XX que, desgraciadamente, fueron abatidos en 1945 por los poderes de la subversión mundial que son los que nos han conducido fatalmente a la actual era demoníaca postmoderna y transhumanista, paso previo al “final de los tiempos” y a la “consumación de los Siglos” que profetizaba el Evangelio, concretamente en el Apocalipsis de San Juan… “El Simbolismo del Águila entre los Pieles Rojas”, Antonio Medrano. Aunque dicho artículo no viene fechado, creemos que fue escrito y publicado en los años 70 u 80 del pasado siglo. Muy bueno, por cierto. Aunque se suele decir que el nefasto y destructivo Concilio Vaticano II (1962-65) con respecto a la Catolicidad, significó el triunfo de la subversión moderna y progresista en su seno, lo cierto es que el proceso venía ya desde muy atrás, concretamente desde los siglos XIV-XV con el Güelfismo primero, y el Humanismo renacentista después. Es a partir de aquí cuando habría que establecer la verdadera génesis o punto de partida de la aberración modernista y progresista, fue aquí cuando se trazó la trágica frontera que separaba la cosmovisión tradicional de la moderna. Por otro lado, el Cristianismo primigenio es muy rico en símbolos directamente procedentes de la Tradición Primordial; haciendo una exégesis gnóstica y sapiencial del Nuevo Testamento, en el mismo aparecen símbolos por antonomasia de la Ciencia Sagrada y de la Tradición Perenne, y de los que citaremos sólo unos cuantos aunque sea de pasada: el Árbol, la Montaña, la Estrella, la Cueva o Caverna, el Cáliz, el Pez, el Lobo, la Serpiente, el Dragón, la Roca o Piedra, el Caballo Blanco, el Cayado, la Corona, el “caminar sobre las aguas”, el Pescador, el Pastor, la Puerta, la Espada, el Bautismo “con agua” y “con fuego”, “retirarse al desierto”, los presentes “oro, incienso y mirra” (realeza, sacerdocio y profecía), el Rey del Mundo en la figura mítica y metahistórica de Melquisedec (Rey y Sacerdote a perpetuidad), el trinomio hermético Martirio-Muerte-Resurrección (Nigredo, Albedo, Rubedo), etc. Muy interesante desde este punto de vista, el estudio de René Guénon “El Rey del Mundo”, donde demuestra la perfecta conformidad del Cristianismo primigenio y sus símbolos con la Tradición Primordial. 4. Cristo, el Rey Pescador. Portador de la Buena Nueva y nuevo transmisor de la Tradición Primordial en el 4º y último ciclo del presente Manvantara que toca ya a su fin, pero que porta en sí la doctrina salvífica y las potencialidades que harán posible el surgimiento de una nueva Edad del Ser; en el dibujo de arriba derecha con los símbolos de la pesca: la Barca y la Red. Iluminado por el Sol y Mensajero de Él. Mediador sacrificial entre el Cielo y la Tierra. 4. Las figuras símbólicas del Pescador, el Chamán o Augur, el Pastor, etc, tienen idénticos caracteres míticos, sacros, y metahistóricos entre todos los pueblos que se desenvolvían según los parámetros de la Visión del Mundo y del Cosmos de la Tradición Primordial y Sapiencial. 5. En el Ciclo Artúrico, el Rey Pescador es un título genérico que se da a toda la dinastía de los reyes guardianes del Grial. Este título nos recuerda también a los pescadores de Galilea, discípulos de Jesús. 6. La concha siempre fue muy apreciada también por los pueblos antiguos bañados por la Luz de la Tradición. En multitud de cuevas de los hombres prehistóricos se han encontrado miles de ellas, lo que demuestra la ancestral admiración y el poder de sugestión que las conchas ejercieron sobre los hombres ya desde tiempos inmemoriales y metahistóricos. Incluso en épocas más recientes, concretamente en la tradición cristiana, hemos visto cómo acabó transformándose en el símbolo del Peregrino en búsqueda del Conocimiento y de la Sabiduría mediante el rito iniciático del “viaje”, concha que siempre portaba consigo durante la peregrinación; por otro lado, por su forma de recipiente, de “cáliz”, acabó convirtiéndose en el símbolo por excelencia de las pilas bautismales en todas la iglesias; al tener estas forma de una concha donde se portaba el agua bautismal y sacralizada, mediante el rito del bautismo simbolizaba el renacimiento del neófito, el “segundo nacimiento” (el espiritual), siendo el primer nacimiento el puramente físico y, por lo tanto, el menos importante o inferior. Mediante el rito sagrado del Bautismo, simbólicamente el bautizado se convertía en otro “Salvado de las Aguas”… Precisamente, por su forma forma la concha marina era asimilada -por aquello de la “Ley de las Analogías”-, con la oreja humana, y es a través de ésta por donde la Palabra, el Verbo Divino penetraba en el interior del hombre: “Shankha, la concha que contiene el Veda. Durante el cataclismo que separa este Manvántara del precedente, el Veda estaba encerrado, en estado de repliegue, en la concha (shankha), que es uno de los principales atributos de Vishnu. Pues la concha se considera como el continente del sonido primordial e imperecedero (ákshara), es decir, del monosílabo ‘Om’, que es por excelencia el nombre del Verbo manifestado en los tres mundos, y a la vez, por otra correspondencia de sus tres elementos sonoros o mâtrâ, la esencia del triple Veda. Por otra parte, estos tres elementos, reducidos a sus formas geométricas esenciales y dispuestos gráficamente de determinada manera, forman el esquema mismo de la concha; y, por una concordancia muy singular, ocurre que este esquema es también el de la oreja humana, órgano de la audición, la cual debe, en efecto, si ha de ser apta para la percepción del sonido, tener una disposición conforme a la naturaleza de éste. Todo esto toca visiblemente algunos de los más profundos misterios de la cosmología” (Kahlil). Recordemos el pasaje evangélico donde Cristo dice que, “por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden” (Mateo 13:13). A medida que avanza la Edad Oscura (Kali-Yuga), a medida que el presente Manvantara está cada vez más cerca de su abrupto final -sin duda catastrófico-, el oído humano se endurece y se anquilosa cada vez más; la gran mayoría de la humanidad, cada vez más degradada, envilecida y disoluta, ya es incapaz de escuchar y de comprender el Verbo Divino y la Voz de los Ancestros, ha roto por completo con las Leyes del Cosmos y de la Naturaleza. La concha representa la energía creativa en la tradición indo-aria. El sonido que proviene del interior de la concha es “Om”, el sonido primordial que dio origen al Universo y que corresponde al Absoluto (Brahma). La música y energía creativa del Principio Supremo manifestado. ¡¡¡REIVINDIQUEMOS LO ABSOLUTO!!! 7. “Esto permite también aclarar otro aspecto del simbolismo de las piedras sagradas. La piedra, la roca, expresan la dureza, la firmeza espiritual, la virilidad sagrada y al mismo tiempo inflexible, de los “Salvados de las Aguas”. Simboliza la cualidad principal de quienes se aplicaron a dominar los tiempos nuevos, quienes crearon los centros tradicionales post-diluvianos, en los lugares donde reaparecen frecuentemente, bajo la forma de un piedra simbólica, variante del omphalos, el signo del “centro”, del “polo”, de la “casa de Dios”(Julius Évola). Artículo*: septentrionislux Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL (Frasco Martín) Psicología Clínica y Tradicional en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) #Psicologia #Menadel #MijasPueblo *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí compartidos. No todo es lo que parece.
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