DE LA INFANCIA Y LA VEJEZ EL HILO INVISIBLE QUE NOS UNE A LOS ABUELOS, SEGÚN LA GRAMÁTICA ÁRABE Halil Bárcena Decían ya los primeros gramáticos árabes que toda raíz gramatical árabe -en árabe más que de palabras hablamos de raíces- posee un significado concreto, su contrario y algo relativo a los camellos. Así, el término abadan (أَبَداً) puede significar tanto "nunca" como "eternamente". De ahí la dificultad de verter a otras lenguas ciertos textos árabes, saturados de rica polisemia, desde el mismo Corán, en primer lugar, a la poesía de corte sufí de un Mansūr Hallāğ (m. 922), pongamos por caso, tarea ésta a la que hemos dedicado unos cuantos años. Pero, en esta ocasión, nos vamos a detener en la raíz árabe ğīm-dāl-dāl, de donde se derivan tanto el verbo duplicado ğadda (جَدَّ), "ser nuevo", como los términos ğadīd (جَديد), "nuevo", "reciente", y ğadd (جَدٌّ), "abuelo". Y es que, existe un estrecho vínculo, una especie de hilo invisible que liga presente y pasado, lo viejo y lo nuevo, infancia y vejez. No resulta extraño que, en el ámbito del arte, por ejemplo, el arquitecto catalán Antoni Gaudí vinculara la originalidad, esto es, la innovación artística, a la fidelidad a los orígenes. Sin embargo, lo que pretendemos subrayar aquí, a partir del valor semántico de la raíz gramatical árabe antes citada, es la relación existente entre la infancia, lo más nuevo, y la vejez del abuelo. Porque, una vez más, también en este caso los opuestos se abrazan. La vejez, en la que buena parte de las propias pasiones se han acallado para siempre, el ser humano se acerca nuevamente a la infancia, vive una suerte de segunda infancia, por llamarla de alguna manera. Ambas, infancia y vejez, se encuentran muy próximas a la fuente divina. El niño y el anciano son quienes están más cerca de Dios. La infancia está aún muy cercana a él, mientras que la vejez lo está ya en cierta manera. Todo ello explica que niños y abuelos hallen su propia felicidad en unas mismas cosas que suelen pasar inadvertidas para el resto, quienes ya no son niños y aún no son viejos. En resumen, la lengua árabe nos enseña que los extremos se tocan y el círculo espiroidal del tiempo se cierra alrededor de la fuente divina. (NOTA: Imágenes de la caseta que hemos construido en el nogal de casa para nuestro nieto Aran, ya panchamente instalado en ella, porque una infancia sin caseta en un árbol no es ni infancia ni ná'). Artículo*: Halil Bárcena Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL (Frasco Martín) Psicología Clínica y Tradicional en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí compartidos. No todo es lo que parece.
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