Se acostumbra a relacionar la imagen del típico personaje que sujeta por el cuello a dos grifos, a dos aves o a dos otros seres similares como la representación de la ascensión de Alejandro, conocida así la popular estrategia que ideó el héroe para poder elevarse y ver el confín del mundo. Ingenio que ha sido contemplado por unos como el pecado de la soberbia o arrogancia y, por otros, como la búsqueda de conocimiento, un afán de sabiduría más que de posesión o poder. Nada que decir cuando la representación del protagonista, sedente en el cesto, sostiene dos lanzas con cebo entre dos grifos dispuestos a volar. La precisión de los detalles así lo atestigua. Pero, ¿cuándo el personaje sujeta con sus manos desnudas el cuello a dos aves, se tratará también de Alejandro? Estaría bien que recordáramos una antigua y perdida tradición de la orden de caballería medieval que respondía a unos usos y costumbres épicas según las cuales, cuando unos caballeros se comprometían a realizar una gesta heroica se reunían para prestar juramento sobre un ave reputada como noble, como podía ser una garza, un pavo real, un cisne o un faisán. Entre los varios textos y narraciones que mencionan esta curiosa ceremonia de la orden de caballería, la encontramos precisamente referida en el Roman d'Alexandre, poema compuesto por Jacques de Longuyon hacia 1312 y cuyo gran valor reside en su aspecto estructural y temático. Posiblemente inspirado en otros poemas más arcaicos, relata el viaje iniciático del héroe en pos de la aventura y el conocimiento. En una de las escenas de la narración y tras algunos episodios bélicos, varios caballeros griegos e incluso algunos prisioneros de Alejandro, como Poro, rey de la India, participan en un banquete cuyo plato central es un pavo ante el cual es preciso pronunciar una serie de votos de obligado cumplimiento. Este episodio es conocido como les Voeux du Pavon y, se recuerda que, según el Marqués de Santillana, existió un poema castellano, hoy desconocido, titulado «Los votos del paón» El "voto de los cisnes" fue una celebración de caballería medieval para el nombramiento de 267 caballeros en la Abadía de Westminster el 22 de mayo de 1306 cuando el rey Eduardo I nombró caballero a su hijo, el futuro Eduardo II, quien seguidamente nombró caballeros a los restantes 266. Al banquete que siguió al nombramiento, el rey hizo traer dos cisnes engalanados con filetes de oro y juró ante Dios y los cisnes vengar el asesinato de su lugarteniente y la profanación de la iglesia de Greyfriears en Dumfries por Robert I de Escocia así como luchar contra los infieles en Tierra Santa. El evento fue dramatizado en la película Rey proscrito en 2018, sustituyendo al príncipe Eduardo por su padre con respeto a jurar sobre los cisnes. Más famoso es el "Voto del Faisán", hecho en 1454 en la corte de Felipe de Borgoña. Aquí el pavón (pavo real), fue sustituido por un faisán, y sirvió para anunciar el voto de ir a las cruzadas y suscitar la misma promesa por parte de los caballeros invitados. La razón era poderosa: nada más y nada menos que el rescate de Constantinopla, la cual había caído el año anterior en manos de los turcos. Se hizo un voto solemne ante Dios y el faisán en un banquete suntuoso, cuyo costo pródigo podía mejor haber sido dedicado a la expedición misma. No menos de ciento cincuenta caballeros, la flor de la nobleza, repitieron el voto, pero la misión no llegó a nada. En la fiesta de la coronación de la cuarta mujer de Pedro el Ceremonioso de Aragón, Sibila de Fortiá, se presentó a los comensales un pavo que llevaba en el pecho un voto de lealtat a la reina: a vos me do, senyora de valor,al present horn, per vostra gran honor.E fayts de mé segons la bona usangade les grans corts d'Anglaterra e de Franga.E pregui fots, cavallers e donsells,nobles barons e escudiers isnells,dones presants e donselles gentiis,que en mé votar vullets seguir l'estils,e que li vot síon mes en escrit.E puys veurem tota si l'hauran complit. RIQUER, Martín de, y COMAS A., Historia de la Literatura Catalana, núm. 1, Barcelona1982, págs. 540-541, en las que se fecha el primer «voto del faisán» o de «el pavo» en 1312. En sus últimas etapas, la caballería llegó a ser un simple servicio cortesano. La Orden de la Jarretera, fundada en 1348 por Eduardo III de Inglaterra o la Orden del Vellocino de Oro de Felipe de Borgoña, que data de 1430, formaron hermandades, no de cruzados sino de cortesanos, sin otra finalidad que contribuir al resplandor del soberano. Su más serio oficio fue el deporte de justas y torneos. Hacían sus votos no en capillas, sino en salones de banquetes, no sobre la cruz, sino sobre alguna ave emblemática. El origen pagano de este juramento que utiliza aves como catalizadores rituales es bastante claro, por lo que no es de extrañar que en el año 541, en el Cuarto Sínodo de Orleáns, la iglesia abolió dicha costumbre bajo la pena de excomunión. No obstante, como vemos, el rito siguió con sus variaciones correspondientes en las numerosas ordenes de caballería. Así que tanto si en el voto hay pavo, faisán, cisne o ganso, no todos tienen porque ser Alejandro. Salud y Románico LA LITERATURA FRANCESA EN EL REINO DE ARAGÓN Artículo*: Baruk Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL (Frasco Martín) Psicología Clínica y Tradicional en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí compartidos. No todo es lo que parece.
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