Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

lunes, 27 de abril de 2020

Castigos y dolores. Juan Manuel de Prada

Castigos y dolores Juan Manuel De Prada ANIMALES DE COMPAÑÍA Enrique Álvarez escribía hace poco en El diario montañés que hay quienes creen que la plaga «incumbe en exclusiva al orden científico» y quienes «creen que tiene un sentido moral». Pero basta conocer la diferencia entre causas eficientes y causas primeras para que ambas visiones sobre la plaga sean compatibles. Esto lo intuyen incluso los ateos. Así, por ejemplo, Santiago Alba, escribiendo sobre la plaga del coronavirus, afirmaba que «nos hemos deshecho de Dios como de una chapuza primitiva» y en su lugar «hemos introducido una estructura material que asegura una inmanencia mucho más confortable», haciéndonos creer que podemos controlar el mundo y, a la vez, vivir al margen de él, sin ensuciarnos con su pringue, a través de la asepsia tecnológica o de un sexo «soluble y sin compromiso». Pero de repente esa realidad que ya no nos salpicaba se hace presente de un modo angustioso que Alba, aferrado como una lapa a su ateísmo, define como «la contingencia misma de un mundo sin Dios«. Y que en realidad es el desmantelamiento de esas «inmanencias confortables» que habíamos creado artificiosamente, realizado por quien Alba llama «chapuza primitiva». O sea, por Dios, que nos devuelve abruptamente a la realidad; y nos enseña que nuestras «inmanencias confortables» son pecados que claman al cielo. Resulta muy llamativo, por contraste con esta intuición atea, el empeño del catolicismo pompier por negar que las plagas tengan una causa primera de orden sobrenatural. Así lo ha hecho, por ejemplo, un predicador de nombre Misacantano o Cantamañanas, que siempre nos hace roncar de admiración. En una de sus predicaciones recientes ha dicho: «Si estos flagelos fueran castigos de Dios, no se explicaría por qué se abaten igual sobre buenos y malos, y por qué los pobres son los que más sufren sus consecuencias. (…) Dios sufre, como cada padre y cada madre. Dios participa en nuestro dolor para vencerlo». En primer lugar, habría que aclarar que esta plaga entra con el mismo olímpico desparpajo en chozas y palacios. Pero son los errores teológicos lo más llamativo de este sentimentalismo seudocatólico, que no acepta que las plagas se abatan «igual sobre buenos y malos». ¿Y por qué aceptar entonces que llueva por igual sobre malos y buenos? ¿No debería Dios llover sólo sobre los buenos, para garantizarles unas cosechas fértiles, o sólo sobre los malos, para inundarlos? Las plagas se derraman sobre buenos y malos, igual que la lluvia: para los ‘buenos’ (aceptemos la maniquea jerga frailuna) son pruebas que los purifican en medio de la tribulación y los ayudan a salvar su alma; y para los ‘malos’ son castigos que les permiten prefigurarse el infierno y tal vez desistir de su reclamo fatal. Pero lo más pasmoso es que este fraile vea en la muerte un castigo, que es exactamente lo contrario de lo que veían los santos (incluido el fundador de su orden), que nunca cesaban de anhelar el premio de la muerte, para abandonar este valle de lágrimas y reunirse con Dios. Pero estos frailes aman las «inmanencias confortables» de la vida, que para ellos es valle de honores y trasiegos mundanos; y para justificarse se inventan un dios a su imagen y semejanza, un dios de batatillo, emotivista y sentimentaloide, que carece de control alguno sobre la naturaleza (de la que ya no es causa primera) y permanece indiferente ante el mal, dedicándose, en cambio, a «sufrir, como cada padre y cada madre» y a «participar de nuestro dolor». «¡Pues sufra un poco menos, diosecillo frailuno! –diría el ateo que no reconoce el pecado–. ¡Déjese de participar tanto de nuestro dolor, y quítenos de encima este virus, coño!». Este diosecillo que se dedica a hacer voluntarismo chorras ni siquiera es una «chapuza primitiva»; es una babosería moderna que a nadie interesa. Pues, para tener a un diosecillo que sufre tantísimo y que participa de nuestro dolor sin hacer nada por remediarlo, ya tenemos a los psicoterapeutas, que también son unos campeones de la empatía y, además, nos recetan pastillas. El Dios en el que creen los cristianos todavía no atrapados por estas baboserías probó el dolor en sus propias carnes, por liberarnos del pecado; y sigue participando en el sufrimiento de sus ‘pequeñuelos’. Pero este Dios no participa del dolor de quien no reniega de sus errores, por mucho que se empeñen frailes cantamañanas, en su afán de postureo bienqueda ante el mundo, que a tantos ingenuos tal vez engañe. Aunque Dios, que es misericordioso, seguramente acoja en su seno a quienes han sido engañados por estas fábricas estajanovistas de indiferentismo religioso, al que sobre todo se llega por empalago de tanta frailuna mamonada ternurista. La entrada Castigos y dolores aparece primero en XLSemanal. Artículo*: Juan Manuel De Prada Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL (Frasco Martín) Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí compartidos
Animales de compañía. 'Castigos y dolores', por Juan Manuel de Prada. "¿No debería Dios llover sólo sobre los buenos, para garantizarles unas..."

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