Simbolismo Cristiano – Invocaciones Marianas. Tierra y jardín del Edén

Requiem… Non nobis

Las epíclesis de la liturgia latina o de las liturgias orientales de Bizancio y Siria poseen un aire de poética y misterio, siendo esto precisamente lo que al examinarse permite develar el profundo significado de la Madre de Dios, la cual, después de elevada por encima de los Santos y Angeles, para la iglesia, sigue siendo humana.

Una de las invocaciones, no en las letanías sino en los himnos antes mencionados, es aquella en que a Maria, como madre, se vincula como Madre tierra y su sagrado matrimonio con el Cielo. << adquiere un carácter cósmico en virtud de que lo que en ella se realiza es el matrimonio de la naturaleza humana con la naturaleza divina del Verbo Creador, y Aquel al quien ella engendra es el Hijo del Cielo y la Tierra>>[1], así Maria, al igual que la tierra, es madre, pero una Madre Virgen.

Maria como Jardín (tierra) del Edén.

La Encarnación del Hijo de Dios en el seno virginal de Maria realizó el matrimonio del cielo y la tierra, que en la tradición cristiana de forma debida ha sido siempre percibido como una conexión entre Maria y la tierra. Pero es importante aquí subrayar que no se trata de la forma pagana, o la de hoy ecuménica, de entender a la tierra, y mucho menos nuestro planeta, como sagrada.

Nuestra Señora  de Lourdes – Francia

Se trata de la tierra del Edén, jardín que está por encima del tiempo, por tanto, en un estado metafísico, nunca en uno físico. El simbolismo que arguye detrás de esto es aquel que considera a la tierra como un poder que nutre y a la vez maternal, el receptáculo de fuerzas invisibles, recibidas en un nunca exhausto útero procreador.

Pero desde el punto de vista de las antiguas tradiciones y religiones paganas, el hombre era entendido, y en cierto modo se sentía, como un hijo de la tierra, del mismo modo que los árboles y plantas, habiendo recibido su substancia de ella, pero desconociendo la accion Vertical del Ser, de Dios en definitiva el cual es el que aporta el ser de cada uno a través de la forma substancial. Siendo este desconocimiento debido a la ignorancia sobre Cristo, el Verbo de Dios. Sólo aquellos filósofos, como Sócrates, Platón y Aristóteles, que intuyeron la verdad, en sus cosmogonías incluían la accion Vertical del Ser que es el factor determinante en cuanto a la substancia del ser humano, no así la tierra o la hyle, desde el punto de vista metafísico y hermético/alquímico.

Si vamos al Génesis[2] y al Antiguo Testamento, parece darse cabida a la interpretación pagana, al argumentar que Adan fue creado de la tierra, pero esto deja de lado un destalle y es que Dios le insufla el Ser al soplarle a través de la nariz, <<gesto>> que al final le otorga la vida; en caso de que esto no se ejecutase en Adan, hecho solo de la tierra, habría quedado como una estatua y nada más.

Por otro lado, en el Salmo se nos dice << mis huesos no se te ocultaban, cuando era formado en secreto, tejido en las honduras de la tierra>>[3]. Insisto:  ver sólo la formación en la tierra sin considerar la accion de Aquel que la esta ejerciendo, accion Vertical proveniente del mismísimo Dios, es quedarnos con la mitad del relato y terminar dando atribuciones a la hyle que no le corresponde, lo que lleva al panteísmo que hoy vemos propagandearse en el tema de la Pachamama (sobre esto volveremos más adelante).

Pero debemos considerar que de los antiguos cultos se reconoce que la mujer se siente en sí misma cercana a la tierra, mucho mas que su compañero, el hombre; esto es porque ella en cierto modo imita a la tierra en dar a luz y conoce como integrarse ,ella misma, dentro de esa larga y amplia vida de la naturaleza, por lo que ciertamente la tierra no es inerte, da visos de ser un organismo vivo, y tiene un cuerpo compuesto por tierra, piedras, montañas y grutas, la imagen duplicada de su inmenso vientre. Y es esta la clave para comprender por qué la Virgen Maria es asociada con las grutas, y las criptas como sus sustitutas, << desde la gruta del Nacimiento a aquella de Massabielle>>[4].

Virgen de Betania  – Venezuela

Y estos aspectos son desarrollados en los magníficos textos de las liturgias orientales. En un himno de la liturgia sirio-maronita que acompaña la transferencia de los Dones al altar, en el cual Cristo habla: << Yo soy el Pan de Vida que descendió del cielo a la tierra para que el mundo pueda vivir por mí. El Padre me envió, El Verbo incorpóreo; ¡como grano de trigo escogido en tierra fértil, el seno de Maria me recibió>>[5].

En este pasaje Maria adquiere un carácter cósmico por el hecho de que fue cumplido en ella el nacimiento del Hijo de Dios, cumpliendo así en ella el matrimonio de la naturaleza humana con  la naturaleza divina del Verbo Creador, y esto posee todo  el sentido literal y real. Por tanto, de forma simbólica se toma a la tierra, la cual es madre, asimilándose a Maria que también es madre, pero Virgen. De allí Adam de San Victor nos dice:

Terra non arabilis

Quae fructum parturiit

Tierra sin labrar

Que ha da fruto.

Y es este tema el que explora tanto Tertuliano como San Irineo; este último desarrolla la idea que Maria es tierra, pero no cualquiera, sino del paraíso la cual es hecha de nuevo virgen y para que de ella Dios pueda formar al Nuevo Adan, que no es otro sino Jesucristo.

<< Así como por la desobediencia de un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, así por la obediencia de un hombre entró la justicia, que lleva como fruto la vida al muerto. Y como la sustancia de Adán, el primer hombre formado, fue tomada de la tierra simple y todavía virgen: «Dios aún no había hecho llover ni el hombre aún la había obrado» y fue formada por la mano de Dios, es decir, por la Palabra de Dios, en efecto, » todas las cosas por él fueron hechas», y «El Señor tomó del barro de la tierra y formó al hombre», así la Palabra que recapitula a Adán en sí mismo, recibió de María , aún virgen, la generación de la recapitulación de Adán […] pero si el primer Adán fue tomado de la tierra y moldeado por la Palabra de Dios, era necesario que este mismo Verbo, efectuando en sí mismo la recapitulación de Adán, tuviera una generación semejante a la suya. Y entonces, ¿por qué Dios no volvió a tomar el limo de la tierra, sino que quiso que este modelado lo hiciera María? Para que no hubiera una segunda obra modelada y para que no fuera una obra modelada distinta a la que se salvó, sino que, conservando la similitud, fuera la primera en ser recapitulada>>[6].

La Virgen del Roble – Nuevo León México

Así Maria entonces es el nuevo Paraíso, donde el Verbo de Dios toma cuerpo de hombre, y como dice Irineo, siendo así se conserva la similitud con lo primero y recapitulado en un estadio superior, de purificación, para así borrar la desobediencia del primer hombre. De esta forma Maria no es ni entendida ni igualada por el cristianismo a las antiguas diosas madre, ni a la magna mater o a la Pachamama. Con esto en mente y considerando al símbolo como una imagen del Todo, un microcosmos que contiene virtualmente el macrocosmos. No forma una multiplicidad que pueda sumarse en una secuencia lineal, sino una unidad múltiple. Por tanto, el misterio de Maria como Madre de Dios y aquí invocada como la Tierra Madre, tierra del Edén,  conlleva a la revelación del aspecto más profundo de ese símbolo antiguo de la Diosa Madre, ya que en Maria como Madre de Dios encierra el símbolo primigenio de la tierra y lo renueva en un estadio superior dando a luz a Aquel que redimirá  a la raza de Adan con su sacrificio. La prefiguración de una tierra y por tanto la creación purificada de nuevo que tiene su imagen final en la Jerusalén Celeste. En consecuencia, la Virgen Maria no es ni madre tierra, ni diosa madre, es en su estadio superior de la purificación de la creación, nuevo Edén, tierra nueva y bendita de la cual Nació Nuestro Señor; por tanto, ella no pide ningún sacrificio de sangre, como lo hace el culto a la madre tierra y de la Pachamama, consecuencia inevitable[7]; sino que se siga con sacrificio propio a su Hijo diciéndonos : << Haced todo lo que mi Hijo os diga>[8].

Jhon Carrera

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[1] San Juan Eudes.  Comentarios al Misterio del Sagrado nombre de Maria, tomado de  (Coomaraswamy, 1999) The Invocation of the Name of Jesus as practiced in the Western church.

[2] Génesis 2,7

[3] Salmo 139,15

[4] (Hani, 2007) The Black Virgin. A Marian Mystery.

[5] Tomado de (Hani, 2007)

[6] San Irineo de Lyon, Contra las herejías. Libro III 21,10.

[7] El culto antiguo y actual a la diosa madre, a la tierra, conlleva al sacrificio como ofrenda de sangre. Hoy en algunos países andinos esto se repite, ya que a lo que se rinde culto es al aspecto caído y denso de la prima materia, que como tal, y bajo el limitado entendimiento que no es más que superstición, a lo que se está adorando es a fuerzas de desorden y caos, por tanto de destrucción, aspecto inherente de la materia informe o hyle la cual está hecha como receptáculo de la acción de Dios, << al inicio el espíritu de Dios estaba sobre las aguas>>, nos dice el Génesis, y que por falta de ser propio reclamará el de algún viviente, preferiblemente un ser humano y esto a consecuencia que en el panteísmo el ser humano se impone la tarea de ser aquel que ayuda en la fertilización de la tierra, es decir que en aquellos momento de sequía en donde el sacrificio de una animal no hacia el efecto esperado,  entonces, por fuerza, tocaba sacrificar algún ser humano. Por lo tanto, el neopaganismo de hoy y su culto a la Pachamama reclamara vidas humanas

[8] Juan 2,5

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