Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

lunes, 30 de octubre de 2017

Energías Increadas (Vladimir Lossky)

Energías Increadas Vladimir Lossky La teología de la Iglesia de Oriente distingue, pues, en Dios: las tres hipóstasis, procesiones personales; la naturaleza o esencia; las energías, procesiones naturales, Las energías son inseparables de la naturaleza; la naturaleza es inseparable de las tres personas, Esto tiene gran importancia para la vida mística en la tradición oriental: 1º La doctrina de las energías inefablemente distintas de la naturaleza es el fundamento dogmático del carácter real de toda experiencia mística, Dios, inaccesible en su naturaleza, está pre- sente en sus energías «como en un espejo», permaneciendo invisi- ble en lo que él es; «así es como nuestro rostro se hace visible en el espejo, aunque permanece invisible para nosotros mismos», según la comparación de san Gregorio Palamas (38) Totalmente in- cognoscible en su esencia, Dios se revela, pues, totalmente en sus energías, que no dividen la naturaleza en dos partes, conocible e incognoscible, sino que señalan dos diferentes modos de la existencia divina, en la esencia y fuera de la esencia. 2.º) Esta doctrina da a entender cómo la Trinidad puede exis- tir en su esencia incomunicable y, al mismo tiempo, venir a habitar en nosotros, según la promesa de Cristo (Jn 14,23). No es una presencia causal, como la omnipresencia divina en la creación; no es, tampoco, la presencia según la esencia misma, incomunicable por definición; es un modo según el cual la Trinidad permanece en nosotros realmente por lo que de comunicable tiene, por las energías comunes a las tres hipóstasis, es decir por la gracia, pues así se llama a las energías deificantes que el Espíritu Santo nos comunica. Aquel que tiene al Espíritu que confiere el don tiene al mismo tiempo al Hijo, por medio del cual todo don nos es transmitido; tiene también al Padre, del cual proviene todo don perfecto. Al recibir el don, las energías deificantes, se recibe al mismo tiempo la habitación de la Santísima Trinidad, inseparable de sus energías naturales, presente en ellas de otro modo, pero tan realmente como en su naturaleza. 3.º) La distinción entre la esencia y las energías —funda- mental para la doctrina ortodoxa sobre la gracia — permite que conserve su sentido real la expresión de san Pedro: «partícipes de la naturaleza divina». La unión a la que estamos llamados no es ni hipostática como para la naturaleza humana de Cristo, ni subs- tancial como para las tres personas divinas: es la unión con Dios en sus energías o la unión por la gracia que nos hace participar en la naturaleza divina, sin que nuestra esencia se convierta por ello en la esencia de Dios. En la deificación se posee por la gracia, es decir en las energías divinas, todo lo que Dios tiene por na- turaleza, salvo la identidad de naturaleza nuc67Fi), según la enseñanza de san Máximo (39) Se permanece criatura, convirtiéndose simultáneamente en Dios por la gracia, como Cristo siguió siendo Dios al convertirse en hombre por la encar- nación. Las distinciones que la teología de la Iglesia de Oriente admite en Dios no van en contra de su actitud apofática con respecto a las realidades reveladas. Por el contrario, esas distinciones antinómicas son dictadas por el cuidado religioso en salvaguardar el misterio, expresando simultáneamente los datos de la Revelación en el dogma. Así, como hemos visto con el dogma de la Trinidad, la distinción entre las personas y la naturaleza revelaba una tendencia a repre- sentar a Dios como mónada y tríada a la vez, sin que la unidad de naturaleza prevalezca sobre la trinidad de las hipóstasis, sin que el misterio inicial de esta identidad-diversidad fuese eliminado o aminorado. Del mismo modo, la distinción entre la esencia y las energías se debe a la antinomia de lo incognoscible y lo conocible, de lo incomunicable y lo comunicable a la que se enfrenta el pen. samiento religioso y la experiencia de las cosas divinas. Estas dis- tinciones reales no introducen ninguna composición en el Ser divi- no, sino que señalan el misterio de Dios, absolutamente uno en cuanto a la naturaleza, absolutamente trino en cuanto a las personas, tinidad soberana e inaccesible, que vive en la profusión de la gloria que es su luz increada, su Reino eterno en el que han de entrar todos cuantos heredarán el estado deificado del siglo futuro. La teología occidental, que aun en el dogma de la Trinidad pone el acento en la esencia una, admite aún menos una distinción real entre la esencia y las energías. Pero, en cambio, establéce otras distinciones, ajenas a la teología oriental: entre la luz de la gloria, creada, la luz de la gracia, igualmente creada, así como entre otros elementos del «orden sobrenatural» tales como los do- nes, las virtudes infusas, la gracia habitual actual. La tradición oriental ignora un orden sobrenatural entre Dios y el mundo creado que se añada a este último como una nueva creación. No conoce aquí otra distinción o, mejor dicho, división que la de lo creado y lo increado. Lo sobrenatural creado no existe para ella. Lo que la teología occidental designa con el nombre de sobrenatural sig- nifica para el Oriente lo increado, las energías divinas inefablemente distintas de la esencia de Dios. La diferencia consiste en el hecho de que la concepción occidental de la gracia implica la idea de causalidad, presentándose la gracia como un efecto de la causa divina, lo mismo que en el acto de la creación; mientras que para la teología oriental es una procesión natural, las energías, la irra- diación eterna de la esencia divina. Sólo en la creación actúa Dios en cuanto causa, produciendo un nuevo sujeto llamado a participar en la plenitud divina, conservándolo, salvándolo, concediéndole la gracia, guiándolo a su fin último, En las energías él es, existe, se manifiesta eternamente. Es un modo de ser divino al que accedemos al recibir la gracia. Es, también, en el mundo creado y perecedero, la presencia de la Luz increada y eterna, la omnipresencia real de Dios en todo, que es más que su presencia causal; «la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la han recibido» (Jn 1,5). Las energías divinas están en todo y fuera de todo. Hay que elevarse por encima del ser creado, dejar todo contacto con las criaturas, para alcanzar la unión con «el rayo de la divinidad», según la frase de Dionisio Areopagita. Y, sin embargo, esos rayos divinos penetran el universo creado, son la causa de su existencia. «La luz estaba en el mundo y el mundo fue hecho por ella y el mundo no la ha conocido» (Jn 1,10). Dios creó todo por sus ener- gías. El acto de la creación establece una relación de las energías divinas con lo que no es Dios. Es una limitación una determinación de la irradiación infinita y eterna de Dios lo que se convierte en la causa del ser finito contingente. Porque las ener- gías no producen el mundo creado por el hecho mismo de que existen, por el hecho de que son las procesiones naturales de la esencia. De otro modo, o bien el mundo sería infinito y eterno como Dios o bien las energías no serían más que manifestaciones limitadas y temporales de Dios. Así pues, las energías divinas en sí mismas no son relaciones de Dios con el ser creado, pero entran en relación con lo que no es Dios, traen el mundo a la existencia, por la voluntad de Dios. Ahora bien, según san Máximo, la voluntad es siempre una relación activa con otro distinto de uno mismo, con algo exterior al sujeto actuante. Esta voluntad ha creado todo por las energías a fin de que el ser creado acceda libremente a la unión con Dios en las mismas energías. Porque, dice san Máximo, «Dios nos ha creado para que nos hagamos partícipes de la naturaleza divina, para que entremos en la eternidad, para que aparezcamos semejantes a él, siendo deificados por la gracia, que produce todos los seres existentes y trae a la existencia a todo lo que no existía» (40) Notas 38 Sermón sobre la presentación de la Santísima Virgen en el Templo. Ed sophocles, Atenas 1981 pp. 176-177 39 De ambiguis. P.G. t.91 col. 1308B 40 Epist. 43 Ad Joannem cubicularium P.G. t.91, col 640BC - Artículo*: Zurraquín - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas y Fuengirola, MIJAS NATURAL *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
 

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