Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

lunes, 30 de diciembre de 2019

El sitio de la pobreza. Juan Manuel de Prada

El sitio de la pobreza Juan Manuel De Prada Animales de compañía Pero traduzcamos la palabra ‘καταλύμα’ como ‘posada’ o como ‘aposento’, lo que está fuera de toda duda en la narración evangélica del nacimiento de Cristo es que no hubo sitio donde lo alojasen; y que tuvo que irse a nacer a un pesebre. Lucas despacha esta escena de gran patetismo con una frase incidental, pero de una fuerza sobrecogedora. ¡Un niño naciendo en la más completa pobreza! Quizá sea –para creyentes e incrédulos– la imagen con más fuerza revulsiva que pueda concebirse. Por supuesto, este rasgo no es lo esencial del misterio ocurrido en Belén, pero es un rasgo que nos debe hacer pensar. Cristo podría haber nacido –como señala jocosamente Castellani– «en el Palatino, en local de mármoles y cuna de seda, con la guardia pretoriana rindiendo honores y Augusto postrado ante Él». Pero eligió nacer en un pesebre, eligió la pobreza; y exigió a sus adoradores, para poder acercarse íntimamente a Él, acercarse a la pobreza y quedarse en ella. En nuestra época esta enseñanza ha sido por completo desvirtuada: la pobreza se percibe exclusivamente como una lacra que conviene erradicar; y el pobre se convierte en una ‘causa’ en el sentido más utilitario de la palabra (olvidando que «siempre habrá pobres entre nosotros»), al que se trata a toda costa de redimir de su pobreza, inoculando en él la semilla del resentimiento y de la envidia (o de lo que más finamente se llamaría luego ‘lucha de clases’), así como el ansia de bienes ajenos. Pero el misterio que estos días celebramos no nos invita a erradicar la pobreza –como postulan las ideologías que aspiran a instaurar el paraíso en la Tierra–, sino a hacerle sitio en nuestra vida. No nos propone alcanzar una utópica sociedad sin pobreza donde toda la Humanidad alcance el bienestar material, sino abrazar formas de vida que el mundo repudia. Y esto se logra socorriendo al pobre y aliviando la lacra de la pobreza que lo destruye; pero también amando la pobreza, entendida como virtud que nos ayuda a desprendernos de los bienes materiales. En efecto, la posesión de bienes materiales influye en la persona, en su calidad espiritual, de modo nefasto: el hombre no sólo ‘posee’ las cosas, sino que estas, al estar unidas a su propia existencia, acaban ‘penetrando’ en su interior, acaban adueñándose de su propia alma, como la célula cancerosa se adueña de nuestro organismo. El cultivo de la virtud de la pobreza, que nos exhorta a la austeridad y a apartar nuestro corazón de la posesión de bienes materiales, es también una forma (tal vez la más eficaz) de combatir la lacra de la pobreza; pues, allá donde más personas se inclinan por el cultivo de la virtud de la pobreza, más intolerable resulta que haya otras que padezcan su lacra. Y lo mismo podríamos decir de otras muchas lacras que hoy preocupan (al menos de boquilla) a nuestra época, empezando por todas las que amenazan a la naturaleza. No se trata de cambiar el coche de motor de explosión por el coche eléctrico, sino de preguntarnos qué sentido tiene viajar sin tino; no se trata de sustituir la dieta proteínica por la dieta vegana, sino de aprender a ser frugales. Pero esta pobreza como virtud que frena la concupiscencia de bienes materiales no debe confundirse con la obsesión por despojar a los ricos (como pretenden tantas ideologías nefastas) o con el afán puritano por imponer a los demás renuncias que los encaucen hacia una vida más virtuosa, como hacen hoy los profetas del cambio climático. Algunos, incluso, mientras disfrutan de sus riquezas fastuosas, mientras coleccionan yates y amantes, mientras se pasean por el mundo en avión particular (como hacen esos multimillonarios actores, farisaicos hasta el vómito, que nos han aleccionado en la reciente Cumbre del Clima). Contrasta la actitud de estos fantoches con la del Niño nacido en Belén, que nació en la pobreza y en ella se quedó a vivir, invitándonos a seguir su ejemplo, que es el mismo que el de los pájaros del cielo y los lirios del valle. Y, desde la autoridad de quien predica con el ejemplo, mostró siempre su predilección por los pobres, a quienes exaltó en el Sermón de la Montaña; e incluso, en su narración sobre el Juicio Final, nos advirtió que nuestra salvación dependerá del amor que hayamos dispensado a esos ‘pequeñuelos’ que padecen necesidad. Nunca se cansó de condenar a quienes viven para atesorar bienes materiales, llegando a señalar explícitamente que «no se puede servir a Dios y al dinero»; y, sin embargo, tuvo amigos ricos (desde Lázaro a José de Arimatea) a quienes enseñó que sólo podrían salvarse si apartaban su corazón de las riquezas. Hoy su pobreza nos sigue interpelando. La entrada El sitio de la pobreza aparece primero en XLSemanal. - Artículo*: Juan Manuel De Prada - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas Pueblo (MIJAS NATURAL) *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
Animales de compañía. 'El sitio de la pobreza', por Juan Manuel de Prada. "Nunca se cansó de condenar a quienes viven para atesorar bienes materiales..."

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