BARCINO IDENTITARIO: TOUR POR LA “OTRA” BARCELONA (09-08-204)
«Los peregrinos tienen muchas posadas y pocas amistades».
Fernando de Rojas.
“El viajero ve lo que ve, el turista ve lo que ha venido a ver”.
G.K. Chesterton
El pasado día 9 del presente mes (agosto), dos camaradas franceses de la hermandad identitaria católica “Academia Cristiana”, nos honraron con una visita a Barcelona, así que junto con otros tres camaradas barceloneses de la hermandad “Lupus Dei” decidimos hacer un pequeño pero intenso tour identitariopor la “otra” Barcelona, es decir, aquella Barcelona que generalmente nos es escamoteada, ninguneada y falsificada por parte de la basura progresista, separatista y demo-plutocrática, infectada como está hasta la médula del pernicioso y criminal virus del demonismo mundialista, antirracista y multikultureta.
El punto de encuentro fue la majestuosa Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia, visitando primeramente la capilla donde se encuentra la sagrada talla del Santo Cristo de Lepanto; aunque el cimborrio y la fachada son reconstrucciones más modernas, de entre finales del siglo XIX y principios del XX para ser más concretos, el templo originariamente se construyó a lo largo de los siglos XIII y XV, aunque se sabe que previamente ya hubo en su lugar un templo paleocristiano y posteriormente una catedral gótica. Hay que señalar, que en el interior de este fabuloso templo se encuentran nada más y nada menos que los restos mortales de 5 santos: Santa Eulalia (290-303 d.C.), copatrona de la ciudad de Barcelona (junto con la Virgen de la Merced), el Obispo Irurita -bárbaramente asesinado por la chusma roja durante la Cruzada (1876-1936)-, San Ramón de Peñafort (1180-1275), San Oleguer (1060-1137) y San Severo (siglos III-IV d.C.). Después de una breve visita a la capilla lateral del Santísimo Sacramento y del Santo Cristo de Lepanto (siglo XV), nos dirigimos hacia el claustro en el que se alojan 13 gansos blancos, referencia simbólica a la edad que tenía Santa Eulalia cuando fue salvajemente asesinada, así como a los 13 martirios que sufrió antes de partir de este mundo. Justo enfrente de este claustro hay una preciosa estatua dedicada a los héroes barceloneses que se levantaron contra la invasión napoleónica de 1808 y contra el criminal virus ilustrado y enciclopedista…
Seguimos en ruta por los alrededores hasta llegar a lo que hoy es el Museo Marés, en cuya fachada se encuentra el escudo de la Santa Inquisición, ya que este era el lugar donde estaba ubicado dicho tribunal en lo que antiguamente era el Palacio Real; sin duda el escudo de esa institución sagrada está repleto de simbolismo tradicional. Dicen que este escudo del Santo Oficio es uno de los mejor conservados de toda España… Llegamos a un edificio de origen medieval donde hoy está ubicado el Centro Excursionista de Cataluña, fundado en la segunda mitad del siglo XIX; pero lo más fascinante del lugar es el denominado “Templo de Augusto”, restos de una construcción romana del siglo I a.C. que se encuentran al lado; un monumento sagrado y solar del que sólo quedan en pie 4 columnas impresionantes; hay que decir, que todo este complejo está levantado justo en la cima de lo que fue el Mont Tàber, pequeño cerro sacro -hoy urbanizado- sobre el que los romanos iniciaron la construcción de la Barcino romana: estábamos ante los pilares de una civilización viril y heroica común a nuestros dos pueblos ahora hermanados por el símbolo solar y primordial de la Cruz; y no hay tampoco que olvidar que por estos lares la presencia de la mítica Orden de los Caballeros Templarios fue una constante hasta su brusca desaparición a principios del siglo XIV… A nuestro paso, nos encontramos con restos de las murallas tanto de la Barcelona romana como de la medieval, muchos de ellos confundidos con edificaciones posteriores; ya en la Plaza de San Jaime, la impresionante estatua de San Jaime -valga la redundancia- montado a caballo portando un estandarte con la Cruz, y, lo que mucha gente desconoce, los pilares troyanos (1) del Palau de la Generalitat (4 también) …
Nos dirigimos ahora a la Basílica de Nuestra Señora de la Merced y de San Miguel Arcángel, no podía faltar una visita a este extraordinario templo barroco del siglo XVIII dada nuestra común admiración y fascinación por aquel gran Movimiento metapolítico, ascético-militar, fanático, radical y tradicional-revolucionario fundado por el Caudillo y Mártir rumano Corneliu Zelea Codreanu, Movimiento creado bajo la advocación del Arcángel San Miguel: “Más allá de la Nación, reconocemos principios eternos e inmutables, en nombre de los cuales debemos estar prestos para combatir para morir y a los que debemos subordinar todo, al menos con la misma decisión con que tomamos nuestro derecho a vivir y defender nuestra vida. La verdad y el honor son, por ejemplo, principios metafísicos, que ponemos por encima de nuestra misma Nación” (Corneliu Zelea Codreanu). Hay que señalar que dicha basílica se levantó sobre los restos de un templo medieval anterior, gótico del siglo XIII y que fue perteneciente a la Orden de la Merced (2). Después de visitar el interior del templo, nos dirigimos a la zona museizada del mismo donde, entre otras cosas de sumo interés, se puede apreciar una bandera sagrada del Requeté Tradicionalista (aunque ligeramente camuflada a los ojos de la chusma), y que nuestros camaradas franceses supieron apreciar con devoción, ya que compartían -compartimos- los mismos ideales antiliberales, antidemocráticos y antimasónicos por los que lucharon tanto los héroes carlistas españoles en sus 4 Cruzadas contra la ponzoña liberal a lo largo de los siglos XIX-XX, como los héroes de La Vendée a finales del siglo XVIII.
Después de dar una vuelta -esta vez ya en coche-, por algunos edificios y construcciones famosos de Barcelona como la estatua de Colón (finales siglo XIX), el majestuoso edificio de Capitanía General (siglo XVII), una muestra de nuestra arquitectura colosalista e imperial que tanto odian al unísono tanto la basura progresista como la pluto-tecnocrática (y ya no digamos la estatua de Colón para la demenciada chusma separatista…); el edificio de Aduanas (siglos XIX-XX), el edificio del Museo Marítimo (siglo XIII), la Casa Xifré (siglo XIX), repleto éste último de grabados en piedra con alusiones y alegorías hermético-alquímicas, etc. Seguidamente nos dirigimos hacia Santa Coloma de Gramanet, concretamente a un barrio que más bien parecía una emanación del Reino de Mordor…
Ya en Santa Coloma de Gramanet, nos dirigimos al barrio de Fondo, concretamente a la Parroquia de San Juan Bautista, una pequeña isla, un remanso de paz en medio de un auténtico estercolero multicultural e infrahumano; la imagen de sus nauseabundas calles no podía ser más dantesca, deprimente, vomitiva, asquerosa, repugnante en extremo. Una iglesia humilde y muy poco agraciada desde el punto de vista estético-artístico-arquitectónico (más bien nada…), construida en los años 60 del pasado siglo (fundada en 1967), entonces un barrio obrero, pero hoy convertido en un auténtico infierno en la tierra gracias a la barbarie totalitaria demo-liberal y plutocrática que acaba convirtiendo en pura mierda todo lo que toca o por donde campa a sus anchas… En fin, nos quedamos con las bellas palabras grabadas en una pared a la entrada del templo: LA TRADICIÓN NO SE HEREDA, SE CONQUISTA. Recordemos, muy al hilo de lo anterior, las palabras de Jesucristo en el Evangelio; “desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mateo 11:12). El verdadero Catolicismo no es una doctrina pusilánime para lloronas mojigatas, para meapilas obsesionados con el pecado y con las fustigaciones o para fantoches afeminados bailarines y guitarreros postconciliares, sino, como decía San Agustín, es una doctrina para guerreros: “Escuchadme, ¡oh santos!, quienesquiera que seáis: hablo con luchadores: los guerreros me entienden; no me entiende el que no guerrea. Pero el que lucha, no digo me entiende, sino se adelanta a mí en la inteligencia”.
FUERZA HONOR Y TRADICIÓN
Ioannes Mons Christus
NOTAS:
1)- “¿Sabían que Barcelona conserva cuatro columnas de la antigua Troya? Pues así es. Las hemos observado cientos de veces porque están en un lugar bien visible, en la entrada principal del Palau de la Generalitat, en la plaza Sant Jaume. Su origen ha sido documentado por los historiadores, aunque es necesario aclarar que las columnas no proceden de la Troya mítica, la de la Ilíada, el rapto de Helena, el talón de Aquiles y el caballo con el que los griegos pudieron tomar la ciudad tras diez años de asedio. Eso sucedió a finales del siglo XII antes de Cristo, y los cuatro pilares de granito de la Generalitat fueron esculpidos a principios del siglo II de nuestra era, bajo la dominación romana de aquella zona de la actual Turquía. Los canteros troyanos fabricaron las columnas por encargo de Tarraco. La colonia romana las quería para construir, según creen los expertos, un templo dedicado a Augusto. Se sabe que al menos 45 pilares llegaron a la actual Tarragona, a tiempo para que el templo estuviera listo durante la visita del emperador Adriano. Las columnas sufrieron las consecuencias de la caída de Roma y se reutilizaron para construir una iglesia en Sant Pere Sescelades.
Y allí estuvieron hasta que de nuevo fueron reutilizadas en distintas épocas y obras. Su demostrada perdurabilidad explica por qué el granito de Troya era el más apreciado del imperio. El culpable de que cuatro de las columnas estén en Barcelona es el arquitecto renacentista Pere Blai, quien a finales del siglo XVI recibió el encargo para construir la actual fachada de la Generalitat. Blai ya había utilizado dos de las columnas en la catedral de Tarragona. Debió quedar tan satisfecho que reclamó otras cuatro para la Plaza Sant Jaume.
Así es cómo cuatro columnas de Troya forman parte del patrimonio monumental de Barcelona. Casi dos milenios y un largo viaje de punta a punta del Mediterráneo y siguen en pie, aunque los legionarios que debieron custodiarlas en su día han sido sustituidos hoy por los Mossos d’Esquadra del cuerpo de guardia de Palau” (Xavi Casinos, “Barcelona Secreta”, 2022).Aunque el último comentario del autor de marras, es, como diría el adagio popular, “para mear y no echar gota…”
2)- La Orden fue fundada en la Catedral de Barcelona en el año 1218 por San Pedro Nolasco de la mano del rey Jaime I y el protectorado del obispo Berenguer de Palou, con el fin de liberar a los cristianos cautivos de las hordas sarracenas y la piratería del Mediterráneo: “Los Mercedarios se comprometen con un cuarto voto, añadido a los tradicionales de pobreza, obediencia y castidad de las demás órdenes, a liberar a otros más débiles en la fe, aunque su vida peligre por ello. La fundación de la Orden se produjo diez días después de la triple aparición de la Virgen María, en su advocación de Virgen de la Merced, acaecida el 1 de agosto de 1218: al fundador de la orden San Pedro Nolasco, al rey Jaime I de Aragón conocido como “El Conquistador”, y al confesor del fundador San Raimundo de Peñafort” (J.A. Gari i Siumel, “La Orden redentora de la Merced”, 1873).
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