Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

martes, 28 de octubre de 2025

La COVID-19 una paranoia colectiva de ingeniería social.


No existe hoy en día nadie en el mundo que no recuerde el macro evento de ingeniería social vivido en 2020 con un escalofrío y se active en su cerebro algún recuerdo con carga fuertemente emocional. Esto no es azaroso, te lo cuento.

Las emociones, se utilizan en nuestra sociedad para manipularnos y no hay mayor ejemplo que la historia de terror que hoy os traigo para hacerse una idea de la magnitud de esta vergonzosa intromisión en nuestra individualidad.

Durante el evento 2020, las autoridades se esforzaron mucho en que nos llegasen imágenes de un estallido biológico en China, ya sabéis, operarios con trajes de bioseguridad, personas obligadas a hacerse test y a ponerse mascarillas, gente muriendo en hospitales, masas e ataúdes apiladas en polideportivos ¡Un escenario dantesco! ¡Cómo iba a ser mentira un display de medios de esa magnitud!

Al principio, el virus chino salió de un murciélago o un pangolín, tenía que ser una zoonosis al más puro estilo hollywoodiense, aquí se utilizó la herramienta de ingeniería social primado negativo, atendiendo a esos recuerdos que injertan en nuestro cerebro a través del cine, con el fin de que, después, cuando se presenta como un hecho real, no nos parezca una absoluta locura y nos echemos a reir a carcajadas.

Son recuerdos insertados a drede, que te preparan para algo que se quiere hacer pasar como una realidad, cuando es fantasía. El cerebro no tiene capacidad de discernir porque tiene dificultad para procesar el nuevo hecho y por tanto, lo toma como posible y después como real. ¡Listo! La película es un hecho. Por eso nos parece que muchas películas después ocurren en la vida real, porque en realidad, están diseñadas para eso precisamente.

Continuando con la trama, llegado el momento, se presentó la hipótesis del laboratorio malvado de China, como vía de escape de virus malvados, volvimos a los platós de cine, aquí observamos muchos casos de disonancia cognitiva, discordancia entre los hechos y las creencias.

Aunque el virus jamás se pudo aislar en pacientes enfermos y se tuvieron que utilizar métodos indirectos como la PCR, claramente manipulados, aún hubo gente que afirmaba que había contagio o que existía una enfermedad llamada COVID. No encajaba cómo un virus no aislado (lo cuál se reconoció oficialmente) podía circular y enfermar, pero las personas no eran capaces de reconocer esa discordancia entre creencias y hechos. Porque la idea del contagio está tan arraigada en el sistema límbico, desde la infancia, que la persona está esclavizada por sus creencias, que el sistema refuerza.

¡Todos tenemos una vivencia que podría confirma subjetivamente el contagio! Sin embargo este fenómeno, jamás fue demostrado empíricamente y lo sabemos por los experimentos de Salisbury, que son largos de contar (dejé un vídeo en la membresía).

La disonancia cognitiva afecta a personas de todo tipo, pero es más grave en las que se considern críticas, porque las destruye por dentro. El malestar surge cuando las creencias y los actos no tienen una coherencia, lo que se dice y hace no está en armonía y genera una respuesta de justificación y una tendencia a ignorar aquello que genere conflicto. Se puede responder incluso con ira. Por eso, cuando mostrábamos incoherencias a nuestros seres queridos o nos ignoraban o se enfadaban con nosotros. Sólo la humildad, permitirá reparar esta incoherencia en nuestro cerebro. Pero como es el ego lo que se fomenta en nuestra sociedad, reforzará esta ruptura de la coherencia en nuestro sistema de valores / hechos / creencias.

Es difícil, pero hay que reconocer que nos engañaron y que estábamos equivocados, para volver a la normalidad. No es por los demás, es por nosotros mismos, es importante someternos a estas pruebas de valor, de cuestionar nuestras creencias para resolver el embrollo.

El malvado laboratorio de China, ha quedado como explicación oficial a un fenómeno de paranoia colectiva que buscó manupilar nuestro sistema límbico y conseguir que fuésemos compradores compulsivos de “terapias génicas”.

¿Qué son estas mal llamadas “terapias”? Pues productos en los que la industria había invertido muchos millones, pero que causaban gravísimos efectos secundarios e incluso la muerte y que se sabía antes de venderlos. Pero aún con todo, crearon este escenario de fantasía para sacarles partido, porque no habían conseguido que pasasen los filtros y fuesen aceptadas por el público, por eso se presentaron como necesarias para combatir el virus.Una ventana de Overton de libro, algo que jamás hubiese sido aceptado por nuestra sociedad, se convirtió en necesario utilizando la ingeniría social y manipulación de masas, a través de las emociones y la gradualidad.

En todo este embrollo, salieron personas que continuaron el delirio retorciéndolo más y afirmando que los vacunados contagiaban o estaban intoxicados con una proteína, la famosa spike, otros decían que tenía grafeno y que en contacto con las 5G podías desplomarte y morir. La famosa guerra de subgrupos grafeno vs spike. ¡Una locura! ¡Qué demonios importa lo que llevase la vacuna! Distracción otra de las técnicas de ingeniería social más efectivas, llevarnos hacia detalles minusculos (más falacias) para que no seamos capaces de enfocar el problema real. ¡No había que vacunarse!

Está demostrado, que el miedo activa la amígdala del cerebro emocional, éste instintivamente como si de un peligro real se tratase, anula el raciocinio para poder huir, por lo que la masa, despavorida, fue incapaz de pensar y se creyó hasta que el virus tenía horarios y otras muchas locuras que cada día se bombardeaban junto con el número de contagios en la televisión. ¡El contagio es el pilar del sistema, sin esa creencia no tienen nada!

¿Sabéis que todas estas fantasías colectivas están más que estudiadas y se aplican porque son muy efectivas para la manipulación de grupos? Es la teoría del comportamiento grupal de Wilfred Bion (1897-1979), fantasías colectivas inconscientes (expresiones imaginarias de deseos, deseos convertidos en imágenes).

Durante la Segunda Guerra Mundial, los ingleses y americanos, sobre todo, estudiaron por qué los alemanes habían participado en esa fantasía colectiva de supremacía y qué había hecho que las personas se uniesen de esa forma tan entregada a ese fin tan funesto.

Resulta que es un fenómeno grupal inherente a los seres humanos que implica que, bajo ciertas circunstancias, el grupo se reúne con la expectativa de que un líder omnisciente le proporcionará seguridad y solución a todos sus problemas. Se crea una fe irracional en la figura del líder. El grupo se une en torno a un objetivo común: combatir al virus y ataca a los enemigos: los negacionistas.

Entonces, el grupo entra en un estado de paranoia. O estás conmigo o estás contra mí. Se fomenta la agresividad. Por eso, nos bombardearon con anuncios para que echásemos a los que no se vacunaron de las cenas familiares de Navidad. ¡Muy maquiavélico! También desde otros focos se extendía la frase o estás conmigo o eres disidencia controlada. ¡Es ingeniería social de manual! El viejo cuento de rojos y azules, que no sé como nos lo seguimos creyendo. El caso es que fomenta la ira, otra emoción que anula el raciocinio. Ya veis por donde vamos.

Al final, el grupo deposita sus esperanzas en el futuro, en la expectativa de que alguien va resolver los problemas. Se produce una fantasía mesiánica donde la esperanza, y no la acción concreta, es lo que mantiene al grupo unido. Jamás pudimos con el virus, ni con los negacionistas, pero seguimos creyendo en una historia que nunca ocurrió y la justificamos con frases como ¡Es que no se sabía! ¡Fue por el bien común!

Muchas personas hicieron daño a otras, recuerdo que estuvieron separando a madres que daban positivo en los test PCR, de sus bebés al nacer y que congelaron a los más pequeños en los colegios con las ventanas abiertas en invierno para que saliese el virus (y entrasen los resfriados), que luego imagino que también serían atribuidos al virus chino. ¿Qué hizo que estas personas que dicen cuidar a embarazadas y niños, actuasen se forma tan retorcida? El principio de autoridad.

Estudiado en el famoso experimento de Milgram (1933-1984), es la llamada banalidad del mal, demostró la obediencia a la autoridad al mostrar que un alto porcentaje de participantes estaban dispuestos a obedecer órdenes de una figura de autoridad (un investigador) incluso si estas implicaban dañar a otra persona. El experimento se diseñó para investigar hasta qué punto las personas obedecen órdenes, incluso cuando entran en conflicto con su propia conciencia personal.

La desaparición de un sentido de la responsabilidad es la consecuencia más trascendental de la sumisión a la autoridad. Stanley Milgram

¡Nos obligaron los expertos y obedecimos! Desgraciadamente, es una tendencia humana a obedecer y seguir las indicaciones de personas que se perciben como figuras de autoridad, como líderes, expertos o personas con un estatus elevado. Curiosamente es la amígdala, la encargada del miedo en el cerebro, la que procesa los rostros que consideramos de confianza, durante mucho tiempo nos han hecho creer que son los científicos o los médicos, a los que tenemos que seguir, aunque sepamos que éstos están pagados por las empresas de vacunas y medicamentos y que obviamente, no van a ser imparciales porque su trabajo depende de ello.

La sociedad vive además bajo una indefensión adquirida es la analogía con el elefante de circo, cuando es pequeño atado a una argolla entiende que no podrá escapar, cuando es adulto deja de intentarlo aunque sería fácil huir. Entonces, pensamos que no podremos hacer nada ante este panorama desolador. Pero no es cierto, pudimos elegir no vacunarnos, no hacernos PCRs y no creer en la historia del virus y del contagio. Aunque quizás esto no sea tanto así, no os sintáis culpables, porque la autoculpabilidad es otra de las herramientas de control más eficaces que hay. No salgas a la calle o matarás a tus vecinos, no beses a tu abuela o la contagiarás y morirá ¿Os suena verdad?

Decía que quizás, incluso hasta elegir con esta manipulación tan grande de emociones que sufrimos, no sea tan fácil. El neurocientífico Bruce McEwen profesor de la Universidad Rockefeller de Nueva York, acuñó el término carga alostática, es el desgaste físico y psicológico a largo plazo causado por el estrés crónico, que afecta negativamente al cerebro y el cuerpo.

El hipocampo desempeña una función importante ante el estrés, y está relacionado con la memoria a corto plazo, largo plazo y la identificación de objetos espacialmente. El estrés repetido, interfiere en la memoria, la navegación espacial y la actividad del eje HHS, lo que da lugar a una respuesta prolongada e intensificada al estrés.

El estrés prolongado y crónico causa hipersensibilidad en la amígdala, lo que aumenta la ansiedad y la reacción al miedo. Las personas expuestas a estrés crónico, muestran amígdalas aumentadas. El estrés provoca pérdida de dendritas en la corteza prefrontal (neocórtex). Lo que deja una amígdala hiperreactiva sin control que intensifica el miedo. Lo cuál deteriora la toma de decisiones, la autorregulación y la capacidad cognitiva.

Tenemos que entender que nuestro cerebro es un órgano muy complejo, que hay que comprender y cuidar, si dejamos que todos los estímulos emocionales nos zarandeen como muñecos de trapo y entramos en pánico o promovemos el pánico en cada momento dañaremos gravemente nuestro neocórtex, dedicado a la autocinciencia y el procesamiento complejo de la información, así como el razonamiento lógico y por tanto, nuestra capacidad de tomar decisiones concientes no basadas en el pánico o la paranoia se verán gravemente afectadas.

Muchos grupos en redes sociales, se han vuelto fantasías colectivas de terror, que anulan el pensamiento razonado, al igual que hace la televisión y el cine, son herramientas de control. ¡Ten cuidado con lo que consumes y lo que compartes! Si sientes que alguno de estos sucesos ocurre en una red social, sal de ahí o serás cómplice.

Para finalizar, la pregunta ante estos hechos es evidente ¿Existe la libertad? Quiero teminar con unas citas ¡Me encantan las citas! De los clásicos, a los que me gusta acudir cuando busco inspiración.

¿Qué es la libertad? No temer a los hombres ni a los dioses, no desear algo deshonesto ni excesivo y tener completo dominio de uno mismo. SÉNECA

Vigila constantemente tus percepciones ya que estás protegiendo algo nada despreciable, tu respeto, tu valía, tu templanza, tu serenidad. En una palabra, tu libertad. EPICTETO 

Piensa así. Eres un adulto, no te dejarás esclavizar más zarandeado como una marioneta por cualquier impulso, te dejarás de quejar por tu situación presente y no temerás el futuro. MARCO AURELIO

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