Psicología

Centro MENADEL PSICOLOGÍA Clínica y Tradicional

Psicoterapia Clínica cognitivo-conductual (una revisión vital, herramientas para el cambio y ayuda en la toma de consciencia de los mecanismos de nuestro ego) y Tradicional (una aproximación a la Espiritualidad desde una concepción de la psicología que contempla al ser humano en su visión ternaria Tradicional: cuerpo, alma y Espíritu).

“La psicología tradicional y sagrada da por establecido que la vida es un medio hacia un fin más allá de sí misma, no que haya de ser vivida a toda costa. La psicología tradicional no se basa en la observación; es una ciencia de la experiencia subjetiva. Su verdad no es del tipo susceptible de demostración estadística; es una verdad que solo puede ser verificada por el contemplativo experto. En otras palabras, su verdad solo puede ser verificada por aquellos que adoptan el procedimiento prescrito por sus proponedores, y que se llama una ‘Vía’.” (Ananda K Coomaraswamy)

La Psicoterapia es un proceso de superación que, a través de la observación, análisis, control y transformación del pensamiento y modificación de hábitos de conducta te ayudará a vencer:

Depresión / Melancolía
Neurosis - Estrés
Ansiedad / Angustia
Miedos / Fobias
Adicciones / Dependencias (Drogas, Juego, Sexo...)
Obsesiones Problemas Familiares y de Pareja e Hijos
Trastornos de Personalidad...

La Psicología no trata únicamente patologías. ¿Qué sentido tiene mi vida?: el Autoconocimiento, el desarrollo interior es una necesidad de interés creciente en una sociedad de prisas, consumo compulsivo, incertidumbre, soledad y vacío. Conocerte a Ti mismo como clave para encontrar la verdadera felicidad.

Estudio de las estructuras subyacentes de Personalidad
Técnicas de Relajación
Visualización Creativa
Concentración
Cambio de Hábitos
Desbloqueo Emocional
Exploración de la Consciencia

Desde la Psicología Cognitivo-Conductual hasta la Psicología Tradicional, adaptándonos a la naturaleza, necesidades y condiciones de nuestros pacientes desde 1992.

jueves, 1 de marzo de 2018

Conversión: «Darse-forma desde la sabiduría» 2da Parte.

«Convertirse como sabia aventura del dejar-ir». En el mundo occidental la visión de la conversión, aunque pueda parecer contrapuesta a todo lo que hemos mencionado en la primera parte de este artículo, revela el aspecto de la gallardía humana en el camino espiritual. En su libro Devi cambiare la tua vita el filósofo alemán Peter Sloterdijk comentando cómo el fenómeno de la «conversión» en Occidente se ha hecho presente desde el origen de la filosofía griega hasta la llegada del Cristianismo, sostiene que la conversión es el arte de volver a dirigir[1] la vida, cada vez que se divide, cada vez que se fragmenta; y/o tener-en-forma el cuerpo/mente consciente y sabiamente[2] ante la realidad, y no simplemente un cambio de conducta en función de creencias o dogmáticas religiosas. La conversión de la que habla Peter Sloterdijk es la sabiduría de la filosofía antigua, la cual debe penetrar completamente en los huesos y siempre está disponible en todas las situaciones de la vida, incluso en las más adversas. Séneca, por ejemplo, insistía en que no basta colorear el espíritu con la sabiduría, sino más bien la sabiduría debe macerarse con la vida misma y ser enteramente transformada[3]. Convertirse es a la vez educarse en la realidad: prepararse continuamente a un examen de saber sobrellevarse y mantenerse en pie en la desdicha[4], pero también en el gozo. El sabio es aquel que conociendo esto que es ser ser humano se da cuenta que existir es llevar a la vez un bendecido, y algunas veces, duro fardo. Es por ello que el término filosofía contiene, además de su claro origen etimológico (amor a la sabiduría), dos referencias escondidas a las principales virtudes atléticas, que en el tiempo de Platón resonaban gratamente: filotimia (amor al triunfo) atribuida a los vencedores en las carreras; y por otro lado filoponia (amor por el esfuerzo)[5]. Tal indicación sigue resonando en el Evangelio de Juan donde aparece el vocablo Telelestai, («está exhausto» o «alcanzó la meta», Juan 19,30), que en latín, sin mucho acierto, fue traducido como consummatum est («todo está cumplido»). Para Sloterdijk dicha locución muestra la revolución acrobática del Cristianismo, pues lo que la escuela griega de Juan intentaba hacer era interpretar en sentido atlético la muerte del Mesías[6]. La vida de Jesús de Nazaret, cuando la leemos sin tanta carga ideológica, dogmática, institucional, abstrusa, es una historia emocionante, llena de alegría, valentía, amistad, contradicciones, amor compasivo, justicia y deseos profundos de paz. ¿Dónde podemos encontrar un aspecto de esa revolución acrobática del Cristianismo, de la que habla Sloterdijk, sin tener que introducirnos en el tema del «más allá», el cual hemos decidido considerar desde la «docta ignorancia»? En el Discurso de la montaña. En las Bienaventuranzas («Bienaventurados los pobres en el espíritu [οἱ πτωχοἱ τῶ πνεύματι] porque de ellos es el reino de los cielos»…), podemos observar dicho aspecto acrobático, pues ellas manifiestan esa tensión que somos y habitamos: ser paradojas vivientes. Ya por el mismo hecho de ser seres humanos somos bienaventurados, pues tenemos en nosotros la posibilidad de labrar el «Reino de los cielos» en nuestro cuerpo/mente. El Dalai Lama en el libro/seminario Incontro con Gesù[7], considerando dicho pasaje del Evangelio de Mateo (5, 1-10), percibe desde su tradición, que las Bienaventuranzas son un camino interior, y que todo aquel que está dispuesto a tomar un camino espiritual y a aceptar las dificultades y las dudas que de ese derivan alcanzará su meta. Sin embargo, el Dalai Lama sostiene que el objetivo de nuestra existencia es buscar la felicidad, entendida como un estado de sabiduría aquí y ahora, y a pesar de que en la realidad las dificultades y sufrimientos existen, es esencial desarrollar un estado mental en torno a ellos, y una aptitud que nos permita afrontar de modo realista las pruebas de la vida[8]. La esencia de todo camino espiritual es la paz que surge del conocer verdaderamente la naturaleza de todas las cosas, y si contemplamos atentamente podemos ver -en nuestro cuerpo/mente-, que la paz no es ni la felicidad ni la infelicidad, el placer o el dolor, pues ninguna de las dos es la verdad[9]. La verdad pareciese esconderse en la naturaleza cambiante de todos los fenómenos que están sujetos al espacio y al tiempo, incluidos nosotros mismos. El lenguaje de la verdad es la realidad tal cual es, la taleidad de las cosas, es decir su naturaleza cambiante: nuestro cuerpo que nace, envejece y muere; nuestra mente que poco a poco va perdiendo la capacidad de retener ideas y recuerdos; las relaciones humanas que surgen y cesan; los objetos que con el pasar de los años pierden su utilidad y eficacia. Todo fenómeno condicionado por el tiempo y el espacio está sujeto al devenir. La verdad está allí continuamente, segundo a segundo, alrededor nuestro. Irse cultivando en el conocer las cosas tal cual son nos da la clave para aprehender la esencia del camino espiritual: el sabio dejar ir. «Cuando no conocemos la verdad es justo allí donde nos enganchamos»[10]. La verdad aparece cuando podemos ver por nosotros mismos nuestros enganchamientos, nuestras aversiones, y nuestras ilusiones. Pero normalmente, nos identificamos con ellas profundamente, y pensamos que dichos enganchamientos (-al cuerpo, a las emociones, a las personas, a las ideas, a los sentidos-), aversiones e ilusiones somos nosotros mismos. Las confundimos con nosotros mismos. No vemos las cosas tal cual son. Podríamos decir, que el gran problema de la mayoría de la gente es que no logra ver la realidad tal cual es. Vivimos creyendo que el flujo ordinario de consciencia en el que nos movemos, hablamos, oímos, sentimos, «amamos», «odiamos», ansiamos, «creemos», rechazamos, es la realidad. Y sin embargo, digo yo, es allí en ese flujo ordinario de consciencia, condicionado, limitado, débil, anhelante, y vehemente, donde se encuentra la clave de la vida humana. «¿Qué podemos hacer entonces? Probamos continuamente tanta avidez y aversión, tanto rechazo y placer, tanto odio y amor. Y Ajahn Chah, el simpático maestro de los bosques de Tailandia, responde: sólo cuando la mente ve por sí misma puede erradicar el enganchamiento y abandonarlo»[11]. Somos corporeidad sufriente y deseosa, y he allí la aventura de ser ser humano. Aventurarse a vivir desde la sabiduría es disfrutar del dejar ir. Amar, compartir, dar, agradecer, equivocarse, volver a empezar, volver a confiar, reír, creer, es una gran aventura. Convertirse a dicha aventura del dejar ir nos puede ir enseñando qué es eso de ser seres humanos, y qué significa ser conscientes de ser sentientes. ______________________________ [1] Cf. Sloterdijk, Peter, Devi cambiare la tua vita 2010, p. 367. [2] Ibid., p. 391. [3] Ibid., p. 305. [4] Ibid., p. 303-304. [5] Ibid., p. 239. [6] Ibid., p. 249. [7] Dalai Lama, Incontro con Gesù (una lettura buddista del Vangelo), Mondadori, Milano 1997. [8] Cf. Ibid., p. 16-17. [9] Cf. Ajahn Chah, La Via di mezzo dentro di noi, Santacittarama 2015. Traducción del italiano por Leandro Posadas. [10] Ibid. [11] Ibid. - Artículo*: Leandro - Más info en psico@mijasnatural.com / 607725547 MENADEL Psicología Clínica y Transpersonal Tradicional (Pneumatología) en Mijas y Fuengirola, MIJAS NATURAL *No suscribimos necesariamente las opiniones o artículos aquí enlazados
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