MARCHA POR LA «MURALLA CHINA» EN LA SIERRA OSCURA

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 MARCHA POR LA «MURALLA CHINA» EN LA SIERRA OSCURA

«Es la hora de las alturas solares y de la gran soledad».

Julius Evola

«La peregrinación a montañas sagradas simboliza el apartarse gradualmente del universo de la realidad consensuada y la ascensión espiritual. Así, por ejemplo, el místico español San Juan de la Cruz

(1542-1591) llama a su camino hacia Dios la «subida al monte Carmelo». En la segunda parte de su periplo a través de «los tres mundos», Dante, el gran poeta italiano, refiere la ascensión de la Colina del

Purgatorio, en cuya cima sitúa el «Jardín del Edén», el «Paraíso Terrenal» que es precisamente la condición de Adán antes de la Caída».

María Teresa Román López

   Ruta circular por la Sierra Oscura, tal como denominaban los romanos a lo que actualmente es el Parque Natural de Collserola, con cerca de 9000 hectáreas de extensión repartidas entre varias comarcas (Barcelonés, Baix Llobregat, Vallès Occidental), y entre 9 municipios; realmente 10 si contamos la parte de Collserola robada por el Ayuntamiento barcelonés a Hospitalet de Llobregat durante la tiranía republicana en los años 30 del pasado siglo, como ya pasara con la zona de La Marina unos años antes durante la otra tiranía -en este caso la liberal-burguesa y borbónica-, dicho sea de paso en estos tiempos de desmemoria histérica y memocrática: los 9 municipios actuales son Barcelona, Cerdanyola del Vallès, Esplugues de Llobregat, Molins de Rei, Montcada i Reixac, El Papiol, Sant Cugat del Vallès, Sant Feliu de Llobregat y Sant Just Desvern (1).

   Un par de camaradas de la Hermandad Barcino/Rubricatus, el pasado 30 de Mayo efectuamos esta nueva ruta iniciada desde puntos distintos de Hospitalet de Llobregat (barrios de Santa Eulalia y Sanfeliu), pero teniendo como punto de encuentro inicial el cerro que hay a los pies de la montaña de Sant Pere Màrtir -antiguamente conocida también como Puig d’Ossa o Monte de Ursa, de cerca de 400 m de altitud-, un pequeño cerro -el Coll de Finestrelles–  que se erige sobre la Avenida Diagonal conocido en el argot montañero y senderista como «El Arca de Noé», ello por el aspecto del alargado depósito de agua que corona la cima y que parece asemejarse a la mítica arca bíblica varada tras la retirada de las aguas diluviales, acontecimiento sagrado metahistórico y universal que se proyecta desde un pasado mítico y que da a dicho cerro una imago mundi de un «pequeño Ararat»… Frente a la ‘popa del arca’ hay un mirador con buenas vistas sobre la ciudad de Barcelona y del área metropolitana, pudiéndose visualizar perfectamente el Cuartel del Bruc, el mítico Mons Iovis, el Parque Cervantes, Diagonal Mar o las casas blancas del desconocido barrio de La Mercè, de origen falangista: Obra Sindical del Hogar para ser más concreto, iniciado su construcción en 1948 (Año XII de la E.T.).

   Tras el encuentro en el punto arriba indicado y justo a la hora señalada (07:00 horas), iniciamos el fuerte y pedregoso ascenso hasta coronar la cima de Sant Pere Mártir; tras una oración junto a las ruinas de la antigua ermita, descendemos de la montaña sagrada dirección hacia la denominada «Muralla China», pasando primeramente por el oratorio  de Santa María de Collserola, recientemente profanado por la canalla demo-progre; «La Muralla China» es un bello y largo sendero de más de 5 km que atraviesa «cresteando» toda una cadena montañosa manteniendo siempre una altitud más o menos estable, habiendo de todo, zonas de fácil acceso, tramos más difíciles por las irregularidades del terreno -muy pedregoso-, zonas de gran densidad boscosa, etc. Ascendemos a la zona megalítica del Turó de Merlès (417 m), cuyas vistas del Baix Llobregat desde la cima son impresionantes y con asentamientos megalíticos en la zona; el descenso de dicha cima es algo dificultoso por la fuerte inclinación del terreno y lo resbaladizo

del piso a causa de sus tierras sueltas y con mucha grava. Con alguna que otra acrobacia y también más de una caída, tras el descenso nos dirigimos a otro cerro de resonancias míticas, la Penya del Moro (277 m), una pequeña Covadonga durante nuestra Reconquista contra la horda sarracena en el Medievo. Se distinguen dos asentamientos perfectamente diferenciados, uno de origen layetano originariamente del siglo VI A.C., y otro de origen medieval (restos amurallados, restos de una torre fortificada) de los siglos X-XI de nuestra era, siendo conocida originariamente esta cima como Puig Castellar, al menos desde el siglo XIV tal como aparece en documentos de la época. Desde las ruinas del asentamiento íbero-layetano simbólicamente situadas en el centro de la cima, las vistas de la Sierra del Garraf y del Delta del Llobregat son espectaculares.

   Bajamos de la Penya del Moro y tras unos metros de pista forestal, ascendemos primeramente al Turó Rodó (353 m) y seguidamente al Turó de la Coscollera (274 m), retomando nuevamente «La Muralla China» esta vez dirección ya a Barcelona, empalmando a la altura de unas antiguas minas con el Camí de les Aigües: «Mina Juanita», antigua

cantera del siglo XVII (estuvo activa hasta la primera mitad del XX), donde se extraía hierro, plomo, galena, etc., hay varias cavidades que hacen las delicias de los amantes de la espeleología y de la mineralogía: «Los viejos caminos tienen mucha experiencia» [Joan-Enric Farreny].

   Bajando hacia Finestrelles, nos despedimos los camaradas cada uno rumbo a su punto de origen, no sin antes visitar -a modo de recuerdo nostálgico- la zona donde antiguamente hubo -¡quién lo diría hoy!- un antiguo cámping -zona de acampada más bien- llamado precisamente «Barcino», situado entre las localidades de Esplugues y Hospitalet de Llobregat y que estuvo funcionando hasta finales de los años 80 del siglo pasado; hoy en su lugar hay un horrible y gigantesco centro comercial; esos odiosos y malditos tugurios de concentración masificante de plebe asquerosa y consumista-materialista… De aquella zona antaño natural sólo queda como testimonio del pasado una antigua masía abandonada y en pleno proceso de derrumbe, y ello estando teóricamente protegida desde el punto de vista arquitectónico e histórico como patrimonio cultural y artístico de la ciudad; la Plutocracia, con su característico odio y desprecio satánicos hacia lo verde y hacia el sagrado mundo del Agro, así como su amor enfermizo por el ruido, el cemento y el asfalto, es así de repugnante y de potencialmente criminal por anti-histórica y anti-mítica como es en pura esencia: como decía Tolkien, vivimos ya en un mundo apocalíptico donde “lo único que triunfa: las Máquinas… tragedia y desesperación propias de la confianza moderna en la tecnología cuando nos aparta del mundo natural”. En definitiva, una caminata de más de 20 Km pero con mucho desnivel positivo acumulado, visitando varios lugares de gran interés histórico y arqueológico, pero sin poder evitar a nuestra marcha una cierta desazón al observar con horror y con asco profundos un mundo nauseabundo e infernal que, cada vez más, amenaza con arrollarlo y destruirlo todo: «En el mundo moderno —decía René Guénon— todo está al revés. El humanismo, la ciencia, la técnica, la democracia, el desarrollo económico… todos los elementos que forman la base misma de nuestra cultura, y de los que tan orgullosa se siente la mayor parte de nuestros contemporáneos, caen así fulminados bajo una crítica radical y demoledora, para lo que son, más bien, otros tantos hitos en el proceso de solidificación y disolución, de hundimiento —en definitiva— en las sombras del REINO DE LA CANTIDAD«.

FUERZA HORNOR Y TRADICIÓN

Joan Montcau

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