
Requiem… Non Nobis
En este estudio que hemos emprendido, y del cual llevamos ya tres entradas ( ver apartado) , seguimos a San Juan Eudes, quien nos está dando las claves para exponer no solo el simbolismo, sino el profundo significado de las invocaciones a la Santísima Virgen María. Nuestro santo continúa: <<La segunda letra A marca su abogacía sobre los pecadores, asilo para los afligidos, ayuda para aquellos que la invocan>>[1]. De allí la relación con el Auxilio de los Cristianos, el Ancla, el Arca de la Alianza, la Aurora que precede al Sol de Justicia, y la Puerta del Cielo, de la cual hablaremos en esta entrada.

La Virgen María: Ancla y Puerta hacia la Salvación
María, para ser nuestro auxilio – auxilio de los cristianos – es la Virgen fiel, que por su fidelidad a Dios repara las pérdidas que la Eva infiel causó por su infidelidad, y alcanza a quienes confían en Ella la fidelidad hacia Dios y la perseverancia. Por esto, San Luis María Grignion de Montfort nos dice que un santo <<la compara a un ancla firme, que sostiene y evita que naufraguen en el mar tempestuoso de este mundo, en donde tantos perecen por no aferrarse a Ella: «Atamos – dice – las almas a tu esperanza como a un ancla firme>>[2].
<<Los santos que se han salvado estuvieron firmemente adheridos a Ella, y a Ella ataron a otros para que perseveraran en la virtud. ¡Dichosos, pues, una y mil veces, los cristianos que se aferran fiel y enteramente a María como a un ancla firme! Los embates tempestuosos de este mundo no los podrán sumergir ni les harán perder sus tesoros celestiales>>.
Dichosos quienes entran en María como en el Arca de Noé – dice San Luis Maria Grignon de Montfort- Las aguas del diluvio de los pecados que anegan a las personas no les harán daño, porque <<los que obran por mí no pecarán>>[3]– dice la Divina Sabiduría – es decir, los que están en mí para trabajar en su salvación no pecarán.
<<… primer misterio de Jesucristo, el más oculto, el más elevado y menos conocido; que, en este misterio, Jesús en el seno de María – al que por ello denominan los santos la sala de los secretos de Dios – escogió, de acuerdo con Ella, a todos los elegidos; que en este misterio realizó ya todos los demás misterios de su vida, por la aceptación que hizo de ellos: Por eso, al entrar en el mundo, dice Él[4]: «Aquí estoy yo para realizar tu designio…>>[5]
La Virgen Maria el arca de la alianzaVemos aquí la relación entre la fidelidad de María, el ancla, su ayuda como Arca de Noé ante la tempestad, y de allí la sala de los secretos, el Arca de la Alianza. Pero si vemos bien, estos símbolos y su fina relación se basan en la idea de la tempestad en las aguas.
Para los antiguos en general, la tierra está asegurada en medio, con el mar alrededor de ella formando un anillo. Sobre el firmamento está el Ultramar, y la lluvia cae de él a través de perforaciones y sirve como piso de las regiones superiores, fluyendo hacia abajo por el firmamento o por los lados de la montaña, abasteciendo los mares terrestres; las estrellas están adheridas al firmamento o, mejor dicho, flotan sobre este mar.
Nuestra Señora de la Esperanza sujetando el anclaEn relación a esto, hay una historia, cuanto menos divertida, sobre este mar celestial que data de la época de Gervasio de Tilbury. <<Algunas personas que salían de la iglesia se sorprendieron al ver un ancla colgando de una cuerda del cielo, la cual se enganchó en las lápidas. Luego se vio a un hombre descender con el objeto de soltarla, pero al llegar a la tierra murió como si se ahogara en el agua.>>[6]
Simbolismo de la Luna, el Amanecer y Janua Coeli en la Teología Mariana
Volviendo a nuestro tema, también pertenecen a este contexto las epopeyas que comparan a María con el amanecer: ¿Quién es este que se parece al amanecer?, <<Amanecer del misterio de los días>>, <<Amanecer luminoso>>, así como las epíclesis que se refieren a María como la <<Puerta del Sol>>. En el motete <<Ave Regina coelorum>>, se la saluda de la siguiente manera: <<Salve, porta ex qua mundo lux est orta>>, <<Salve, puerta por la que la luz ha salido al mundo>>.
<<Y en un himno para el oficio del 8 de septiembre en rito bizantino, se dice: “Ella es la Puerta oriental preparada para la entrada del Gran Rey”, refiriéndose a la «puerta oriental» del Templo de Jerusalén, siempre cerrada y reservada para las teofanías de Yahvé; pero que también se refiere a la «puerta del sol», el punto por donde sale el sol en Oriente, y más particularmente a la «puerta solsticial» de Cristo, por la que el sol, en lo profundo de la noche de invierno, entra para reanudar su ascenso>>.[7]
Maria Estrella de la MañanaRelacionadas con la misma idea están las letanías que invocan a la Virgen como <<Stella Matutina>>, Estrella de la mañana. Apareciendo al amanecer, esta estrella anuncia la salida del sol. El Acatisto también celebra a María diciendo: <<Ave, estrella que conduce a Cristo, el gran sol, al mundo>>.
Cuando el símbolo de la «puerta» aparece en las letanías en la forma abreviada de <<Porta coeli>> o <<Janua coeli>>, tiene un significado diferente, significando que María es la puerta del Paraíso celestial, como declara San Pedro Damián en este himno para el tiempo de Adviento: <<La Virgen embarazada del Verbo se hace puerta del Paraíso: Ella ha traído a nuestro Dios a la tierra y nos ha abierto las puertas del Cielo.>>
Para comprender esto, es necesario esbozar lo referente al tema de la luna y la imagen lunar de María. Para ser entendida, la expresión <<Janua coeli>> debe ser vista una vez más en el contexto del antiguo sistema del cosmos, tripartito, ordenado según siete esferas planetarias ascendentes.
El primero de ellos es la luna, que separa el mundo inferior (por eso llamado mundo sublunar), sujeto a los ciclos del devenir, de las esferas superiores, incluida la del sol, que participan de la vida permanente y divina del «cielo» en el sentido religioso. En esta perspectiva, la luna se llama <<Janua coeli>>, porque es el punto de paso del mundo inferior al divino. Se recordará sin duda que en la ascensión celestial de la Divina Comedia, Dante situó correctamente el Purgatorio, que abre a los pecadores arrepentidos el camino hacia el sol, la Vía Láctea y el «Círculo Supremo», en la esfera de la luna. <<Ya en el tratado de Plutarco… encontramos a los justos enviados allí para ser purificados y estar en condiciones de ascender a la morada de los dioses.>>[8]
Cosmos tripartito, como lo entendian en la Edad Media y fue expuesto magistralmente por DanteAl hacer de María <<Janua coeli>>, se pretende subrayar el inmenso papel que ella desempeña en el camino de la salvación, no solo porque ha dado a luz a Cristo, autor de la salvación, sino también porque continúa ayudando al hombre en su camino hacia Cristo. En la figura de la Mujer del Apocalipsis, recordada anteriormente, la Virgen -porque es Ella- está situada sobre la luna y vestida del sol; ella da a luz a hombres y les permite pasar del mundo terrenal de la mortalidad al de la eternidad.
Jhon Carrera
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[1] Tomado de (Coomaraswamy, 1999) The Invocation of the Name of Jesus
[2] (Montfort, 2006) Tratado de la Verdadera Devoción a la Virgen Maria
[3] Ben Sira o Eclesiástico 24,30, Vulgata
[4] (Hani, 2007) The Black Virging. A Myriam Mystery
[5] Heb 4,16
[6] (Lecouteux, 2020) Travels to the Otherworld and Other Fantastic Realms: Medieval Journeys into the Beyond
[7] (Hani, 2007)
[8] (Hani, 2007)
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