BARCINO IDENTITARIO: EL CAMINO DEL DESFILADERO

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 BARCINO IDENTITARIO: EL CAMINO DEL DESFILADERO

“La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero”.

Hermann Hesse

“En el mundo no hay más que un camino que sólo tú puedes recorrer: ¿A dónde conduce? No preguntes, síguelo. ¿Quién dijo que “un hombre jamás se eleva tan alto como cuando no sabe a dónde puede llevarle su camino”?

Friedrich Nietzsche

“Todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, que si no mirásemos otra cosa que el camino, pronto llegaríamos…”

Santa Teresa de Jesús

“La muerte sólo es otro camino, uno que todos debemos tomar”.

John Ronald Reuel Tolkien

   Dentro del rico simbolismo de la Naturaleza en general, y particularmente del paisaje, caminar, marchar sobre un desfiladero, sobre un cañón o garganta, simbólicamente sería como adentrarse en las “regiones inferiores” de la tierra, adentrarse al elemento materno o maternal (aunque en algunas ocasiones, también en lo oscuro e ínfero; ya hemos hablado en otras ocasiones sobre la ambivalencia de los símbolos tradicionales…). No hay que olvidar que en el mundo arcaico las ceremonias de iniciación y uno de los lugares predilectos para efectuar los ritos de paso  -de “segundo nacimiento” por ejemplo-, se efectuaban en el interior de cavernas, cuevas o grutas, lugar mítico también del nacimiento de Dioses o de Héroes salvíficos (Cristo, Mitra, Zeus, Apolo, Hermes, Horus, Dionisio): “Los espacios sagrados, tanto edificios (como templos e iglesias) como ciertos sitios naturales (como arboledas y cuevas) son lugares donde a menudo se siente que la divinidad está presente. Las personas que entran en ellos pueden tener la impresión de que entran en contacto más cercano con una presencia divina” (Emilie van Opstall); otro tanto ocurre cuando nos introducimos en estas aperturas o grietas en el seno de la Madre Tierra. Para las sociedades arcaicas, tradicionales y pre-modernas, cuanto más natural era un espacio, más se experimentaba el contacto con lo sagrado cuando uno se adentraba en él, tanto espiritual, como psíquica y físicamente, produciéndose una especie de hierogamia (1). Pero tampoco hay que olvidar que, pese a los presuntos peligros o adversidades que uno pueda encontrar caminando entre montañas y grandes masas de tierra y roca con el peligro de serliteralmente “devorado” por ellas, también por su cauce discurre siempre un elemento tan sagrado como es el agua, el líquido elemento fundamental y esencial para el Nacimiento, para la Regeneración, para la Purificación; como también para el surgimiento de un Orden Nuevo tras la destrucción del mundo malvado, putrefacto, sucio e injusto anterior, tal como ocurrió con el mito del Arca de Noé y el Diluvio Universal…Como decía Julius Évola, “en el origen de toda civilización verdadera había un hecho “divino” (el mito de los fundadores divinos ha sido común a todas las grandes civilizaciones): por ello ningún factor humano o natural podrá verdaderamente explicarlo. La alteración y el declive de las civilizaciones se deben a un hecho del mismo orden, pero de sentido opuesto degenerante. Cuando una raza ha perdido el contacto con lo único que posee y puede darle estabilidad, con el mundo del “Ser”; cuando también ha decaído en lo que constituye el elemento más sutil, pero al mismo tiempo más esencial, a saber la raza interior, la raza del espíritu, respecto a la cual la raza del cuerpo y del alma no son más que manifestaciones y medios de expresión, entonces los organismos colectivos de los que se ha formado, cualquiera que sea su grandeza y su poder, descienden fatalmente en el mundo de la contingencia: están a merced de lo irracional, de lo variable, de lo “histórico”, de lo que es condicionado por lo bajo y por lo exterior”. Un nuevo Diluvio Universal, sin lugar a dudas, pondrá fin a esta Edad Crepuscular, a este Ciclo Humano terminal y a esta pseudo-civilización diabólica, y ello mediante otro Bautismo, ya sea de agua o de fuego (o de ambos…); nuevas arcas, nuevos “salvados de las aguas” serán, pues, necesarios para salvar lo poco salvable que pudiera quedar en “el final de los tiempos”, en el nadir del Kali-Yuga o Edad Oscura…

   El pasado 26 de agosto (2024), bajo un sol abrasador, camaradas de la Hermandad Barcino-Rubritatus emprendimos una nueva caminata teniendo como objetivo un gran desfiladero cuyo trayecto recorre varios municipios hasta su desembocadura en el río sagrado Rubicatum Flumen (Río Llobregat). Iniciamos la caminata desde la estación de ferrocarril de Abrera, dirigiéndonos hacia el pueblo de Sant Hilari d’Abrera donde seguimos el sendero que inicialmente va en paralelo al río; estamos en pleno Parque Rural de Montserrat (2), las vistas son impresionantes: el paso del río Llobregat, bosques, montañas, meandros, ello hasta llegar al gran desfiladero conocido como el Torrent Gran; un gran cañón punto de confluencia de varias rieras (3) que acaban todas ellas afluyendo a la Riera de Margarola, desembocando definitivamente ésta última en el río Llobregat. Esta ruta es precisamente en verano la época más aconsejable para hacerla, bien en su totalidad, o bien parcialmente, ya que, pese al calor y al bochorno imperantes en esta época del año, es cuando las rieras están más secas y hay menos riesgos de fuertes crecidas; aun así, hay varios tramos a lo largo de la ruta encharcados y con barrizales. Caminamos por el cauce de la riera de Margarola aguas arriba, donde encontramos algunos ejemplares de ambiente de riera como los albares, el sauce blanco, los juncos, así como pinos, olmos y robles. Pasamos por debajo de dos puentes a la altura de Margarola, el Puente Viejo, de piedra y construido hacia la segunda mitad del siglo XIX, y el Puente Nuevo, construido a finales del XX y con el iniciar del presente siglo XXI; como dato curioso resaltaremos que, en las lluvias torrenciales que tuvieron lugar hacia el año 2000, precisamente el que se vino abajo como un castillo de naipes fue el Puente Nuevo, ocasionando la muerte de varias personas, y ello mientras el Puente Viejo se mantuvo incólume y firme como una montaña; sin duda, estas son algunas de las “ventajas” de la basura constructiva que nos proporciona la odiosa, artificiosa, grotesca y tiránica postmodernidad demoplutocrática y tecnocrática, toda ella puro y caricaturesco artificio satánico; y ello sin necesidad de tener que caer en juicios de tipo artístico, cultural y cosmovisional que aún nos llevarían más lejos… En ambos márgenes del desfiladero hay zonas de cultivo, ya que nos encontramos quizás en las zonas más húmedas y fértiles de los alrededores, y justo en el borde de la riera, al oeste del Puente de Margarola, nos damos de bruces con los restos, las ruinas de una antigua ermita del siglo XVI  -aunque los documentos que hay sobre el origen de esta construcción sagrada son más bien escasos-: la ermita de Sant Ermengol. De la ermita sólo quedan en pie algunos muros y contrafuertes, y se sabe que al menos hasta finales del siglo XVII la ermita estuvo regentada por un ermitaño en la que vivía permanentemente en soledad y retiro absolutos. Aunque lo desconocemos, muy posiblemente la destrucción de dicha ermita fuera debido a las grandes crecidas en épocas lluviosas y a las fuertes tramontanas procedentes del norte de Cataluña en los meses de otoño, pero especialmente de invierno.Las ruinas, en definitiva, tienen ese poder subyugante y de atracción porque en el fondo son símbolos de la fugacidad, de lo transitorio; como las Edades o Yugas, son testimonios del vigor creativo, pero que al final, fatalmente, tarde o temprano, acaban cayendo también en la misma cadena del ocaso, de la degradación y de la mortalidad. Las ruinas, testimonios de un pasado más o menos reciente, más o menos lejano, pero donde la belleza, el amor, la nostalgia y la muerte se hermanan en una perfecta síntesis totalizadora…

   Continuamos la marcha por zonas cada vez más inundadas en dirección a la Beguda Alta/Masquefa y teniendo constantemente que ir sorteando el agua, hasta que nos damos de bruces con un gran meandro y una enorme e impresionante cavidad natural en la pared del margen derecho del desfiladero, producida por las corrientes de agua con el constante golpeteo de estas en las épocas de fuertes crecidas (antiguamente los pastores la utilizaban como cobijo para el ganado); dicha cueva es conocida como la Cueva de San Ermengol, un lugar de impresionante belleza y rodeado de cierto misterio y encanto, se percibe la sacralidad del lugar… En el interior de dicha cueva natural hicimos un pequeño alto en el camino para tomar un ligero refrigerio y reponer fuerzas, ya que el calor era considerable, lo que hacía que la marcha fuera mucho más agotadora. Seguimos avanzando hasta encontrar a la altura del Torrente de Masquefa, concretamente en el margen izquierdo del cañón, un sendero ascendente y muy pronunciado que nos conduce  -después de una fuerte caminata ascendente-, a campos abiertos en dirección al Parque de Sant Ermengol; espectaculares panorámicas de Montserrat, Esparraguera, Olesa y Abrera, extensos campos de cultivo, vid principalmente; marchamos sobre el simbólico sendero denominado Camí dels Sacraments que nos conduce al Parque de Sant Ermengol, en este bello y frondoso parque encontraremos algunos asentamientos del Neolítico, así como algún asentamiento íbero-layetano -un campo de silos en concreto- cerca del puente que pasa por debajo de la carretera y que conecta también con el Camí de Sant Jaume. Cabe señalar, que, en toda la ruta de un total de unos 20 km de trayecto aproximadamente, tan sólo nos hemos cruzado con un par de personas; y es que si algo tiene de positivo esta ruta es por lo poco conocida que es y por lo poco transitada… 

   Finalizamos la ruta frente la hermosa ermita medieval de Sant Pere, construcción sagrada de estilo románico del siglo XI y que también sufrió destrozos por parte de la chusma roja durante nuestra Cruzada de Liberación Nacional (para variar…) El ulterior Estado del 18 de Julio, triunfante de todos sus enemigos (físicos y metafísicos), procedió tras la Victoria de 1939 a su reconstrucción y embellecimiento, siendo reinaugurada en el año 1960, habiendo añadido, además, un tercer piso a la torre del campanario; hoy está catalogada como Bien Cultural de Interés Local. Finalizamos la ruta en el mismo sitio donde la empezamos, en la bella estación modernista de ferrocarril de Abrera, ya rumbo a la putrefacta y apocalíptica Barcelona, hoy toda una adelantada en el proceso generalizado de subversión demoníaca y de disolución mundial…

FUERZA HONOR Y TRADICIÓN

Joan Montcau

NOTAS:

1). “Desde el Neolítico en adelante, (las cuevas) fueron utilizadas por los humanos como refugios, moradas y tumbas. Desde el bronce tardío y la temprana edad del hierro en adelante, algunos de los cuales se ubicaron en lugares remotos y escasamente visibles se convirtieron en santuarios. Su oscuridad, humedad e inaccesibilidad probablemente crearon la atmósfera apropiadamente misteriosa para un encuentro con lo divino. Las formaciones estalagmíticas recordaban a los devotos las figuras divinas, y el agua que goteaba proporcionó efectos acústicos La cantidad de luz dependía de la luz natural que penetraba por la entrada y de la luz artificial de lámparas o antorchas introducidas por los visitantes. Si bien los santuarios hechos por el hombre se caracterizaron por un espacio delimitado o témenos (en la antigua Grecia, un terreno delimitado y consagrado a un dios), un altar, y una estatua de culto, las cuevas sagradas eran ‘naturalmente sagradas’: “Aparentemente, el aura natural de santidad era suficiente, por lo que no era necesaria una exhibición consciente. Para decirlo de otra manera: cuanto más natural era el espacio, más se experimentaba como sagrado”. Las cuevas sagradas, por lo tanto, generalmente solo pueden ser identificadas por los arqueólogos a través de la presencia de ofrendas votivas (como estatuillas y relieves) e inscripciones para divinidades. Los poetas épicos, como veremos, tendían a adornar tales ‘cuevas naturalmente sagradas’ con su imaginación literaria, enriqueciéndolas con la descripción de diversos objetos simbólicos (como cuencos y telares) y rasgos arquitectónicos (como puertas y techos)” (Emilie van Opstall, “Cueva y Cosmos”). Al hilo de lo comentado, y en el caso de nuestro Señor Jesucristo, recordamos de paso un pequeño y maravilloso extracto que aparece en el Evangelio Apócrifo de la Natividad 4.1: “Y la cueva en ese momento parece un templo de un mundo superior, porque voces celestiales y terrestres glorificaron y magnificaron el nacimiento del Señor, Cristo”.

2).Creado dicho parque natural en 2019, engloba varios municipios pertenecientes a cuatro comarcas, es decir, entre el Vallés, el Baix Llobregat, el Bages y Anoia: Ullastrell, Rellinars, Vacarisses, Viladecavalls, Olesa de Montserrat, Esparraguera, Abrera, Collbató, Sant Vicenç de Castellet, Marganell, Castellolí, Piera, El Bruc.

3). Rieras de Pierola, Masquefa, Torrent de la Salt, Torrent de la Fàbrega, Margarola, etc…

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